Uso, abuso y dependencia de sustancias psicoactivas

Publicado en Psicología y Psiquiatría

Uso, abuso y dependencia de sustancias psicoactivas

Existen 3 tipos de comportamientos ligados al consumo de sustancias psicoactivas:
1. Uso
2. Uso nocivo o abuso
3. Dependencia

Uso: Es el consumo de sustancias psicoactivas que no acarrea ni complicaciones somáticas, ni daño (complicación nociva para los otros).

No está considerado como una problemática patológica, si bien ello pueda acarrear riesgos (en la atención…)

Uso nocivo o abuso: El uso nocivo o abuso es caracterizado por un consumo repetido que induce a daños en las esferas somáticas, afectivas, psicológicas o sociales, sea para el sujeto mismo, sea para su entorno próximo o distante, los otros o la sociedad.

Se habla de uso nocivo cuando el producto es consumido en situaciones tales que pueden devenir peligrosas (ej: conducción automovilística).

La violencia podrá ser cometida bajo el efecto de sustancias (infracción repetida…)

Impacta sobre las relaciones sociales, familiares, dificultad a nivel de la vida socio-profesional.

Pone en peligro la salud y el equilibrio de otro (ej: mujer embarazada).

Incapacidad para no sobrepasarse en el uso del producto durante varios días.

El “abuso de sustancias” figura en el DSM IV en los “Trastornos relacionados con sustancias”, lo que implica un patrón desadaptativo de consumo que tiene efectos adversos y repetitivos. Se valoran los efectos nocivos y perjudiciales, pero se descartan la tolerancia, la abstinencia y el patrón de uso compulsivo – esta categoría excluye a las consecuencias del tabaco y la cafeína-

Dependencia: La dependencia puede definirse como la incapacidad de abstenerse a consumir bajo pena de sufrimiento físico y/o psíquico.

Definición de la OMS (1981): “Es el síndrome por el cual el consumo de un producto deviene como una exigencia superior a aquéllas de otros comportamientos que previamente tuvieron una importancia mayor”. La persona oculta todas las circunstancias vitales que giran alrededor del producto adictivo.

Manifestación de dependencia

Existencia de una tolerancia:

La tolerancia consiste en la necesidad de aumentar las dosis de una sustancia para obtener el efecto deseado.
Ésta designa también una disminución de los efectos en caso de utilización continua de la misma cantidad de producto: no hay más placer, pero la persona continúa con el consumo.

Existencia de abstinencia:
Se produce cuando las concentraciones séricas o tisulares de una sustancia disminuyen luego de un consumo prolongado importante, en consecuencia, se da una vuelta al consumo para aliviar y evitar los síntomas de la abstinencia (calambre de estómago, angustia)

Utilización compulsiva de un producto:

Se traduce por un aumento de la cantidad de sustancia consumida, las dificultades de controlar el uso de la sustancia (tentativas de interrupción), el tiempo pasado alrededor de la recuperación de sus efectos, del abandono o la disminución de las actividades socio-profesionales (la vida cotidiana gira alrededor del consumo del producto, no hay mas vida familiar), la imposibilidad de detener el consumo del producto a pesar del conocimiento de problemas somáticos o psicológicos que causa.

La dependencia física o síndrome de abstinencia:

Traduce un estado de adaptación biológica a los tóxicos que se manifiesta por la aparición de trastornos somáticos intensos, dolorosos, cuando el consumidor se encuentra en estado de carencia o falta: temblores, taquicardia, hipertensión, insomnio, sudores, crisis convulsivas, calambres.

Está presente en la toxicomanía a los opiáceos, el tabaco, el alcohol, los medicamentos psicoactivos.

Esos síntomas pueden acompañarse de trastornos del comportamiento (agitación, irascibilidad, ansiedad…)

La dependencia psíquica:

Se manifiesta a través del placer que ha procurado la droga y provoca un estado de malestar psíquico y una necesidad irreprimible de reproducir ese placer.

La dependencia psíquica está ligada al recuerdo del placer: según la OMS (1964): “Estado en el cual una droga produce un sentimiento de satisfacción y una pulsión psíquica que exige la administración periódica o continua de droga para provocar el placer o evitar el malestar”.

Desde la concepción psicoanalítica:

Vemos pues cómo en la dependencia psíquica el carácter repetitivo y adverso del consumo es necesario vincularlo con la compulsión a la repetición, es decir, con la insistencia de la pulsión de muerte.

Compulsión de repetición de la pulsión mortífera, lo cual implica toda una distorsión en la experiencia de satisfacción, que no llega jamás a serlo, ya que se reitera de manera circular, provocando en cada reiteración una ilusoria sensación de bienestar.

Desde la teoría psicoanalítica, el origen o fuente de toda pulsión está en relación con la zona erógena de la que parte; el destino de toda pulsión es la descarga, la finalidad de la pulsión es la satisfacción que produce dicha descarga, y el objeto hacia el cual se dirige la pulsión para lograr su satisfacción, se denomina “investimiento o investidura objetal”. Freud ha descrito la presencia de dos pulsiones básicas: pulsión de vida o Eros, que tiende a la unión, a la vida, en definitiva a un saludable placer; y otra pulsión que es contraria a la vida y que está ligada a la destrucción, a la muerte, al daño, que denominó como Tánatos o pulsión de muerte, y que se rige no por el principio de placer, sino por el mecanismo de compulsión de repetición.

El “objeto de satisfacción”, “el objeto investido” ya no es un “otro significativo”, sino que ha sido reemplazado por la sustancia adictiva, así la relación objetal por medio de la investidura del objeto que implicaba originalmente el vínculo afectivo con un otro, queda reemplazado por la droga a través de un comportamiento compulsivo – adictivo – de la pulsión de muerte.

Pulsión de muerte o Tánatos que se dirige tanto hacia dentro del sujeto con el consiguiente componente suicida, o bien, hacia fuera del sujeto con el consiguiente aspecto agresivo/destructivo pudiendo llegar a verdaderas conductas criminales.

De esta manera, en los estados de carencia de sustancia adictiva, se producirá el estallido comportamental, tanto auto como hetero-agresivo/destructivo de implicancias médico-legales típicas de los síndromes de abstinencia, como también podrán producirse en estados de impregnación cerebral.

El comportamiento adictivo, es secundario y co-mórbido a una personalidad de base que presenta un “estado de desvalimiento anímico o de necesidad” que es previo a la ingesta de sustancia, dicha vulnerabilidad asienta en los cimientos narcisísticos, por lo que ingesta viene a compensar dicha carencia ilusoriamente.

Las verdaderas relaciones vinculares que el adicto ha ido dejando en el camino, fueron sustituídas por la investidura del objeto adictivo –sustancia psicoactiva-, creando unas relaciones objetales del tipo “como sí”, lo que le otorga características de “falseamiento vincular”, ya que las investiduras objetales de “otros significativos” carecen de interés en la vida del adicto. Las correspondencias que se establecen entre el Yo y los “vínculos como sí”, promueven la entrada en un mundo afectivo de soledad objetal, que retorna a una organización narcisista y autoerótica, haciendo un recorrido inverso de desinvestidura objetal de tipo regrediente, así, la libido regresiona en sus dos tópicas:

1. Sistema Ics, Pcs-Cs
2. Ello-Yo-Superyo

El sentido contraevolutivo de la regresión seguirá la orientación hacia puntos de fijación previos, más arcaicos, como también se encontrará la regresión a nivel del funcionamiento psíquico, que irá del proceso secundario hacia el proceso primario.

La conducta adictiva, como pasaje al acto impulsivo-compulsivo:

La gestión psicodinámica de lo pulsional, de acuerdo a las consideraciones previas, no tienen la amortiguación de la secundarización –proceso secundario del pensamiento-, por lo tanto la pulsión no puede ligarse satisfactoriamente a otras representaciones psíquicas –ideas-, ni tampoco a afectos modulados, el funcionamiento en proceso primario dará origen a fallas en el campo perceptual –ilusiones, alucinaciones- como también en los procesos intelectuales debido a:

1. La necesidad de descarga y de satisfacción pulsional es inmediata
2. El pasaje de una representación a otra se llevan a cabo según los mecanismos de 3. desplazamiento y/o condensación
4. La alucinación del objeto-fuente de satisfacción primitiva
5. La ausencia de coherencia, de relaciones lógicas
6. El desconocimiento de las relaciones temporales
7. El desconocimiento del principio de realidad
8. La compulsión de repetición que obedece al principio de identidad de percepción

Consideraciones finales:

Esta última consideración respecto a la compulsión de repetición –aspecto compulsivo-, unida a la urgencia de descarga y satisfacción la pulsión –aspecto impulsivo-, serán las características centrales de los comportamientos adictivos.

De esta manera quedan explicados los aspectos compulsivo-impulsivo que son propios a los comportamientos adictivos tal como se observan en graves dependencias psíquicas a drogas y/o sustancias psicoactivas.


Fuente: http://investigacionenpsicologiaforense.blogspot.com/

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