Explicación antropológica de la conducta criminal
Explicación antropológica de la conducta criminal
La Antropología ha dado origen a una nueva ciencia que hoy lleva por nombre: Criminología, en sus inicios, comenzó como Antropología Física, luego como Antropología Social, con el tiempo se fue formando como Antropología Criminal, para finalmente quedar como Antropología Criminológica por el hecho de estudiar las causas sociales y estructurales de los delincuentes, con lo que se dio origen a una nueva ciencia que estudiará los factores biopsicosociales de la criminalidad: la Criminología.
PALABRAS CLAVE: BIOLOGÍA, CRIMINALIDAD, ANTROPOLOGÍA, ADN.
RESUME
The Anthropology has origin a new science which now has the name of: Criminology, in his beginnings, was a Physic Anthropology, then as a Social Anthropology, through the time began to be constructing as a Criminal Anthropology, finally it appears like Criminological Anthropology for the studies of the social and structural causes of the criminals, which let born a new science will study the biopsicosocial factors of the criminality: the Criminology.
BIOLOGÍA CRIMINAL: EN BÚSQUEDA DE LA CONDUCTA CRIMINAL
La Medicina y la Biología han tenido mucha influencia en nuestra ciencia; de hecho, de acuerdo con el jurista colombiano Alfonso Reyes Echandia las corrientes positivistas buscaron ansiosamente la explicación del delito en alteraciones orgánicas (Reyes Echandía 1987:16).
En 1802, simultáneamente, De Lamarck y Reinhold (considerados éstos como “los Padres de la Biología”) propusieron el término Biología para designar con él según De Lille Borja la ciencia que se ocupa de los seres vivos y de los fenómenos que en ellos tiene lugar (Lille 1977:1).
Para el Dr. José Aróstegui la ciencia biológica trata de localizar e identificar en alguna parte del cuerpo humano un factor patológico, disfunción o trastorno orgánico que dé una explicación a la conducta delictiva. La localización que la biología pretende establecer la lleva a cabo a través de una serie de especialidades como la ciencia antropológica, biotipológica, endrocrinóloga, genética, neurofisiológica, bioquímica, etc. (Aróstegui 2008:173).
Soria Verde opina que: esta visión es una de las más antiguas y sostiene que la aparición de criminales es consecuencia de su constitución genética. Aunque actualmente la pregunta se ha de responder no es tanto cuánto influye, sino cómo lo hace. En dicho sentido diversos estudios sostienen que los genes influyen en la motivación para la conducta criminal. Para demostrar su influencia se han realizado diversos tipos de investigaciones centradas en los estudios de familias, gemelos, de niños adoptados y el síndrome XYY (Soria 2006:46).
Las corrientes biológicas son las que mayor parecido tienen con las ideas propuestas por Lombroso, ya que parten de que el delincuente es distinto del no delincuente. Y es en este factor de diferenciación donde reside el porqué del hecho criminal. Centra sus estudios en la búsqueda de un trastorno. En 1961 se descubre una malformación cromosómica (XYY) y se cree haber encontrado la causa de la criminalidad, sin dejar de tener en cuenta las estructuras psicopatológicas de la criminalidad. A esto se le llama como el súper hombre por su doble “Y”, así volvemos a Lombroso con su delincuente nato. No se afirma que sea con seguridad la presencia de cromosomas criminales en ciertos seres humanos, pero sí se puede afirmar sobre bases médicas y estadísticas que determinadas personas nacen con ciertas enfermedades que entre otras características están las de violencia: esquizofrenia, autismo, síndrome Down, entre otras. Lo referente a la influencia de la familia se verá en el capítulo correspondiente al factor criminógeno familiar.
Concluye acertadamente Aróstegui que: los elementos de naturaleza biológica han tenido a lo largo de la historia un reconocimiento en la Criminología, aunque es cierto que, pese a ello, tuvieron una importante crisis en los años cincuenta del siglo XX, que vino provocada por cuestiones éticas, crisis que ha sido remontada en las dos últimas décadas (…). Sectores aislados de la investigación, con sustento en los nuevos descubrimientos biológico-genéticos, afirman que el origen de la conducta delictiva hay que encontrarlo en estos descubrimientos, y con base en ellos pretenden hacer desaparecer del mapa jurídico la categoría culpabilidad por la indemostrabilidad del libre albedrío, cuestión que la doctrina Penal ha rechazado de forma unánime. Sin embargo, se admite, como afirma Bordieu, que existen múltiples características individuales innatas que pueden incrementar el riesgo de conducta agresiva; igualmente, se admite que esa posibilidad se presente o no en función de las condiciones ambientales, en definitiva, supone establecer una correlación entre la conducta delictiva y la constitución biológica, como así se ha reconocido en las escasas investigaciones realizadas en España en las que se admite que entre los delincuentes y no delincuentes hay una diferencia de inteligencia (Aróstegui 2008:175).
ANTROPOLOGÍA CRIMINAL
Con similitud a la Biología, apunta Osvaldo Tieghi que la Antropología Criminal es la disciplina que se ocupa de la investigación y desenvolvimiento teorético de los factores primordialmente biológicos que intervienen en la génesis de la personalidad antisocial y de la delincuencia, como factores predisponentes y potencialmente activables en la interacción sociocultural, sean hereditarios, constitucionales o adquiridos (Tieghi 2004:343).
Respecto a esto se asegura que las causas de la criminalidad son razones natas, congénitas o antropológicas, y sobretodo se basan en los importantes estudios llevados a cabo por Lombroso, en la actualidad es una tendencia a mirar factores endógenos de la antisocialidad; factores que, en su mayor parte son buscados por la Genética y la Psicología Fisiológica, buscan características orgánicas de las alteraciones en los seres humanos.
Más allá de los aspectos orgánicos y estructurales, la Antropología ofrece un invaluable aporte a la Criminología desde múltiples puntos de vista: históricos, culturales, biológicos y físicos, entre muchos otros más.
LAS PRIMERAS CLASIFICACIONES ANTROPOLÓGICAS DE LOS DELINCUENTES: EL ORIGEN DE LA TEORÍA ATÁVICA.
Según Lombroso, las características mentales de los individuos dependen de causas fisiológicas. Postuló la existencia de un “tipo criminal” que sería el resultado de factores hereditarios más que de las condiciones sociales. Lombroso visitando cárceles se dio cuenta que existían muchos sentenciados que no estaban más que locos y al igual que Philippe Pinel sacó a muchos locos de la cárcel de Italia. Después hace una diferencia entre delincuentes locos y locos delincuentes, siendo los primeros los sujetos que han cometido un delito y que enloquecen en prisión; y los segundos, los que no tiene capacidad para entender lo que hacen.
Con el tiempo fue modificando su teoría, distinguirá dos tipos de criminalidad, una atávica, que corresponde a los verdaderos criminales, aquéllos fatalmente predispuestos al crimen; y, por otro lado una criminalidad evolutiva, esta criminalidad evolutiva no es propiamente delincuente, se refiere a la falta la resistencia a las tentaciones ambientales.
La criminalidad será el resultado de factores, la naturaleza aportará el producto y la sociedad el molde adecuado. Da importancia a las condiciones meteorológicas, la raza, factores educativos y económicos. En lo referente a la clase social observa que la criminalidad violenta se da en las áreas más bajas de la sociedad, mientras que los delitos de fraude son más propios de las clases adaptadas. Para Lombroso la pena es contrario a la retribución y a la venganza, el fin de la pena es proteger el orden social y en casos extremos, puede aplicarse la pena de muerte.
La más célebre clasificación de criminales es la de Lombroso el cual los clasifica en: delincuente nato; delincuente loco moral; delincuente epiléptico; delincuente loco, que a su vez se subdivide en delincuente alcohólico, el histérico y el mattoide; delincuente ocasional; delincuente pasional; la mujer delincuente; criminal político; y delincuente profesional.
Para el interés particular del tema se abordará el delincuente nato a fin de profundizar en dicho.
EL DELINCUENTE NATO: OBSERVACIONES FÍSICAS, PSICOLÓGICAS Y CULTURALES
El delincuente nato es el que presenta toda una serie de anomalías, señales de origen atávico o degenerativo. Es un ser atávico producto de la regresión a etapas primitivas de la humanidad, es un ser hipoevolucionado, como consecuencia de un salto atrás hereditario. Estas teorías se basan en las ideas de Darwin.
Lombroso descubre en 1872 en un cráneo la existencia de una foseta en la zona occipital media, ésta es un signo de verdadera regresión propia de los vertebrados inferiores. Al descubrir esto, entiende que ha encontrado aquello que justifica toda su teoría de la regresión a épocas primitivas, señalará todas las características psíquicas y físicas que el delincuente nato tendrá.
Entre las características antropológicas, psicológicas y sociales destacan las siguientes (Hikal 2007: 103):
1. Frente resbaladiza y baja;
2. Gran desarrollo de los pómulos;
3. Irregularidades craneales;
4. Altura anormal del cráneo;
5. Orejas en forma de agarradera;
6. Mayor robustez de los miembros izquierdos;
7. La mandíbula inferior muy desarrollada;
8. Sentidos muy desarrollados (vista, reflejos, tacto, oído);
9. Tienen poco desarrollados sus sentimientos o valores (justicia, moral, deber, religión);
10. Uso de tatuajes (la mayoría obscenos);
11. Presentan suicidios o no les importa arriesgar su vida;
12. Insensibilidad al dolor, a la afectividad (indiferencia ante los dolores ajenos y propios, no muestra arrepentimiento);
13. Falta de vergüenza;
14. Vanidad en general y sobretodo en el delito;
15. Crueldad, venganza;
16. Impulsividad; y
17. Tendencia a las orgías, al beber y a los vicios.
En general Lombroso observa que el delincuente carece de sentimientos debido a la regresión a etapas anteriores, regresión por un lado, no evolución por otro. Misma regresión que observaría Sigmund Freud al decir que los individuos vuelven a sus etapas anteriores por medios de la regresión que consiste en la adopción, más o menos duradera, de comportamientos, actitudes y representaciones mentales propias de fases anteriores (infantiles); en este caso se trata de una persona que, al menos aparentemente, había superado, elaborado adecuadamente las fases anteriores; pero que, ante dificultades internas o externas, vuelve a pautas de relación menos adultas, dejando de lado, negando o rechazando pautas de comportamiento, emociones y conflictos más difíciles de soportar por ser más intensos, más complejos, más adultos. Se acoge así a modos más primitivos de gratificación, satisfacción y evitación del dolor y el conflicto (Hikal 2008:117).
Lo anterior fue observado también por Lombroso, quien señalaba que el delincuente tiene una predisposición innata a la criminalidad debido a que es un ser no evolucionado o que tiende a retornar a etapas anteriores. Vemos que hay adultos que se comportan como niños y otros que se comportan como seres primitivos con actos crueles; por ejemplo, matar, mentir, difamar, robar, etc. Lombroso observaba a los niños como pequeños crueles, pues éstos no tienen remordimientos al golpear, mentir, robar, difamar, etc.
ESTUDIOS ACTUALES SOBRE LA CRIMINALIDAD Y SU RELACIÓN MÉDICA
Las características criminales o antisociales parten del estudio de los elementos de la predisposición antisocial: el sexo, la edad, los daños cerebrales, etc. El estudio de estos elementos permite conocer la predisposición individual, a la que hay que agregar el estudio de las condiciones ambientales como la familia, la situación económica, trabajo, grupos sociales, etc. Todo esto pretende explicar el cómo un ser humano se convierte en antisocial. Los estudios de la herencia tienen conclusión en el área crimino-biológica.
También es importante saber la influencia de las emociones y los vicios de la madre sobre el bebé. Los Médicos, Psicólogos y Criminólogos desarrollistas saben que el ambiente prenatal afecta profundamente al feto. La placenta lo une con la madre, permite que pasen los alimentos y a través de ella se expulsan los desechos; sin embargo, no puede impedir el paso de todas las sustancias nocivas, de modo que la embarazada deberá seguir una dieta sana y no tomar drogas (entre ellas, el alcohol y el cigarro), evitar en lo posible las enfermedades contagiosas y los ambientes que causan estrés. Esto tendrá consecuencias de estrés fetal, causando un desorden psicobiológico; por ejemplo, podemos ver como hay niños que nacen con alcoholismo fetal.
Por otro lado, se define a los enfermos mentales con tendencia a las conductas antisociales a los que desde muy pequeños presentan cierto defecto mental permanente unido a una fuerte tendencia al vicio o al acto antisocial.
A continuación, en base a la reunión de diversos estudios sobre la Genética Criminal recopilados por la Dra. Angie Vázquez, se transcriben los de mayor importancia y relación en el tema de los factores endógenos de la criminalidad, aclarando que este trabajo no pretende llegar a la totalidad de factores ni profundizar en el tema, pues ocuparía demasiadas hojas, y solo se muestra una aproximación (Vázquez 2004:2:3:4):
a) Trastornos bioquímicos: serotonina
Richard Wurtman ha encontrado que dietas de alto carbohidratos y bajas proteínas afectan los niveles normales de la serotonina, neurotransmisor natural que cuando está en niveles alterados o anormales tiene efectos cerebrales asociados con tendencias suicidas, agresión y violencia, alcoholismo y conducta impulsiva. Las funciones normales de la serotonina son la regulación de la excitación, los estados de ánimo, la actividad sexual, la agresión y el control de los impulsos. Jeffrey Halperin comparó varones agresivos con no agresivos, ambos con diagnósticos de ADD (déficit de atención) combinado con diagnósticos de hiperactividad. Se les administró la droga fenfluramina, que provoca respuestas en el sistema serotonergénico. Los resultados mostraron cambios positivos en los niños agresivos al bajarle los niveles de serotonina. Matti Virkkunen cree haber identificado variaciones genéticas específicas que predisponen algunos individuos hacia la conducta suicida. Tomando casos de jóvenes ofensores violentos, descubrió que una variante del gene THP (tryptophan hydroxylase) cuyos códigos producen una enzima necesaria para la biosíntesis de la serotonina, estaba asociada fuertemente con los intentos suicidas irrespectivo a si los jóvenes eran, o no, impulsivos. Un segundo estudio demostró que bajos niveles del metabolito 5-HIAA (localizado en el líquido cerebro espinal) están asociados con pobre control de la conducta impulsiva (sobre todo en alcohólicos). También, estudios en monos consistentemente demuestran altos niveles de agresividad cuando los niveles de serotonina son bajos.
b) Condiciones congénitas: síndrome fetal alcohólico
Estudios realizados por Ann Streissguth encuentran que el 6.2% de los adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome fetal alcohólico. Esta conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta, también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre. Estudios realizados por Theodore Cicero encuentran que los hijos de hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en los "tests" de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas (mujeres) muestran niveles hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de padres alcohólicos. Cabe agregar las características físicas que son heredadas, como los ojos saltones, deformidades en los labios y en los miembros del cuerpo.
c) El efecto de golpes-traumas y alteraciones del lóbulo frontal
Alan Rosembaum realizó un estudio en los que descubre que los traumas cerebrales anteceden cambios de conducta predisponiendo hacia un incremento en violencia. Muchas de estas lesiones fueron adquiridas en la infancia tanto bajo juegos como en accidentes o producto de maltrato infantil. Su estudio fue realizado con 53 hombres que golpeaban a sus esposas, 45 hombres no-violentos y felizmente casados, y 32 hombres no-violentos pero infelizmente casados. 50% de los agresores habían sufrido alguna lesión en la cabeza previa a sus patrones de violencia doméstica.
De otra parte, Antonio Damasio sugiere que daños al lóbulo frontal a nivel de la corteza cerebral puede evitar que la persona pueda formarse evaluaciones de valor positivo o negativo al crear imágenes y representaciones sobre los resultados, repercusiones y consecuencias futuras de acciones al presente creando las bases de ciertas conductas sociopáticas. Estudios de Antoine Bechara confirman la correlación entre lesiones de la corteza en el lóbulo frontal y conductas peligrosas tales como "hacer daño solo por divertirse". Estudios con PET (tomografía de emisiones positrónicas; mide el insumo de glucosa al cerebro) realizados por Adrian Raine demuestran que niveles bajo de glucosa a la corteza pre-frontal son frecuentes en los asesinos (sus estudios son preliminares; la muestra fue de 22 asesinos confesos con 22 no-asesinos de control) bajos niveles de glucosa están asociados con perdida de auto-control, impulsividad, falta de tacto, incapacidad de modificar o inhibir conducta, pobre juicio social. Los autores de este estudio plantean que esta condición orgánica debe interactuar con condiciones negativas del ambiente para que la persona entonces cree un estilo de vida y personalidad delincuente y violenta de forma más o menos permanente.
d) Efectos nutricionales
Katherine y Kenneth Rowe estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases. Fácil ejemplo cultural de ello es el consumo de chocolates, café o refrescos de cola en niños de corta edad.
e) Trastornos hormonales
Ante el hecho obvio de que el hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas (la testosterona) ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas tendencias hacia los excesos y riesgos en aquellos que tenían niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona. En las cárceles encontró que aquellos convictos de crímenes más violentos fueron los que más altos niveles de testosterona reportaron. También encontró en los estudios de saliva de 692 convictos por crímenes sexuales que estos tenían el nivel más alto entre todos.
f) Alteraciones en conducta por hiperactividad orgánica
Rachel Gittelman sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial.
g) Daño cerebral
Estudios demuestran que daños cerebrales son la regla entre asesinos y no la excepción. Pamela Blake estudió 31 asesinos con ayuda de la tecnología médica con pruebas psiconeurológicas. Estos habían sido acusados de ser miembros de mafias o violadores, ladrones, asesinos seriales, asesinos en masa, y dos habían asesinado hijos. En 20 de estos casos se pudo establecer diagnósticos neurológicos claros. Cinco casos demostraron efectos de síndrome fetal alcohólico, nueve mostraron retardo mental, uno más caso tenía hipotiroidismo; un caso tenía psicosis leve, otro más tenía retardo mental fronterizo y otro tenía hidrocefalia; tres mostraron epilepsia; tres, lesiones cerebrales y dos, demencia inducida por alcohol. Algunos mostraron combinaciones. 64.5% mostraron anormalidades en el lóbulo frontal y 29% parecían tener defectos en lóbulo temporal. 19 sujetos mostraron atrofia o cambios en la material blanca del cerebro. El 83.8% de los sujetos mostró abuso en sus infancias, y 32.3% había sido abusado sexualmente.
h) Intoxicaciones y contaminación ambiental
Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. Herbert Needleman estudió 212 varones de escuela pública en Pittsburgh, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X fluorescentes. El plomo es acumulado a través de los años por diversas fuentes que incluyen la exposición a pinturas, y se observó que con el pasar de los años, según aumentaba la cantidad de plomo también los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, déficit de atención entre otras. Aunque los autores creen que hay factores del ambiente social que contribuyen a estas conductas, enfatizan en la importancia de prevenir la toxicidad cerebral por plomo.
Otro factor de interés es el referente a la personalidad, se tiene en claro que los hijos adoptan o nacen con cierta predisposición de conducta, no se puede atribuir esto a un aspecto meramente psicológico o hereditario sino a la combinación de éstos, por ello, la importancia de ver los factores mentales del comportamiento antisocial.
CONCLUSIONES SOBRE LAS TEORÍAS ANTROPOLÓGICAS DE LA CRIMINALIDAD
Actualmente, se han hecho de lado las antiguas teorías antropológicas de César Lombroso, pues desde su perspectiva, el delincuente tenía características físicas visibles de la criminalidad, por lo que es un tanto arriesgado el juzgar a alguien por su apariencia, aunque finalmente, no se puede negar que la policía y todos los seres humanos en general siempre estamos en la búsqueda de tipologías que nos indiquen algo; en particular la policía, busca el tipo del ladrón, del delincuente sexual, del drogadicto, etc.
Por otra parte, las características señaladas por Lombroso persisten a nivel psicológico en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cuyos criterios diagnósticos del trastorno de la personalidad antisocial señalan el uso de apodos, de marcas, la frialdad, la falta de empatía, las tendencias sexuales en abuso, la drogadicción, el descuido personal y el de poner en riego a otros. Así se da cuenta que aquella clasificación ha servido de base diagnóstica.
Por otra parte, con el descubrimiento del ADN se ha podido explorar áreas del cuerpo humano que jamás se imaginó los alcances que hoy en día tiene, incluso en la manipulación de los seres vivos, la reproducción sintética de órganos, de partes del cuerpo, así como la identificación de enfermedades. La exploración del cerebro y del ADN revelan datos interesantes sobre la conducta antisocial o violenta, que incluso la Psiquiatría ha desarrollado fármacos y procesos médicos por los cuales reprimir dicha conducta violenta o acelerada.
No debe caber duda que aquella Antropología penitenciaria (física y social) de la cual nace la Criminología en el momento futuro inmediato será una Criminología Biológica que muestre las influencias fisiológicas y anatómicas de la criminalidad.
BIBLIOGRAFÍA
- Aróstegui Moreno, José (2008). “La Biología humana y la conducta criminal”, Archivos de Criminología, Criminalística y Seguridad Privada (Volumen 1 Agosto/diciembre), México.
- Hikal, Wael (2007). Introducción al estudio de la Criminología, Elsa G. De Lazcano, México.
- Hikal, Wael (2008). Criminología Psicoanalítica, Conductual y del Desarrollo, Elsa G. De Lazcano, México.
- Lille De Borja, José (1977). Biología General, 20ª edición, ECLALSA, México, p. 1.
- Reyes Echandia, Alfonso (1987). Criminología, 8ª edición, Bogota Temis, 1987, p. 16.
- Soria Verde, Miguel Ángel (2006). Psicología Criminal, Pearson Prentice Hall, España, p. 45.
- Tieghi, Osvaldo N. (2004). Tratado de Criminología, 3ª edición, Universidad, p. 343.
- Vázquez Rosado, Angie (2004). “Psicología forense: sobre las causas de la conducta criminal” Revista electrónica PsicologíaCientífica.com, dirección en Internet: www.psicologíacientifica.com, Puerto Rico.
Wael Hikal
Miembro de la Sociedad Internacional de Criminología.
Presidente de la Sociedad Mexicana de Criminología Capítulo Nuevo León A.C.
Web: www.somecrimnl.es.tl.
criminalistica.com.mx agradece la colaboración de Wael Hikal, Monterrey, Nuevo León.