Entrevista a ex marero
Entrevista a ex marero
“ya todos están muertos vos… solo quedan puros patojitos”
“…esa vida ahora que ya la viví pues me he dado cuenta que no me trajo nada, ningún beneficio solo perdidas. Aquí en el hogar estoy todo baleado, me drenaron un pulmón, tengo una cicatriz aquí, mira mis dientes (los dientes visibles se ven quebrados)… pura maldad”
José García* residía en la colonia El Paraíso II zona 18, era un integrante de la mara Salvatrucha, tiene 14 ingresos a prisión por delitos como portación de arma de fuego, robo, consumo, hurto, extorsiones, asesinato, entre otros. 10 tatuajes, mirada perdida, voz baja, pelo rapado y cicatrices de balazos (tanto orificios de entrada como de salida) son parte de su experiencia en maras. García explica “una vida toda desordenada, por mi mala forma de pensar… por creer que las amistades siempre iban a estar a la par mía y a ultima hora ya cuando todos vieron que uno ya estaba en la orilla, a punto de tocar fondo… te dan miedo las amistades”
Su padre lo abandonó cuando tenía 3 años, su madre se fue a vivir a Estados Unidos cuando tenía 4 años que lo dejó criarse con sus tíos que lo corregían a “patín (patada), trompón, y escupida siempre”. A los 11 años, un amigo cabecilla de la clica (sub-mara) lo invitó a formar parte de ella, García relata “encontré el compañerismo, encontré una familia la cual no había tenido”. A los 12 años se tatúo su nombre en el brazo izquierdo y recuerda que por esas épocas ya empezaba a consumir mariguana.
La salida de la mara Salvatrucha de García, afortunadamente no le trajo mayor consecuencia “yo era de aquellos que cuando decían –hay una pinta que se mantiene en tal lugar y a tal hora – Yo voy! respondía –Hay una tienda ahí y no la quieren dar (el impuesto)- Yo voy! Se dieron cuenta que era una persona que siempre había estado al lado de ellos, yo me puse bien malo… se dieron cuenta que ya eran consecuencias de todo lo que había vivido”
La vida de un marero se vuelve caótica, los integrantes de maras buscan a grupos de personas que han vivido mas o menos sus mismas experiencias y cometen actos delictivos para ser respetados y seguir perteneciendo a ella. “Yo asaltaba, violábamos, matábamos… vos no conoces esa cosecha men”. Como factor común de varios mareros y ex mareros que he podido entrevistar además de numerosos estudios que he leído, he podido darme cuenta que la fórmula para hacer que una persona se convierta marera es: clase baja con una dinámica familiar disfuncional, falta de atención y apoyo por parte del entorno que se desarrolla y suficiente tiempo libre.
“…esa vida ahora que ya la viví pues me he dado cuenta que no me trajo nada, ningún beneficio solo perdidas. Aquí en el hogar estoy todo baleado, me drenaron un pulmón, tengo una cicatriz aquí, mira mis dientes (los dientes visibles se ven quebrados)… pura maldad”
*Nombre ficticio
José García* residía en la colonia El Paraíso II zona 18, era un integrante de la mara Salvatrucha, tiene 14 ingresos a prisión por delitos como portación de arma de fuego, robo, consumo, hurto, extorsiones, asesinato, entre otros. 10 tatuajes, mirada perdida, voz baja, pelo rapado y cicatrices de balazos (tanto orificios de entrada como de salida) son parte de su experiencia en maras. García explica “una vida toda desordenada, por mi mala forma de pensar… por creer que las amistades siempre iban a estar a la par mía y a ultima hora ya cuando todos vieron que uno ya estaba en la orilla, a punto de tocar fondo… te dan miedo las amistades”
Su padre lo abandonó cuando tenía 3 años, su madre se fue a vivir a Estados Unidos cuando tenía 4 años que lo dejó criarse con sus tíos que lo corregían a “patín (patada), trompón, y escupida siempre”. A los 11 años, un amigo cabecilla de la clica (sub-mara) lo invitó a formar parte de ella, García relata “encontré el compañerismo, encontré una familia la cual no había tenido”. A los 12 años se tatúo su nombre en el brazo izquierdo y recuerda que por esas épocas ya empezaba a consumir mariguana.
La salida de la mara Salvatrucha de García, afortunadamente no le trajo mayor consecuencia “yo era de aquellos que cuando decían –hay una pinta que se mantiene en tal lugar y a tal hora – Yo voy! respondía –Hay una tienda ahí y no la quieren dar (el impuesto)- Yo voy! Se dieron cuenta que era una persona que siempre había estado al lado de ellos, yo me puse bien malo… se dieron cuenta que ya eran consecuencias de todo lo que había vivido”
La vida de un marero se vuelve caótica, los integrantes de maras buscan a grupos de personas que han vivido mas o menos sus mismas experiencias y cometen actos delictivos para ser respetados y seguir perteneciendo a ella. “Yo asaltaba, violábamos, matábamos… vos no conoces esa cosecha men”. Como factor común de varios mareros y ex mareros que he podido entrevistar además de numerosos estudios que he leído, he podido darme cuenta que la fórmula para hacer que una persona se convierta marera es: clase baja con una dinámica familiar disfuncional, falta de atención y apoyo por parte del entorno que se desarrolla y suficiente tiempo libre.
“…esa vida ahora que ya la viví pues me he dado cuenta que no me trajo nada, ningún beneficio solo perdidas. Aquí en el hogar estoy todo baleado, me drenaron un pulmón, tengo una cicatriz aquí, mira mis dientes (los dientes visibles se ven quebrados)… pura maldad”
*Nombre ficticio
Alejandro Chang, colaborador de www.criminalistica.com.mx en Guatemala
Fuente de imagen: http://img160.imageshack.us/img160/1647/maras6yg5.jpg