Entrevista a trabajadora sexual en Guatemala

Publicado en Criminología

Maya Dorina Martínez*

“no se acostumbra uno nunca porque la vida de La Línea es como la vida del payaso, verdad… tenerse que pintar todos los días porque la función empieza temprano y cuando la función termina pues desmaquillarte ver a los niños, a dormir”

*nombre ficticio

 

"Hoy en día los hombres saben el precio de todo...y el valor de nada"

-Oscar Wilde-

Alejandro Chang, colaborador  de criminalistica.com.mx en Guatemala

Contexto: "La Línea" es un sector en la Ciudad de Guatemala donde mujeres (y menores de edad) se prostituyen. La característica del "La Línea" es la pobreza a tal punto que mujeres entradas en la tercera edad continúan prostituyéndose por precios no mayores a $7. Del peligro en la zona ni se diga, a pesar que a la vuelta se encuentra el Edificio Central de la Policía Nacional Civil.

 

Maya Dorina Martínez*

 

“no se acostumbra uno nunca porque la vida de La Línea es como la vida del payaso, verdad… tenerse que pintar todos los días porque la función empieza temprano y cuando la función termina pues desmaquillarte ver a los niños, a dormir”

*nombre ficticio

 

Maya nació en 1970, se crió con su madre y padrastro la mayor parte de su niñez. Indicó que “todos los recuerdos son muy amargos, nunca tuve un recuerdo así bonito de jugar porque yo desde los once años sé lavar y planchar ajeno” indicando que se dedicaba a lavar ropa de prostitutas de La Línea en un tanque llamado “San José”. Estudió hasta cuarto primaria porque “mi mamá no tenía monedas con que darnos para estudiar a mi hermana y a mí, entonces decidí que fuera mi hermana la que estudiara porque pensé que ella iba a hacer provecho de eso pero no, tampoco lo hizo, me dejó perder oportunidades porque a mí si me gustaba el estudio… llevaba buenas calificaciones y de lo único que se quejaban de mí era que yo peleaba mucho”.

El padrastro de Maya “me pegaba mucho, me golpeaba y todo… no sé si lo hacía por que vieran que el era el padre de la casa y después de pegarme me llevaba a las piscina y me exigía que me pusiera calzoneta aunque la gente viera mis moretones” al inquirir más acerca de esta situación, mencionó que le pegaba “con lo que encontraba” pero con mayor frecuencia con un cinchos, escobas o “los chicotes de caballo” informando que “me pegaba por todo… no entendía yo el porqué se comportaba así conmigo”.

Luego del maltrato físico que recibía Maya por parte de su padrastro, indicó que cuando tenía once años “optó por estarme violando cuando se le antojaba… me violaba cuando él quería” y agregó que “nunca me dejó hablar ni contarle a mi mamá, nada…. Yo no contaba nada porque como era tan alto él y yo tan pequeña… peor que vivíamos cerca de un barranco y me decía si vos hablás te voy a tirar al barranco… cuando intenté contarle a mi mamá, mi mamá no me creyó” mencionando que tomó partido a favor de su padrastro. Además, dijo que la violó en incontables ocasiones porque “lo hacía cada vez que llegaba ebrio o esperaba que mi mamá saliera del mercado o fuera a hacer otros mandados”.

La relación de Maya con su madre la describe “bien difícil de llevarla, a veces bien, a veces mal, a veces como que no me quisiera, como que le estorbara… ella me lo hace ver porque es de las que si tenes (dinero) valés y si no, no valés nada”. Asimismo, la madre de Maya “se separó y de ahí ya no volvió a tener parejas hombres, después tuvo una su novia”. A los 17 años, Maya tuvo un “embarazo sola, aislada de la familia” donde luego nació su primera hija y meses más tarde tuvo a su segunda hija con una persona que en ese entonces tenía 34 años, amigo de su madre y la razón por la cual se juntó con él fue por “la agonía de vivir con escasos recursos, tan difíciles, con niños que tienen que comer, te hace conseguir pareja y yo dije, con el primero que me diga que soy bonita con ese me voy, con el primero que pase y así fue”. La mencionada pareja de Maya la abandonó cuando ésta tenía dos meses de embarazo de su segundo hijo por otra mujer que podía mantenerlo.

Cuando Maya iba a cumplir 18 años “mi madre cayó presa y me metí a trabajar a La Línea, empecé a prostituirme, a ser trabajadora sexual… fue algo muy duro y no se acostumbra, no se acostumbra uno nunca porque la vida de La Línea es como la vida del payaso verdad… tenerse que pintar todos los días porque la función empieza temprano y cuando la función termina pues desmaquillarte ver a los niños, a dormir” ratificando que se involucró en la prostitución porque “mi mamá se fue detenida, cayó presa porque agredieron a otra persona, la apuñalaron, le hicieron heridas feas”.

Reveló que en La Línea “nunca hubo una mano amiga que me dijera que me iba a ayudar… aquí lo primero que me dieron fue una blusa y me dijeron parate aquí porque aquí va a haber pisto, sos bonita sos joven, ven verdad”. Recordó que “el primer hombre que entró y me vio llorando, me preguntó ¿porque llora? y le dije que era la primera vez que me ocupa… o sea que no has tenido marido… bien, hasta dos hijos tengo le dije…¿y entonces?... pero es la primera vez… ah si queres me salgo va… no porque tú te vas a salir, vas a ser bien comprensivo pero el que venga tal vez me pueda golpear…” informó que “aquí en La Línea se ven experiencias crueles, duras… vienen clientes abusivos, buena gente… limpios, shucos, amables, bruscos…aquí viene de todo”. Añadió que cobraba Q.7 ($1) cada servicio de prostitución.

“Tú eres débil cuando entras aquí y aprendes a ser fuerte por el trato que te dan los clientes, ya al agresivo no le bajas la cabeza, la levantas porque yo sufrí muchos abusos aquí, demasiados y no sólo yo sino que lo sufren las demás compañeras”. Recordó que su primer abuso fue “que yo no había bebido una gota de alcohol y éste hombre traía guaro en unas bolsas plásticas en el pantalón y un revólver en la cintura y me metía el revolver en la boca, así como que no te lo tomas vas a ver, a base de eso a mí se me escondió una amígdala, cuando se me inflama me da risa porque sólo se me mira una chibola y ésta no… ahora me da risa porque son recuerdos muy tristes porque el hombre me hacía así con la pistola (dramatiza la forma en cómo le metía el revólver en la boca) y va de exprimirme el alcohol, que me lo tomara y que me lo tomara… después de eso me golpeó”.

La segunda ocasión “fue uno que venía vestido de doctor y me dijo que estudiaba medicina y me pegó duro, me dejo ensartada la parte de atrás del arete en la parte de atrás de mi oreja y me dejó un ojo morado… así sucesivamente, que me han robado… aquí se vive de todo, se ve de todo… con solo el hecho que lo utilicen a uno ya es mucho pero la necesidad te lleva a tantas cosas que a veces la gente que vive afuera de éste mundo que es La Línea, no tienen ni idea… cuántas veces no he oído yo cuando dicen “¡ah! es la vida fácil… la vida fácil” y yo te juro que cambiaría un día de mi vida por una persona afuera de La Línea y que ésta persona llegara a ocupar mi lugar y no vuelve a opinar lo mismo

Al referirse al documental “Estrellas de la Línea” mencionó que “en un pedazo de éste documental, hay una señora que sale, no sé si estoy equivocada pero es por la zona 14 (sector de dinero) y es la que más nos discrimina… nos dimos al trabajo de averiguar quién era ella y resulta que nos venía criticando teniendo un familiar detenido por narcotraficante”. Maya cree que nunca se va a acabar la discriminación porque “el que tiene y nunca ha tocado puertas para un pan, nunca lo va a entender… el que nace teniendo que le dé gracias a Dios y el que no tiene, también… Dios nos regaló algo, la vida, el aire, la bulla de mis hijos”.

Al preguntarle qué era un día normal para una prostituta de La Línea indicó “levantarnos, bañarnos, ver si hay comida para los niños…ponerse corta y lista… un día feliz es, hoy me quedaron 50 pesos ($6) me voy a ir a caminar con mis hijos pero es pocas las veces que pasa porque tenés que estar en el vaivén de la vida, trabajar, trabajar, trabajar… no es como un trabajo normal, es un trabajo de lunes a sábado… el medio día del domingo vas a ser tú el que digas y dispongas si te lo puedes dar, si está en tus posibilidades darte un medio día con tu familia” relatando que viernes y sábado son los días de más afluencia de clientes.

Yo les digo a mis hijos, una de cambio, una de necesidad… a volver al trabajo, no hay vuelta de hoja… yo le pregunto a mi hija de 22 años ¿mija, te sentís avergonzada de mi trabajo? No, no me dice ella”. Además agregó los primeros años trabajó durante todo el año y que las navidades “había que aprovechar, “porque hay clientes que son buena gente que te traen tu regalo, “que te voy a dejar tus 50 pesitos ($6) de aguinaldo”… ya va uno jalando que para los zapatos, para la ropa, una libra de uvas”. Relató que su peor experiencia dentro de la prostitución fue “que mis hijos me hayan visto… hubiese dado toda mi vida porque mis hijos no se enteraran pero jamás tuve para pagar una casa, una vivienda fuera de aquí”, describiendo que se quedaba en el cuarto por vergüenza a que sus hijos la vieran visto saliendo con otro hombre al momento de terminar la relación sexual.

Maya informó que los precios en promedio por los servicios de prostitución en La Línea oscilan entre Q.20 a Q.25 ($3) y que el sexo oral cuesta entre Q.30 ($4) y Q.40 ($5) pero lo último nunca lo hizo “porque siempre me he respetado… yo he dicho siempre que el comercio es de mi cintura para mis pies porque de mi cintura para arriba, si no me lo respeto yo, no me lo respeta nadie”. Añadió que en promedio cada prostituta recibe entre 8 a 10 clientes diarios y en los mejores días hasta 15, siendo el promedio de tiempo 5 minutos, además de que la prostituta debe pagar Q.40 ($5) diarios por el cuarto.

“Ni yo soy diferente a ti ni tu sos diferente a mí… porque si nos puyamos un dedo nos sale sangre… si te golpeas te duele, si te hieren lloras y si estás feliz reís”

 

 

Alejandro Chang (Guatemala)

Psicólogo – Criminólogo

Colaborador de Criminalistica.com.mx

 

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