Tatuajes y piercing

Publicado en Criminología

Tatuajes y piercing

La práctica de tatuarse tiene una larga historia y ha aparecido en diversas culturas. Hay evidencia de que los pictos, quienes habitaron las islas británicas durante la Edad de Bronce, utilizaban una planta emparentada con la mostaza para teñirse la piel: el arbusto llamado pastel (Isatis tinctoria). Por cierto, esta planta fue durante milenios la única fuente de colorante azul y ello le valió un importante papel en la historia del mundo, pero ésa es harina de otro costal.

Las diversas perforaciones corporales que hoy en día se podrían englobar bajo el término piercing en el mundo occidental también han sido muy comunes en otras sociedades y épocas: recordemos, por citar sólo unos cuantos casos, los “besotes” de los pueblos mesoamericanos, los anillos de madera empleados por distintas etnias africanas en los lóbulos de las orejas o los labios, o las incisiones autoinfligidas con distintos tipos de ganchos por los practicantes de algunas religiones (el cristianismo, entre otras) como muestra de fe.

Los tatuajes y el piercing implican afectar la integridad de la piel y la introducción de cuerpos ajenos al organismo, y por ello conllevan el riesgo de infecciones: éstas pueden variar desde pequeñas complicaciones locales hasta abscesos que requieren hospitalización, y claro, en estos tiempos, pueden ser una manera de contagiarse con virus que causan enfermedades serias como el VIH o el de la hepatitis C. Por lo tanto, si se decide añadir un tatuaje o un adorno metálico al organismo, hay que hacerlo con todas las precauciones: acudir a un especialista reconocido, cerciorarse de que todos los instrumentos necesarios hayan sido esterilizados y que se utilicen agujas estériles desechables para inyectar la tinta y perforar los tejidos antes de insertar el talismán elegido, etc. Y quizá obvie decirlo, pero también es necesario tomar en cuenta que los tatuajes se hacen al inyectar tinta en la capa dermal de la piel y por ello son permanentes: ¿realmente les gusta el motivo que quieren ponerse?, ¿y realmente les seguirá gustando en 30 años?

Fuente: http://www.comoves.unam.mx/bottom.htm

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