La perfilación criminal
La perfilación criminal
"Si quieres comprender al artista, contempla su obra"
La perfilación criminal
Por Pili Abeijon
"Si quieres comprender al artista, contempla su obra"
En el año 1956, un terrorista apodado "Mad Bomber" (el Dinamitero Loco) mantenía aterrorizada la ciudad de Nueva York tras haber colocado un total de treinta y dos paquetes con explosivos. Habían pasado ocho años desde la primera explosión y las fuerzas de seguridad no tenían claros indicios sobre el autor de los atentados, hasta que un psiquiatra de barrio llamado James A. Brussel les puso sobre la pista.
El experto, tras revisar minuciosamente las fotos de los lugares afectados y las cartas que el terrorista enviaba a los periódicos observó unas pautas de conducta determinadas que le permitieron concluir, entre otras cosas, que el criminal era un inmigrante de la Europa Oriental, de unos cuarenta años, que posiblemente vivía con su madre en una ciudad de Connecticut. El psiquiatra aclaró que el hombre era muy pulcro, y dedujo, por la escritura de los anónimos manuscritos, que debía tratarse de un paranoico que adoraba de manera obsesiva a su madre y que odiaba a su padre. Al final de la descripción, Brussel recomendaba: "Busquen a un hombre de complexión mediana y edad madura, nacido en el extranjero. Es católico y soltero, y vive con su madre."
Ciertas alusiones de las cartas hacían suponer que el dinamitero podía ser un empleado o ex empleado descontento de la compañía que suministraba energía eléctrica a la ciudad. Al comparar la descripción preparada por Brussel con los archivos de personal de la empresa, la policía dio con el nombre de George Metesky, quien había trabajado allí antes de los atentados y luego se había ido a Waterbury, Connecticut.
Cuando fueron a hacer la detención, los agentes se encontraron ante un individuo de edad madura, nacido en el extranjero, católico y soltero. La única discrepancia con respecto a la descripción era que vivía con dos hermanas solteras.
El doctor Brussel explicó, que el trabajo normal de un psiquiatra consiste en examinar a un individuo y, partiendo del examen, inferir cómo se comportará en determinadas situaciones. Para poder llegar a sus sorprendentes conclusiones simplemente siguió el proceso inverso: deducir la personalidad del individuo partiendo de sus actos.
Se puede decir que estos fueron los inicios de lo que hoy se conoce como perfilación criminal, un arte que más adelante permitiría establecer los retratos psicológicos de distintos tipos de criminales: asesinos, secuestradores, terroristas, violadores, pedófilos y pirómanos, a partir de detalles aparentemente triviales.
En realidad, no fue hasta principios de los años 80 cuando esta técnica empezó a ser utilizada en los Estados Unidos como una eficaz ayuda en la investigación criminal. Por aquel entonces no se hacía una clara distinción entre los distintos tipos de criminales, y mucho menos desde un punto de vista psicológico. La mayoría de los cuerpos de seguridad dejaban ese papel a otros profesionales como sociólogos o trabajadores sociales, sirviéndose como disculpa que la única misión de la policía era únicamente detener al delincuente y no estudiar su personalidad. Un pequeño grupo de agentes del FBI que más tarde fundarían la famosa Unidad de Ciencias del Comportamiento (hoy llamada Unidad de Apoyo a la Investigación), les demostrarían con hechos lo equivocados que estaban.
La curiosidad de estos agentes les llevó a la Asociación Psiquiátrica Americana y a la Academia Americana de Ciencias Forenses, entre otras, considerando que expertos ajenos al mundo de la policía podían enseñarles cosas que no sabían.
Al mismo tiempo se pusieron en contacto con departamentos de policía locales y les pidieron copias de sus casos archivados sobre los criminales violentos con el fin de estudiar casos individuales y establecer alguna similitud entre ellos. Así, analizando detenidamente ese material, comenzaron a ver las posibilidades de realizar una investigación en profundidad que condujera a una mayor comprensión de los criminales violentos.
Al final, llegaron a un punto en el que desearon charlar con las personas que sabían más que nadie sobre este tipo de crímenes y que mejor les podían enseñar, los propios criminales. Querían saber más sobre la persona del asesino, sobre qué factores de su entorno, de su infancia y de sus antecedentes les hacían desear cometer tales crímenes. Consiguiendo suficiente información de bastantes entrevistados podrían confeccionar más adelante listas útiles y comprobar si ciertos tópicos eran o no reales, por ejemplo, si el asesino realmente volvía a la escena del crimen.
Así, en las entrevistas descubrieron cosas tan sorprendentes como que Charles Manson, el inductor de los crímenes de Sharon Tate y de una serie de personas más, había suscitado en sus adeptos de La Familia las ganas de cometer la masacre para ganar popularidad cuando comenzó a perder el control sobre ellos, y no porque se creyese la versión particular del Apocalipsis que predicaba, como se pensó durante mucho tiempo. O como que David Berkowitz, el asesino de media docena de personas en Nueva York que había engañado a varios psiquiatras alegando que había asesinado por órdenes de un perro poseído por un demonio, mentía simplemente para hacer creer a las autoridades que estaba loco, pero la verdadera razón de que matase a mujeres era su resentimiento hacia su madre y la incapacidad de establecer relaciones satisfactorias con ellas. Mientras acechaba a las víctimas y disparaba sobre ellas se excitaba, y después de los disparos, se masturbaba.
Finalmente, estos pioneros en psicología criminal lograron que se crease el VICAP (Violent Criminal Apprehension Program), una gigantesca base de datos que agrupa la mayoría de los homicidios violentos cometidos en los Estados Unidos (unos 23000 crímenes cada año, de los cuales 700 sin móvil aparente) y que permite establecer similitudes entre diferentes crímenes para buscar un agresor común. Por ejemplo, si un policía de una localidad introduce en la base de datos un homicidio que acaba de ser cometido y describe que la víctima ha sufrido agresión sexual y mutilación de algún miembro, automáticamente verá en pantalla todos los crímenes cometidos bajo esas circunstancias. Con esto el agente podrá determinar si se trata de un caso aislado o si es obra de un mismo asesino.
La perfilación criminal no es algo general, sino un proceso que trata de reconstruir un comportamiento individual. Tampoco pretende poder dar el nombre y la identidad de un delincuente, sino que es una ayuda en la orientación de la investigación, en el interrogatorio de sospechosos, en el juicio para comprender la motivación del asesino y para la prevención de otros crímenes tras un primero, tanto en secuestros, como en homicidios, en terrorismo, en violaciones, etc.
Un perfilador no puede más que describir el tipo de individuo susceptible de haber cometido el asesinato en cuestión y el comportamiento que podría haber tenido antes y después del crimen. Con esto, lo que se espera es reducir la lista de sospechosos de los investigadores y acelerar su detención.
En sus inicios en Estados Unidos se ha promovido mayoritariamente el método inductivo para establecer el perfil psicológico. Esto consiste en una generalización a un criminal determinado a partir de las características comportamentales compartidas por otros criminales que han sido estudiados en el pasado. Sin embargo, la nueva generación de perfiladores, en su mayoría europeos, utilizan el método deductivo, que se apoya en la interpretación de pruebas legales, incluyendo las fotografías de la escena del crimen, los resultados de la autopsia, un estudio profundizado sobre la posible relación entre la víctima y el agresor, con el fin de reconstruir lo más exactamente posible los patrones de la escena del crimen a partir de los patrones del comportamiento del agresor, sus características emocionales y motivacionales.
El perfilador europeo rara vez acude a la escena del crimen, sino que trabaja a partir de un dossier que recibe con las primeras constataciones por parte de la policía de la escena del crimen, las disposiciones de los testigos, los interrogatorios del vecindario, las fotos y los planos de la escena del crimen, el dossier médico legal y las fotos de la autopsia, el análisis balístico…
¿De qué se compone un perfil criminal?
1. Evaluación de la escena del crimen
Una vez que tenemos el dossier con los datos del caso, y tras una ligera evaluación de los hechos, empezamos estudiando en primer lugar la escena del crimen. Recordemos que cada dato, por elemental que nos parezca, nos puede proporcionar un indicio sobre la persona que estamos buscando.
La puesta en escena de un crimen es muy importante, consiste en la modificación voluntaria del lugar de los hechos para dejar falsas pistas a la policía o dejar los menos indicios posibles. Nos permite de determinar si el asesino es organizado o desorganizado. (No sirve de mucho decirle a un agente que anda detrás de una personalidad psicótica si el policía no tiene preparación en psicología. Necesitamos hablar en términos que se puedan entender. En vez de decir que una escena de un crimen presenta señales de una personalidad psicopática, decimos que aquel crimen en particular era organizado y desorganizado.)
La distinción entre organizado y desorganizado es una forma fundamental de separar dos tipos completamente diferentes de personalidades.
La característica fundamental del asesino organizado es su capacidad de planear el delito. Sus crímenes derivan de unas fantasías premeditadas, y normalmente escoge a sus víctimas, lleva consigo el arma del crimen y procura no dejar pistas una vez que comete el homicidio.
De este tipo de personas podemos deducir en términos generales que no suelen tener antecedentes psiquiátricos pero sí antecedentes penales, que pueden mantener una vida social perfectamente normal, que suelen tomar alcohol o estupefacientes y que actúan solos o en raras ocasiones acompañados de un cómplice.
Lo que caracteriza al asesino desorganizado es todo lo contrario que en el caso anterior. Éste no escoge a las víctimas de manera lógica, suele atacar a las llamadas "víctimas de oportunidad", es decir, la primera persona a la que considere una presa fácil. Como arma del crimen utilizan lo primero que tienen a mano, un cuchillo de cocina, una piedra, una cuerda..., no tienen mucho cuidado para ocultar los restos de sangre, semen o el mismo cadáver.
Es más fácil determinar el móvil cuando se trata de un asesino organizado porque premedita, planifica y es capaz de llevar a cabo un plan de acción lógico. Por otro lado, el asesino desorganizado comete sus crímenes por motivos derivados, frecuentemente, por una enfermedad mental y los procesos cognitivos que la acompañan, (visiones, alucinaciones auditivas…). Además, sabemos que son personas introvertidas y antisociales, al límite de la marginación, solitarios, raramente tienen un empleo estable, viven solos o con los padres y que su comportamiento generalmente es agresivo.
2. Estudio victimológico
El papel de la víctima es fundamental si queremos comprender la motivación del asesino y su manera de operar. Empezamos calculando el riesgo que corría la víctima, usando factores tales como la edad, profesión y estilo de vida, para establecer si era una persona de riesgo alto, moderado o bajo, ya que el riesgo para la víctima está relacionado directamente con el riesgo para el agresor, por ejemplo, secuestrar a una víctima en la calle al mediodía supone un alto riesgo, y eso indica que el agresor puede estar obrando bajo ciertos tipos de estresantes personales o que necesita excitarse para poder cometer el crimen.
Para llegar a conocer la relación entre víctima y agresor debemos conocer un poco más acerca de la personalidad de la persona asesinada, entrevistando a los familiares, por ejemplo. Siempre hay que preguntarse el porqué una víctima a sido elegida y no otra, ¿Por su aspecto físico? ¿Por su entorno social? ¿Sus costumbres? ¿Porqué ha levantado una fantasía en el agresor?
Una vez que conocemos un poco más a la víctima, podemos deducir cual pudo haber sido su reacción con el agresor, y llegar a otro tipo de conclusiones respecto a éste: ¿Porqué una víctima que es de naturaleza pasiva ha podido recibir tantos golpes en la cara? ¿Porqué tiene síntomas de tortura cuando sabemos que por su personalidad tuvo que haber cedido a todo lo que le pedía el agresor? Tal vez esto indique que el agresor disfruta torturando a las víctimas, lo importante para él es castigarlas y no violarlas.
Eso es lo que se llama la firma del asesino. Saber como la víctima pudo reaccionar nos dice mucho sobre el agresor. El modus operandi es lo que hace el criminal para cometer el crimen, la firma es la razón psicológica por la que lo ha hecho. La firma implica signos identificativos significantes en la personalidad del agresor, por ejemplo, el uso de cierto tipo de cuerdas, el tipo de heridas que inflige, los signos rituales, mutilaciones y torturas, y son hechos estáticos, no varían de un crimen a otro, mientras que el modus operandi es dinámico. Este último evoluciona a medida que el criminal progresa en su carrera y que va acumulando experiencia. Si puede encontrar un medio mejor para transportar los cadáveres, por ejemplo, lo utilizará. Lo que nunca cambiará, es la firma, es decir, el motivo psicológico por el cual comete el crimen. En los crímenes, el análisis de la firma es esencial, porque nos permitirá unir varios crímenes entre ellos.
3. Evaluación de los distintos informes
Esta etapa consiste en el análisis de los informes preliminares de la policía, de lo que han constatado los agentes en su prospección en el lugar del crimen, en las interrogaciones a testigos y sospechosos o en los análisis de pruebas y balística, así como los informes realizados en la autopsia.
Una vez establecido el perfil se puede describir al agresor por su comportamiento y determinar qué deseo quiso satisfacer con sus actos para predecir sus acciones posteriores. Luego se comunica a los investigadores, con consejos o sugerencias para su uso en el terreno en función del tipo de caso o en el interrogatorio de sospechosos, por ejemplo, las técnicas proactivas.
El problema de la perfilación es que el material base proviene del estudio del comportamiento humano, y eso no es una ciencia exacta. Si un perfil está equivocado puede dirigir la investigación en otra dirección, por eso hay que estar completamente seguro de lo que se dice en él. Siempre puede y debe ser afinado en función de los nuevos elementos de la investigación, y eso conducirá sin duda, a la identificación del criminal.
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Introducción a la Técnica de Perfilación Criminal o Criminal Profiling
El perfil criminológico hunde sus raíces en la criminología, en la psiquiatría, psicología (psicología forense) y en las ciencias forenses. En todas sus diferentes formas, siempre ha tenido el objetivo de inferir características delictivas para la investigación criminal o para determinar ciertos hechos en la sala de justicia. Lo que ha variado ha sido el fundamento, los hechos considerados para realizar tales inferencias.
Ciencias del comportamiento y psicología forense aplicada.
Los profesionales que se han encargado de practicar el perfil criminal han incluido históricamente un espectro numeroso de investigadores, científicos del comportamiento, de las ciencias sociales y expertos forenses. Su contribución se ha dirigido a reducir el número de los posibles sospechosos, ayudar a vincular diferentes casos criminales, y a desarrollar nuevas líneas de investigación en casos no resueltos o que están “atascados” o “congelados”. (cold case)
El término offender profiling (“perfil del delincuente”) fue creado por los agentes del FBI en el centro de entrenamiento de Quántico (Virginia Oeste) en los años 70, para describir la técnica de describir el comportamiento y características probables del autor desconocido de un asesinato.
El primer caso que se conoce es el de Susan Jaeger, una niña que desapareció en 1973 en el estado de Montana, y a la que la policía llevaba más de medio año buscando infructuosamente. Había sido secuestrada mientras dormía en su tienda de campaña, haciendo camping con sus padres. Siete meses más tarde apareció muerta en un bosque cercano, gravemente mutilada (Canter, 1994).
“La geografía es importante en el estudio del crimen y su investigación. Veamos algunos de los elementos geográficos relacionados con el concepto de “distancia”.
El perfil geográfico
1 El método de transporte de un delincuente que no cuenta con un medio de transporte particular se ve más limitado en sus acciones. Su zona de seguridad o de comodidad (psicológicamente confortable) se ceñirá a las rutas que conoce por sus actividades rutinarias, donde en lo fundamental se incluye su casa, su lugar de trabajo y los sitios de ocio a los que asiste. (Rutina)
1.El interés o lugar de destino (motivación de destino) y los diferentes caminos que le permiten lograr el cometido. Todos tenemos nuestras preferencias cuando se trata de elegir una ruta para ir a un sitio. El atractivo del paisaje es una razón, otra es el estado de la carretera, o lo que podamos ganar en tiempo si elegimos ir por un sitio.
1.Conocimiento del camino; el ir por un sitio que conocemos produce seguridad. Un delincuente se siente más confiado si elige una zona que conoce bien para vigilar a sus posibles víctimas, y donde, eventualmente, pueda esconderse para agredirlas y luego abandonar el cadáver en caso de un homicidio.
1.Número y tipo de obstáculos; Las barreras geográficas influyen sobre el camino a elegir, así como los puntos donde alguien podría esperar que haya controles Carabineros o de la Policía civil.
1.Rutas alternativas; si existen unas pocas rutas importantes en una ciudad o comunidad, un delincuente aprenderá rápidamente a valorar las diferentes opciones que cada una le ofrece para sus actividades criminales. Si este número aumenta, la investigación se complica, porque intervienen otros factores en su elección, como el riesgo de ser detectado o la rapidez con la que es posible huir.
1.Mapas mentales; todos tenemos un “mapa mental”, es decir, una imagen cognitiva de los lugares de nuestro ambiente que hemos ido elaborando mediante nuestras actividades diarias y otras experiencias, junto a nuestra casa, el lugar de trabajo, zonas de comercio y ocio, etcétera. La idea central de estos mapas cognitivos es que los delincuentes también generan sus imágenes mentales de acuerdo a sus actividades rutinarias.
La Escena del Crimen
Las características de la escena del crimen son los elementos distintivos de un escenario criminal, puestos en evidencia por las decisiones de comportamiento del delincuente con respecto a la ubicación de la víctima y del delito, y su subsiguiente significado para el delincuente.
La investigación de la escena del crimen es el corazón del método de trabajo del profiling.
Se basa en el mismo principio de toda investigación criminal: cuando un criminal interacciona con una víctima, hay algo de él que se transfiere a ella o al resto del escenario, así como del escenario o la víctima hacia él. Es el famoso principio de Locard, uno de los grandes nombres de la ciencia forense. En el caso de los psicólogos forenses, se tiene por objeto de análisis primario las huellas psicológicas o de la conducta y el comportamiento observable, deducible o posible de inferir.El Modus Operandi (Instrumental)
Objeto: Proteger la identidad del delincuente y sostener la impunidad de sus actos: Ello se logra llevando un pasamontañas en la cabeza, guantes, matando a un posible testigo del crimen, cubriendo los ojos de una víctima de violación, etcétera.
Consumar con éxito la agresión: (Estrategias varias) llevando una cuerdas para inmovilizar a la víctima, portando un arma para intimidarla, buscando un lugar donde nadie pueda ver el “asalto”, etcétera. Facilitar la huida tras la agresión: Por ejemplo, mediante el uso y selección de un vehículo, inmovilizando a la víctima para que no pida ayuda hasta pasado un cierto tiempo, etcétera.
La Victimología
La víctima es la última persona en “presenciar” el crimen. Si logra sobrevivir, la información que puede proporcionar es muy relevante; si fallece, son los hechos de la escena del crimen los que deben de narrar la historia. En cualquier caso, el perfilador o profiler debe averiguar todo lo que pueda acerca de las personas agredidas, porque se trata de una parte esencial dentro del proceso de profiling.
A continuación se presentan los elementos necesarios que se deben considerar:
1.- Rasgos físicos
2.- Relaciones afectivas (estado marital)
Perfiles criminales de agresores desconocidos
3.- Estilo de vida.
4.- Profesión, Holmes y Holmes (2002).
5.- Educación.
6.- Datos del vecindario.
7.- Historia psiquiátrica y penal.
8.- Historia sexual y social (estilo de vida)
9.- Historia médica.
10.- Últimas actividades Fuente: Holmes y Holmes (2002)
Modalidades de Muerte
¿Natural? ¿Accidental? ¿Suicidio? ¿Homicidio? R: Una modalidad de muerte se determina Mediante la relación entre la posibilidad de ser víctima (índice de victimización) y los otros elementos del Profiling.
La técnica de perfilación criminal o criminal profiling
La Firma (Más expresiva que instrumental)
En general, la palabra “firma” se emplea para describir los aspectos distintivos de las conductas realizadas por los delincuentes que sirven sus emociones psicológicas y emocionales. De acuerdo a Douglas y Olshaker (1995, p. 69), la firma “describe el elemento único [del delincuente] y su compulsión personal, el cual permanece estático. Por ello es distinguible del tradicional concepto del modus operandi, que es fluido y cambia”.
Existen dos partes separadas pero interdependientes en esta definición. En primer lugar, está el aspecto general de la firma. Este aspecto general representa los temas emocionales o psicológicos que el delincuente satisface cuando comete el delito. Estos incluyen, entre otros, los siguientes tipos de motivos: lucro; ira, venganza; ganar confianza, experimentación; deseo de afirmarse, de arrogarse el derecho de algo; y el sadismo.
El tema general de la firma se refiere, por consiguiente, al motivo del crimen. La segunda parte de la firma del delincuente la comprenden los aspectos que son manifestados por las conductas de esa firma. Las conductas de la firma son esos actos cometidos por un delincuente que no son necesarios para cometer el delito, están demás, pero que denotan necesidades emocionales o psicológicas del delincuente, es decir, denotan una motivación o necesidad de compensación psicopatológica.
El Motivo o la Motivación Delictual
Para Turvey, un motivo es un conjunto de necesidades emocionales, psicológicas y materiales que impelen a una conducta a realizarse con objeto de satisfacer tales necesidades. Si bien no es necesario establecer la motivación del delincuente para que resulte condenado por los tribunales, esa falta es un error de la investigación criminal, o al menos un aspecto de la misma que permanece incompleto. Establecer la motivación del delincuente presenta una serie de ventajas para el equipo de investigación:
1.Reduce el grupo de sospechosos a aquellos sujetos con un motivo concreto.
2.Ayuda a vincular diferentes delitos con un motivo semejante.
3.Junto con otra evidencia de la investigación, establecer el motivo puede proporcionar una orientación sobre la identidad del delincuente.
4.Junto con otra evidencia de la investigación, establecer el motivo puede proporcionar una orientación sobre el estado mental del delincuente.
5. En otros casos, el motivo puede ayudar a determinar si de hecho un crimen determinado ha ocurrido realmente (por ejemplo, cuando no aparece el cuerpo de alguien que puede haber sido asesinado, o — en otro ejemplo— establecer la posibilidad de un suicidio).
Blog propiedad del Psicólogo Jurídico Forense, Cristián Araos Diaz.
Psicología Forense, Psicología Jurídica y Ciencias del Comportamiento Aplicadas.
Fuente: http://www.blogtopsites.com/outpost/9cce2ff798e0d0706511784d1273c43e
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Perfil psicológico criminal
Jorge Jiménez Serrano
Presentado en el VII Curso de Criminología Psicosocial - Universidad Complutense de Madrid
1. PERFIL CRIMINAL. DEFINICIÓN.
Siguiendo a Garrido (2006), el perfil criminológico puede definirse como una estimación acerca de las características biográficas y del estilo de vida del responsable de una serie de crímenes graves y que aún no se ha identificado.
El objetivo de este perfil es delimitar las características del presunto culpable para disminuir el rango de posibles culpables y ayudar a la policía focalizando y restringiendo las posibilidades de investigación, posibilitándoles el centrarse en los blancos realistas. Este punto es muy importante, ya que cuando se tratan de crímenes violentos o seriales, la alarma social y las posibilidades de que se vuelvan a repetir los hechos, hacen necesaria actuar con rapidez y detener cuanto antes al asesino.
No obstante, el perfil tiene sus limitaciones, no es una ciencia exacta, está basada en el análisis de la huella psicológica que el asesino deja en sus crímenes y en datos estadísticos recolectado de otros casos y de los datos teóricos aportados por la psicología y la criminología. Estamos por tanto hablando de probabilidades.
En palabras de Ressler (2005), las personas que realizan un perfil buscan patrones e intentan encontrar las características del probable autor, se usa el razonamiento analítico y lógico, “qué” más “por qué” igual a “quién”.
2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PERFIL CRIMINAL. LA PSICOLOGÍA EN EL CRIMEN.
El uso de la psicología para combatir y estudiar el crimen debe estar relacionado desde el inicio mismo de ésta, sin embargo, ha sido relativamente reciente en el tiempo la intención de algunos expertos de elaborar una metodología más o menos sistemática que nos ayude a capturar a criminales usando las aportaciones que la psicología nos brinda. Esta metodología ha estado basada principalmente en la creación, desarrollo y uso de técnicas clasificatorias y de etiquetajes del delincuente criminal, teniendo inicialmente como principal objetivo la captura del criminal. El acopio de datos ha posibilitado un estudio más en profundidad, que ha dado lugar a diversas teorías psicológicas del crimen, teorías que tratan de explicar el hecho criminal al igual que hace con cualquier patología mental. El desarrollo de técnicas terapéuticas y de rehabilitación del crimen está en un estadio muy precoz:
• 1888. Gran Bretaña. El Dr. George B. Philips diseña el método “modelo-herida”, basado en la relación que existe entre las heridas que sufre la víctima y su agresor. En función de las características de éstas, se podría diseñar un perfil del delincuente.
• 1870. Italia. Lombroso es considerado el padre de la criminología. Estudia desde el punto de vista evolutivo y antropológico prisioneros, dando lugar a una clasificación de delincuentes que tienen en cuenta características físicas:
1.Criminal Nato: Ofensores primitivos caracterizados por un proceso de degeneración evolutiva que podían ser descrito por determinadas características físicas.
2.Delincuente demente: Ofensores que padecen patologías mentales acompañadas o no de físicas.
3.Criminaloides: Serían los que no pertenecen a ninguno de los dos grupos anteriores pero determinadas circunstancias les han llevado a delinquir.
• 1955. Alemania. Kretschmer hace un estudio de más de 4.000 casos y diseña una clasificación basada también en características físicas:
1.Leptosómico: Delgado y alto.
2.Atlético: Musculoso, fuerte.
3.Pícnico: bajos y gordos.
4.Mixtos: no puede encajar completamente en ninguna de las anteriores y sí en varias de ellas.
Según esta clasificación cada tipo de delincuente se relacionaría con un tipo de delito, así los leptosómicos son propensos al hurto, los atléticos a crímenes donde se use la violencia y los pícnicos al engaño y el fraude.
Las anteriores aportaciones tienen un fuerte componente biologicistas y fueron siendo abandonadas por la poca utilidad que ofrecía, así como por sus carencias científicas. Posteriormente y junto con el desarrollo que la psicología iba atesorando, las teorías dejaron a un lado las características físicas para detectar a criminales y empezaron a usar características psicológicas.
• 1957. USA. Brussel compara conductas delictivas con conductas de pacientes mentales. Su perfil del Bonbardero de Nueva York puede ser considerado el primer perfil psicológico criminal.
32 paquetes explosivos en Nueva York en ocho años. Brussel examinó las escenas de los crímenes y dio un perfil a la policía. El bombardero es un inmigrante de Europa de entre 40- 50 años que vivía con su madre. Hombre que era muy aseado y que por la forma redondeada de sus “w” adoraba a su madre. y detestaba a su padre. Predijo que en su detención vestiría un traje cruzado y abotonado.Poco más tarde, y tras las pistas aportadas por Brussel, George Metesky, un empleado enfadado de la compañía donde puso el primer artefacto fue detenido, llevaba un traje cruzado y abotonado.
Según Brussel, su perfil fue fruto del uso del razonamiento deductivo, su experiencia y el cálculo de probabilidades. Brussel apuntó hacia un hombre paranoico, trastorno que tarda alrededor de 10 años en desarrollarse, lo que, junto a la fecha de la primera bomba le llevó a la edad del perfil. Este trastorno explica el resentimiento perdurable, la pulcritud y perfección de sus acciones y artefactos, así como su vestimenta. Las notas que dejaba permitieron evaluar su procedencia, parecía como si estuviera traduciendo, lo que nos lleva a un inmigrante, en concreto del Este de Europa, donde históricamente se ha usado las bombas como armas de terrorismo.
La exactitud del perfil tuvo una gran repercusión en la policía, que empezó a respetar y a usar las aportaciones que la psicología podía hacer en este tipo de casos.
A pesar de que era aún una técnica poco precisa y con fallos, como se demostró entre otros, en los casos del Estrangulador de Boston, el perfil criminal fue ganando aceptación y demanda. A esto ayudó el aumento de homicidios en los que el asesino no era una persona conocida para la victima, lo que complicaba su resolución a la policía.
• 1970.USA. A partir de esta fecha, resulta vital para el desarrollo de esta técnica las aportaciones y desarrollos realizados por el FBI. El perfil psicológico del criminal queda establecido como técnica de investigación policial para resolver los casos difíciles, se crea la Unidad de Ciencias del Comportamiento en el FBI, unidad especializada en el diseño de este tipo de perfiles. Agentes del FBI se preocupan por este tema y se van especializando, entre ellos Robert Ressler. Ressler entrevistó a cientos de criminales violentos en las cárceles, analizó y sistematizó toda esa información en el Proyecto de Investigación de la Personalidad Criminal, creado por él mismo y empezaron a documentar ciertos patrones y comportamientos de asesinos.
Una de sus mayores aportaciones fue la del término de “asesino en serie”, que veremos más adelante y su clasificación de asesinos en serie.
1. Asesinos en serie Organizados: Muestran cierta lógica en lo que hacen, no sufren trastornos mentales que puedan explicar en parte lo que hace, planifican sus asesinatos, son premeditados y nada espontáneos, suelen tener inteligencia normal o superior, eligen a sus victimas y las personaliza para que exista una relación entre él y su presa.
2. Asesinos en serie no Organizados: Sus actos no usan la lógica, suelen presentar trastornos mentales que se relacionan con sus aberrantes actos, tales como la esquizofrenia paranoide. No selecciona ni elige a sus victimas, ya que sus impulsos de matar le dominan tanto que improvisa, actúa espontáneamente y con una mayor carga de violencia y saña sin ningún mensaje. Su deterioro mental hace también que no se ocupe de la escena del crimen ni haga nada especial para no ser detenido. No quiere relacionarse con su víctima, solo destruirla.
Esta clasificación es actualmente usada en el desarrollo de perfiles, aunque en muchas ocasiones no existen los asesinos organizados o desorganizados puros y son más mezcla de ambos. No obstante la división sí ha resultado fructífera y de gran ayuda a la hora de perfilar un asesino ya que dentro de su clasificación, las características que describen a uno y a otro tipo de asesino si tiene una gran consistencia estadística. Los términos de organizados y desorganizados son, como dice Ressler, de fácil uso para los policías porque se escapa un poco de la terminología psicológica y médica.
A partir de las aportaciones del FBI, la técnica del Perfil criminal ha ido evolucionando y adoptándose por otros cuerpos de policía de otros países. Además, se han creado diversas titulaciones académicas, agencias y organizaciones privadas encargadas de realizar perfiles criminales.
Aunque no hay y posiblemente no haya un sistematización absoluta de esta técnica, es en gran parte como dice Ressler un arte, el perfil ha quedado incluido como una técnica de investigación criminal.
3. ÁMBITOS DE APLICACIÓN DEL PERFIL CRIMINOLÓGICO.
Generalmente, el uso del perfil criminológico se restringe generalmente a crímenes importantes tales como homicidios y violaciones. Como mencionamos anteriormente, las características de estos hechos hace que la policía deba trabajar contrarreloj para resolver estos casos. Cuando se trabajan en homicidios donde el culpable es un desconocido para la víctima, el perfil puede ayudar a dar luz sobre el crimen y encaminar a la policía en sus investigaciones.
Cuando se quiere evaluar la posibilidad de relacionar varios homicidios, realizar un perfil sobre el autor de los asesinatos puede ayudar a determinar si estamos ante un asesino en serie o ante asesinos inconexos.
En otras ocasiones, el perfil ayuda a conocer ante qué tipo de personas nos enfrentamos y éste arma puede usarse antes de su captura, provocando por ejemplo al agresor en los medios de comunicación, y después de su captura, preparando los interrogatorios.
Otro ámbito de aplicación del perfil es su función teórica, en cuanto a que el análisis y evaluación de casos sirven para aumentar el conocimiento que se tiene sobre la propia técnica y sobre el hecho criminal.
4. TIPOS DE PERFILES CRIMINALES.
4.1 Perfil de agresores conocidos o método inductivo.
Este método se basa en el estudio de casos para, a partir de ellos, extraer patrones de conductas característicos de esos agresores.
Se desarrolla básicamente en el ámbito carcelario, mediante entrevistas estructuradas o semiestructuradas, aunque también se suele usar como fuente de información las investigaciones policiales y judiciales.
El estudio de presos se complementa con entrevistas a personal carcelario a su cargo, así como parientes y cualquier persona que pueda dar información relevante respecto a esta persona.
Ressler, dentro del proyecto de Investigación de la Personalidad criminal (PIPC) entrevistó, junto a colaboradores, a cientos de criminales violentos por todas las cárceles de EE.UU. Según su experiencia, las entrevistas a criminales solo tienen valor si aportan información útil para la policía sobre su personalidad y sus acciones. Para ello, el entrevistador debe ganarse la confianza y el respeto del entrevistado. (Ressler, 2006).
Una característica a tener en cuenta a la hora de elegir a los entrevistados es que ninguno de ellos pueda ganar nada por el hecho de participar en la entrevistas, ya que esto podría sesgar sus respuestas.
4.2. Perfil de agresores desconocidos o método deductivo.
Este método se basa en el análisis de la escena del crimen en cuanto a sus evidencias psicológicas para que pueda inferirse el perfil del autor de ese crimen. En este método se intenta pasar de los datos generales a los particulares de un único individuo. Para ellos se analiza la escena del crimen, la victimología, pruebas forenses, características geográficas, emocionales y motivacionales del agresor.
Para la realización de este perfil se tiene en cuenta los datos aportados por el método inductivo.
Para ejemplificar este método tomamos un perfil realizado por Ressler:
“...la mayoría de los asesinos en serie son blanco, Danny vivía en un barrio blanco, si hubiera aparecido cualquier hombre negro, hispano o incluso asiático, muy probablemente habrían notado su presencia. Pensé que el asesino no era joven porque el asesinato tenía un carácter experimental y porque el cuerpo había sido abandonado a poca distancia de un camino, elementos que indicaban que se trataba de un primer asesinato...El abandono del cuerpo justo al lado de un camino transitado sugiere que el asesino quizá no tenía la fuerza física suficiente para llevar el cuerpo más lejos..." (Ressler, 2006).
5. METODOLOGÍA DEL PERFIL.
Para la elaboración de un perfil criminal es necesario el análisis y evaluación de estas fuentes: escena del crimen, perfil geográfico, modus operandi y firma del asesino y victimología.
5.1 Escena del crimen:
La escena del crimen es, como su nombre indica, el lugar que el asesino ha elegido para matar a su víctima. Las escenas pueden ser varias si el asesino ha usado varios lugares desde que atrapa su víctima hasta que la deja. Puede atraparla en un sitio, torturarla en un segundo, matarla en un tercero y trasladarla a un cuarto para abandonarla allí. En cualquier caso, la escena principal es donde la muerte o agresión de mayor importancia y el resto son secundarias. Generalmente es en la primaria donde hay más transferencia entre el asesino y su víctima, por lo cual suele ser en la que hay más evidencias psicológicas y físicas.
Es importante por esto la protección de la escena o escenas del crimen ya que cada pista puede ser clave, además, es necesario evaluar si ha habido una manipulación de dicha escena, lo que suele llamarse actos de precaución o conciencia forense (cuando elimina pruebas físicas).
5.2 Perfil geográfico:
Este perfil describe el aspecto geográfico donde se desenvuelve el delincuente, sus escenas del crimen, los puntos geográficos de esos crímenes, sus desplazamientos, el terreno en el que actúa, zona de riesgo, base de operaciones.
Este perfil nos dice mucho del mapa mental del criminal, que es la descripción que el delincuente tiene en su cabeza de las zonas geográficas en las que se desenvuelve en su vida. Su casa, su calle, su barrio, su ciudad están descritos en la mente del criminal en función de las experiencias que ha tenido con cada uno de esos lugares, nos describe su zona de confianza, su territorio, las zonas de influencia, cómo se mueve y se desplaza por ellas. La comprensión de estos datos nos puede dar información de en qué zona vive, dónde debemos buscarlo y dónde puede actuar.
Como cualquier depredador, éste ataca a sus víctimas en el territorio en el que se sienta seguro, su presa tenga menos posibilidades y pueda huir si es necesario. Como cualquier persona, las conductas que requieren intimidad o que pueden provocar cierto estrés, son más fáciles de realizar en terreno conocido que en aquel desconocido que nos provoca inseguridad. Para el asesino en serie matar es su objetivo, pero no olvida su sentido de supervivencia que le hace tratar de evitar que le capturen. Por eso va a matar en aquellas zonas en las que se sienta cómoda. Este hecho puede desaparecer en determinado tipo de asesino en serie, en concreto en los desorganizados, en lo que su sed de muerte se produce por impulsos y no tiene tanto control sobre ese aspecto. Generalmente, su deterioro mental también hace que no planifique tanto sus crímenes. Por otro lado, ese deterioro mental hace que no sea capaz de desplazarse a grandes distancias para buscar a su víctimas ni para acabar con sus vidas, por lo que también actúa en su zona geográfica.
Muchos estudios se han hecho al respecto, de los cuales, la hipótesis del círculo de Canter ha sido la más fructífera. Corresponde a un estudio realizado con violadores en el que se encontró que entre el 50 y el 70 por ciento de ellos vivían en un área que podía ser delimitada por un círculo que uniese los dos lugares más alejados donde había actuado, muchos de ellos vivían en el mismo centro de ese círculo.
El estudio de casos ha mostrado que en la mayoría de los asesinos en serie, sus primeros actos se realizan cerca del lugar donde reside o trabaja y posteriormente se van alejando a medida que van adquiriendo seguridad y confianza. Cuando decimos cerca del lugar donde vives es una cercanía relativa ya que el asesino tampoco se va a exponer a ser reconocido actuando en lugares muy próximos a su hogar y en el que las posibles víctimas y testigos puedan conocerlo.
Un tipo de asesino, el viajero, rompe esta regla en cuanto a que prefiere viajar lejos de su zona habitual de residencia para matar.
5.3 Modus operandi y firma.
El modus operandi es el método que usa el asesino para llevar a cabo su crimen, describe las técnicas y las decisiones que el asesino ha tenido que tomar. De esta evaluación sacamos información sobre cómo mata nuestro asesino y qué características psicológicas se pueden deducir de este método: planificador, inteligente, profesión que puede desarrollar, descuidado, perfeccionista, sádico...
El modus operandi, al contrario que la firma, puede variar a lo largo del tiempo puesto que, como habilidades, pueden aprenderse o evolucionar o degenerarse con los crímenes posteriores.
El modus operandi tiene naturaleza funcional. (Garrido, 2006) y tiene tres metas: proteger la identidad del delincuente, consumar con éxito la agresión y facilitar la huida.
Por lo que se refiere a la firma, ésta es el motivo del crimen, el por qué, refleja la razón por la que el asesino hace lo que hace. Nos da una información más profunda ya que nos presenta qué quiere decir con el crimen, y más psicológica puesto que nos habla de sus necesidades psicológicas. El asesino mantiene su firma estable a lo largo de su carrera criminal, por lo que, aunque cambie su modus operandi podemos relacionarlo por dicha firma.
Esto no quiere decir que físicamente la conducta o conductas que describen la firma del delincuente no puedan cambiar. El aspecto profundo de la firma no cambia, la ira, venganza, sadismo permanece inalterable pero la forma de plasmarla puede evolucionar, incrementar, disminuir o degenerarse en función del propio desarrollo de la motivación a la que representa.
5.4. Victimología.
La víctima tiene una importancia crucial puesto que es la protagonista del hecho criminal, presencia el crimen en primera persona, sobre ella recae el acto criminal y se representan el modus operandi y la firma del asesino.
Si la víctima sobrevive puede aportar mucha información de primera mano acerca de su agresor y de sus circunstancias, si ésta fallece es necesario realizar una autopsia psicológica. En esta autopsia se tratan de recoger varios aspectos personales y sociales de la víctima. Es necesario reunir una serie de información respecto a su domicilio, educación, estado civil, aficiones, situación económica, temores, hábitos, enfermedades, amistades, trabajo...
De toda esta información se desprende primariamente una clasificación de la víctima en cuanto al riesgo que suponen para ser agredidas. En este caso hablamos de víctimas de bajo y del alto riesgo (Ressler 2005). Como es lógico, las víctimas de alto riesgo tienen una mayor probabilidad de ser atacadas y además de no suponer muchos problemas para sus atacantes.
Por otra parte, el estudio y análisis de la víctima nos da información de cómo su asesino se relaciona con sus víctimas, lo que nos proporciona una huella psicológica importante para realizar el perfil. En un crimen hay dos protagonistas, el asesino y su víctima, entre ellos hay una relación, el asesino usa a la víctima para narrar su historia, para satisfacer sus fantasías personales pero también para dejar constancia de su relación con el mundo. Y es en esta relación donde se refleja más su personalidad.
7. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.
•Ressler, R.K y Shachtman, T. (2005). Asesinos en serie. Barcelona: Ariel.
•Garrido, V. y López, P. (2006). El rastro del asesino. El perfil psicológico de los criminales en la investigación policial. Barcelona: Ariel.
•Abeijón, Pilar. (2005). Asesinos en serie. Barcelona: Arcopress.
•Raine, A y Sanmartín J. (2006). Violencia y Psicopatía. Barcelona: Ariel.
Fuente: http://www.psicologia-online.com/articulos/2006/perfil_psicologico_criminal.shtml
Fuente de imagen: http://www.togas.biz/images/articulos/1972/foto.jpg