Pobres, principales víctimas de violencia
Pobres, principales víctimas de violencia
BRASILIA, Brasil - Los jóvenes pobres y negros son las principales víctimas de la violencia en Brasil, con un índice de homicidios de 27.8 por ciento por cada 100 mil habitantes en el año 2001, "que lo coloca como uno de los países más violentos del mundo", denunció la ONG Social Watch.
Muerte violenta
"Brasil no está en guerra, pero los indicadores sobre muertes violentas en sus principales centros urbanos son similares a los que presentan países con conflicto armado", afirma esta organización no gubernamental internacional en el capítulo de su informe mundial de 2004 dedicado a Brasil.
El Informe 2004 del Observatorio de la Ciudadanía --Miedos y Privaciones, Obstáculos a la Seguridad--, que en sus 130 páginas evalúa la situación en 50 países, dice que en Brasil "el riesgo de los negros de ser asesinados es 86.7 por ciento más alto que en el caso de los blancos".
"En el caso brasileño, cuando se estudian algunas áreas urbanas pobres, con especial atención en la juventud, encontramos índices de 230 homicidios dolosos por cada 100 mil habitantes. Según expertos, se está llevando un verdadero genocidio de jóvenes pobres, sobre todo de negros", puntualiza.
Precisa que "las tasas de homicidio entre los negros son más altas en todas las ciudades, y más acentuadas entre los negros de 14 a 19 años de edad". De acuerdo con el documento, esta situación es el "resultado de la expansión veloz de las dinámicas criminales y el acceso ilimitado a las armas de fuego".
Para contrarrestar esta situación, el gobierno del presidente Luiz Inacio Lula da Silva puso en marcha desde el pasado 15 de julio una campaña de desarme que hasta ahora ha permitido recuperar más de 180 mil armas de fuego. Las autoridades pagan entre 100 y 300 reales (34 y 103 dólares) por cada arma.
Destacó el hecho de que el Congreso aprobara un Estatuto de Desarme, que prevé la realización de un plebiscito nacional en 2005 para decidir sobre la prohibición de vender armas de fuego en todo el país.
El análisis de Social Watch atribuye el incremento de la violencia, que afecta principalmente a los jóvenes de entre 15 y 24 años, y que viven principalmente en las favelas (barriadas marginales), al problema del tráfico de drogas y a la violenta represión policial.
"El acelerado crecimiento de las muertes violentas en favelas y barrios pobres puede explicarse por una combinación de factores: la aparición de la cocaína en centros urbanos como Rio de Janiero y Sao Paulo en los años 80 y su alta rentabilidad; la actuación policial cada vez más violenta, las luchas entre bandas rivales por el control de los puntos de venta de la droga, y la utilización de armas militares", explica al respecto.
El diagnóstico denuncia la mayor incidencia de la violencia, además de entre los jóvenes negros, "en los sectores más pobres, con ocurrencia de los crímenes predominantemente en favelas y barrios de las periferias urbanas".
"En esos ámbitos, el narcotráfico ejerce un fuerte poder de seducción sobre niños y adolescentes con escasas alternativas de empleo e ingreso, y frágiles perspectivas de futuro", indica el documento, que lamenta el "tardío despertar de los gobiernos y la sociedad civil hacia el problema de la seguridad pública".
Según la ONG, debido a "la ausencia de inversiones y de políticas públicas racionales, la mayoría de las instituciones policiales del país degeneraron y se volvieron violentas e ineficaces".
Además, denunció que "a través de mecanismos a diferentes niveles, el crimen organizado del tráfico de armas y drogas corrompió amplios segmentos de la Policía, desde las bases hasta las jefaturas".
El informe reconoce la iniciativa del gobierno nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de propiciar la elaboración de un Programa Nacional de Seguridad, y llamó a la sociedad civil a "presionar" para que "el gobierno federal y los gobiernos locales reconozcan la urgencia del problema de la violencia".