Necrofilia y Derecho

Publicado en Criminología

Absurdos jurídicos


¿Cuándo empieza la muerte?

Algunos discípulos de Kant, han dicho que la muerte es el paso del tiempo y de la conciencia del acto, mientras que el nacimiento es el paso lógico del acto a la conciencia y al tiempo. Feuerbach es más puro: “la muerte es la muerte de la muerte”. Para una concepción marxista del morir, es imperdible la Enciclopedia soviética: “la muerte sólo puede comprenderse sobre la base de la explicación materialista de la esencia vital del organismo”.

 

Para el ordenamiento jurídico mexicano, la Ley General de Salud, en su artículo 343, dispone que la pérdida de la vida ocurre cuando se presentan la muerte encefálica o el paro cardíaco irreversible. La muerte encefálica se determina cuando se verifican los siguientes signos: I. Ausencia completa y permanente de conciencia; II. Ausencia permanente de respiración espontánea, y III. Ausencia de los reflejos del tallo cerebral, manifestado por arreflexia pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas vestibulares y ausencia de respuesta a estímulos nocioceptivos.

 

Es posible…pero, ¿se trata de parámetros absolutos? Jack Kevorkian, el “Doctor Muerte”, dejó resmas repletas de investigación, de las que ofrecemos un par “a modo de calaverita”:

 

Las decapitaciones masivas y los importantes descubrimientos en el campo de la electricidad coincidieron a finales del siglo XVIII y dieron lugar a experimentos únicos relacionados con la fisiología humana. Uno de los primeros tuvo lugar en Alemania en 1791 ante un grupo de médicos y estudiantes de medicina reunidos para presenciar una ejecución. Inmediatamente después de que el criminal fuera decapitado, el investigador demostró que los músculos del cuello del torso se estremecen al tocarlos con una sonda. Un contacto más profundo causó contracciones musculares lo bastante fuertes como para arquear la espalda y extender los brazos que habían sido doblados sobre el pecho. Un ligero contacto de la sonda sobre el extremo cortado de la médula espinal (en la parte del cuello unida a la cabeza) provocó movimientos similares en los músculos faciales, especialmente alrededor de los labios. En ocasiones los párpados pestañearon. Un contacto más profundo aquí provocó una contracción masiva de todos los músculos faciales y de la lengua. Las grotescas muecas hicieron que unos cuantos observadores, estremecidos, se apartaran y se marcharan. Se llegó a la conclusión de que la conciencia probablemente persistía después de la decapitación.

Quienes insistían en que la conciencia persistía en una cabeza cortada –incluso durante un cuarto de hora- fueron alentados por los resultados de una ejecución acontecida en Breslau (actual Wroclaw, Alemania), en 1803. Inmediatamente después de que el criminal fuera decapitado por medio de la espada, un dispositivo eléctrico produjo fuertes contracciones musculares en la cabeza. Dos ayudantes sostuvieron entonces firmemente la cabeza mientras el investigador miraba fijamente la cara. Al mismo tiempo, el extremo cortado de la médula espinal fue tocado con una sonda mecánica. Los músculos faciales se contrajeron y los labios se torcieron. Parecía una mueca de dolor. Cuando el investigador lanzó rápidamente su dedo hacía el ojo abierto de la cabeza separada, sus párpados se cerraron como si el cerebro fuera consciente de una amenaza inmediata. Los párpados se cerraron también cuando la cabeza fue orientada hacia el Sol. A continuación el investigador gritó el nombre de la víctima en uno de los oídos. Los párpados se abrieron y la mirada se volvió lentamente hacía la fuente del sonido. La boca hizo movimientos como si intentara abrirse y hablar.

A la luz de lo dispuesto por el artículo 343 de la Ley General de Salud, parece poco probable, al menos en el corto plazo, regresar a la fórmula que los médicos utilizaban en la Edad de Oro para informar a la autoridad judicial que una persona había muerto: “Señoría: después de llamar consecutivamente por tres veces a don… y no habiendo obtenido por parte “deste” contestación a mi requerimiento, puede asegurarse que don… ha fallecido”.

 

 

De cadáveres exquisitos. El Primer Cadáver de la Nación

 

 

Teresa de Ávila murió en 1582 y fue enterrada sin haber sido embalsamada en una fosa profunda llena de piedras, cal y tierra húmeda. Su cuerpo fue examinado durante casi 200 años, y aseguran que permanecía en un estado de conservación excepcional; su carne, siempre flexible, volvía a elevarse cuando se hundía en ella un dedo; vertía sangre roja cada vez que se extraía una reliquia, y aunque sus vestiduras estaban totalmente corrompidas, el cuerpo exhalaba un olor a violetas y lirios.

 

Violetas y lirios….parece que ese no era el caso del Ex Presidente Carlos Andrés Pérez, fallecido a fines de 2010, y cuyo cadáver estaba en el centro de una peculiar disputa jurídica. Estuvo más de seis meses en una unidad de refrigeración de una funeraria de Miami, Florida, por el litigio familiar antes de ser colocado en una cripta de manera temporal, por orden de un juez. El litigio surgió cuando la viuda interpuso una demanda contra Cecilia Matos, compañera sentimental del difunto, para evitar que fuera enterrado en Estados Unidos. Cecilia Matos y sus hijas se oponían arguyendo que el ex gobernante había expresado su deseo de regresar a Venezuela sólo cuando ya no estuviera en el poder Hugo Chávez. Al cierre de esta nota, Hugo Chávez sigue siendo Presidente de la República Bolivariana, y los restos de Carlos Andrés Pérez reposan en Caracas.

 

 

“Morí, pero sigo en el padrón”. La Ouija como reina de las pruebas

 

 

A no pocos les resultará familiar el recuerdo de aquellas campañas políticas de hace medio siglo, cuando en las bardas de los cementerios se pintaban las proclamas entusiastas de un zoon politikon siempre vivo: “Los muertos estamos con el candidato”. No menos frecuente era la incidencia de personas ya fallecidas, pero con conciencia política inmortal, porque seguían votando.

 

Si a la inmortalidad se ingresa por las puertas del sepulcro, se proponen los siguientes epitafios jurídicos, como enganche para obtener el certificado de perpetuidad:

 

1)    Los muertos siguen participando en el juego, con aplomo. Y de preferencia, activa y no pasivamente, como ocurrió en Wisconsin, donde tres sujetos fueron acusados de profanar una tumba para que unión de ellos tuviera sexo con un cadáver. El epitafio de este caso lo aportó la magistrada de la Corte Suprema estatal, Patience Roggensack: “…la ley del Estado prohíbe las relaciones sexuales con alguien que no pueda dar su consentimiento, ya sea que la víctima esté muerta o viva en el momento”.

 

2)    Los muertos comparecen con la solemnidad de la fe pública. Un juez nicaragüense ordenó la detención de un notario que fue declarado culpable por estelionato y falsificación de documentos, al haber hecho comparecer en escritura pública a una persona que tenía más de 20 años muerta.

 

3)    Los muertos exoneran desde “el más allá”. Un tribunal de Porto Alegre, Brasil, aceptó como prueba absolutoria, en un juicio por homicidio, una carta exonerante dictada por el espíritu de la víctima a un médium. De esta manera, la sospechosa del crimen logró salir a la calle. La carta, obtenida mediante una técnica llamada sicografía entre los espiritistas, fue presentada como prueba por el abogado Lucio de Constantino, defensor de la acusada, y no fue impugnada por la parte acusadora. El espíritu de Ercy Cardoso, asesinado a los 71 años, liberó de toda culpa a su amante Yara Barcelos, de 63, a quien se le achacó haber pagado por la ejecución. ”Lo que más me pesa en el corazón es ver a Yara acusada de esa forma por mentes tramposas como las de mis verdugos. Un abrazo fraterno de Ercy”, decía el texto que fue aceptado por la jueza del caso, ”porque se presentó en tiempo y forma”.

 

 

Postludio ¿Qué oír para acompañar las reflexiones jurídicas sobre los aspectos jurídicos de la muerte?

 

 

Hay un vasto repertorio de Misas de Muertos, aunque nuestras preferencias son encabezadas, muy en las alturas, por los Réquiem de “la triple B”: Berlioz, Brahms y Britten. No deben pasarse por alto La Isla de los Muertos, de Rachmaninoff, (máxime si se tiene a mano la pintura de Böcklin), ni Éclairs sur l’au-delà, de Messiaen.

 

Diversas marchas fúnebres, desde la de Henry Purcell (que Walter-Wendy Carlos adaptó para Naranja Mecánica), y la de Sigfrido en el Ocaso de los Dioses, a la del tercer movimiento de la segunda sonata de Chopin, pasando por otros pasajes fúnebres en diversas sinfonías de Beethoven, Mahler, Khachaturian y Shostakovich, haciendo una amable escala en Le Tombeau de Couperin, de Ravel.

 

Si se desea un cóctel necrofílico poderoso de música y pintura, los cuadros de Zdzisław Beksínski combinan muy bien con Polymorphia y con el cuarto movimiento de la tercera sinfonía de Penderecki.

 

Alejandro Anaya Huertas. Licenciado en Derecho (UNAM); maestro y candidato a doctor en Administración Pública (INAP).

 

Fuente:

http://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/?p=1553

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