Algoritmos de la pericia medicolegal en el lugar de los hechos

Publicado en Criminalística

Algoritmos de la pericia medicolegal en el lugar de los hechos

 

1- Introducción
2- Breve reseña histórica
3- Algunas definiciones conceptuales
4- El estudio del lugar de los hechos
5- La información verbal que se obtiene inicialmente
6- El estudio del cadáver
7- La descripción del lugar del hecho
8- Otras técnicas de fijación
9- Particularidades de los levantamientos de cadáver
10- Aspectos éticos del trabajo medicolegal en el lugar del hecho
11- A forma de resumen
12- Bibliografía

INTRODUCCIÓN
A pesar de que nuestro país tiene una larga tradición en la enseñanza y la práctica de la  Medicina Legal y de que los forenses cubanos, tenemos el honor  de contar entre nuestras filas, con valiosos colegas que han demostrado ser depositarios del más alto conocimiento científico en el tema, aun en la actualidad carecemos de una guía que unifique las acciones del médico forense en el momento de conocerse de un hecho criminoso que tenga como resultado la pérdida de la vida de la víctima.

Conocida por todos la importancia que tiene "el primer ataque" en el lugar de loshechos y dada la posibilidad de que las personas que lo emprendan, pueden cambiar indicios que resulten irrecuperables, se comprende la necesidad de que los peritos actúen de forma rápida y organizada, con acciones previamente estudiadas y fundamentadas y que a su vez estas acciones no entorpezcan el trabajo de otros científicos y técnicos que se desempeñen en disciplinas distintas a la Medicina Legal y que tengan que interactuar con nosotros en la búsqueda de información.

Actualmente en Cuba no existe nada que guíe un trabajo uniforme de los médicos forenses al desarrollar su pericia y la práctica de la especialidad está fraccionada bajo la subordinación de departamentos provinciales, por lo que existe el peligro (al menos hipotético) de que no siempre todos los peritos médicos, actúen siguiendo una única metodología.

Acéptese el presente trabajo como un modesto aporte que señale el mínimo de elementos a tener en cuenta por los médicos que practiquen la Medicina Legal o los que sean requeridos como peritos por la administración de justicia, en el momento de enfrentarse a un lugar donde ha ocurrido un delito contra la vida, o en situaciones en las que se dude de tal y tómese por tanto, más que como una metodología de trabajo o como una guía didáctica de aprendizaje (pues no pretendemos que conociendo el contenido del texto simplemente el lector estará formado para trabajar un lugar del suceso, ni tampoco que aplicándolo se logrará el esclarecimiento de un caso) como algoritmos de operaciones que realizará el perito ante situaciones en las que se puedan aplicar procederes varios, que pueden estar relacionados entre si y no fórmulas únicas y completas de resultado previsible e invariable.

Tomamos una terminología del cálculo (algoritmo) que en lo único que vemos que se diferencia es en cuanto a que no trabajamos variables numéricas, pero que conceptualiza perfectamente como pretendemos discurrir entre lo general y lo específico del trabajo medicolegal  en la escena del crimen.

BREVE RESEÑA HISTÓRICA
Los países de nuestra región tienen la peculiaridad de haber sufrido un choque entre dos culturas, en el cual la cultura europea destruyó completamente la autóctona y solo se incorporaron de esta escasos elementos que no permiten reconstruir para nada la historia anterior, los pobladores del archipiélago no tenían una tradición escrita, por lo que tampoco es posible una reconstrucción atendiendo a escrituras de ningún tipo y esto nos lleva a afirmar que en Cuba se pierden las fases del pensamiento inherente a las distintas épocas de la humanidad y realmente se pasa de la barbarie de los primitivos aborígenes al pensamiento moderno de la Europa del siglo XV en pleno auge del ilustracionismo.

Si bien en un principio las villas que se forman en Cuba no son de gran interés para la metrópoli, al quedar nuestra isla en el trayecto de las flotas que llevaban lo recaudado a la corte, se acelera el desarrollo económico de la colonia y con él aparece también un auge en lo socio-cultural. El crecimiento de estas villas hace que el 26 de Agosto de 1522, el Cabildo autoriza al Maestro Juan Gómez para que ejerciera como barbero y cirujano en la villa de San Cristóbal de la Habana. En 1569 se autorizó el ejercicio al Licenciado Gamarra, graduado en Alcalá de  Henares y titulado de medicina, cirugía y farmacia, pero de forma privada y sin ningún nexo que lo uniera al Cabildo.

El día 3 de Septiembre de 1610 se nombra al Licenciado Juan Tejeda Pina para que ejerciera en la villa, con un sueldo de 100 ducados anuales y dentro de sus funciones como primer médico municipal, se contaban auxiliar a la administración de justicia, en los casos en que las autoridades así lo requirieran.

En 1634 se constituye el Real Tribunal del Protomedicato, primera institución de salud pública del país y tercero de América (precedido solamente por los de los virreinatos de México y de Lima) que tenía la función de velar por todos los asuntos médicos de la colonia.

El primer protomédico nombrado fue Francisco Muñoz que fallece a los tres  años de su nombramiento y sin haber realizado funciones destacables. Lo sustituye Francisco de Teresa y Rubira que si realiza una actividad intensa y fundamentalmente se dedica a luchar contra la eutanasia, el aborto y las violaciones del secreto médico.

En 1728 se funda la Universidad de la Habana que comienza con la enseñanza de bachillerato, con 5 asignaturas y las facultades mayores de Jurisprudencia, Cánones y Medicina, pero no es hasta 1842 que no se funda la primera cátedra de Medicina Legal, la que se le otorga a José de Lletor Castroverde quién venía impartiendo la asignatura de forma privada en el seminario de San Carlos y San Ambrosio desde 1839; es en esta fecha de 1842 y gracias a la reforma universitaria que se comienzan a hacer disecciones en cadáveres en nuestro país.

Al jubilarse Lletor Castroverde ocupa la cátedra el primer cubano: Ramón Zambrana Valdés, que produce grandes cambios en la enseñanza de la asignatura, que deja de ser teórica y comienza a impartirse una docencia práctica.

El 19 de Marzo de 1880 se inauguró oficialmente el primer necrocómio de la Habana, nombrándose como encargado del mismo al estudiante de medicina Fernando Acevedo.

El 17 de Septiembre de 1882 entra en vigor en España la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que es la primera en regular la inspección del lugar del hecho, cuando dice en su artículo 326: "....Cuando el delito que se persiga haya dejado vestigios o pruebas materiales en su perpetración el juez instructor o el que haga sus veces los recogerá y conservará para el juicio oral si fuera posible, procediendo al efecto a la inspección ocular y a la descripción de todo aquello que pueda tener relación con la existencia y naturaleza del hecho.

A este fin hará consignar en los autos la descripción del lugar del delito, el sitio y estado en que se hallen los objetos que en el se encuentran, los accidentes del terreno o situación de las habitaciones y todos los demás detalles que puedan utilizarse tanto para la acusación como para la defensa".

En esta propia Ley, en sus artículos 344 al 349, se regula la forma de designación, nombramiento, competencia y otros aspectos relacionados con los médicos forenses y a pesar de que no entró en vigor en Cuba hasta el 1 de Enero de 1889 y por Real Decreto del 19 de Octubre de 1888, no puede ser una casualidad que en el mismo año 1882, el 18 de Febrero fueron nombrados los que se llamaron "médicos de funciones", encargados de comprobar las muertes y sus circunstancias, convertido este grupo de médicos posteriormente, en los primeros forenses nombrados del país y que fueron: Manuel Antonio Aguilera, Juan Tomás Reyes, Juan Ramón del Cueto, Manuel Fraga, Joaquín Jacobsen y Arturo Sansores, siendo nombrado como primer director del CUERPO MÉDICO FORENSE el Dr. Obregón Mayol el 4 de Enero de 1886 que se venía desempeñando como director del necrocómio.

En 1925 el necrocómio es trasladado a un pabellón de madera del Hospital: Calixto García, ubicación que solo dura un año pues con el ciclón del año 1926 el pabellón quedó destruido y se traslada al cementerio Colón.

Así todo hasta el 27 de Junio de1958 en que se inaugura la Morgue Judicial y Banco de Tejidos en los locales que ocupa hoy el Instituto de Medicina Legal, el que adquiere este nombré después del triunfo revolucionario de 1959.

En esta época de los primeros años de la Revolución, ocurre un éxodo de médicos a los E.U.  y la especialidad como todas las demás, se siente amenazada por el déficit de personal especializado, es entonces que el  Profesor Francisco Lancís Sánchez, alumno predilecto y colaborador de Castro Bachiller junto al también Profesor Ignacio Fournier encabezan la formación de nuevos especialistas que dan un avance, ahora ininterrumpido a la Medicina Legal en nuestro país.

El antecedente más cercano al presente trabajo, conocido por el autor, es el realizado por el Dr. Raúl Larrinaga en 1980, el que en su tesis de especialista hace señalamientos para el trabajo en el lugar de los hechos.

ALGUNAS DEFINICIONES CONCEPTUALES
Si bien en la actualidad pudiera parecer el estudio del lugar del hecho, como parte integrante de un todo y desprovisto de una importancia "per se", hay que tener en cuenta que el desarrollo de la técnica policiaca y de la criminalística, en su momento se adelantó al de la medicina, exigiendo la colaboración pericial del médico en tiempos en que se prohibía la realización de necropsias a los cadáveres. Esta prohibición comienza a declinar gracias a los trabajos de Andreas Vesalius en 1543 y no es hasta 1624 que comienza la enseñanza académica de la Medicina Legal en la Universidad de Leipzig. Hasta tanto, todo el aporte que pudiera realizar un médico al esclarecimiento de un caso, se limitaba a la información que pudiera obtenerse de la observación del cadáver y el lugar donde ocurre el delito, siendo el precedente más antiguo en la cultura occidental, la descripción que hace Antistio del cadáver de Julio César después de ser apuñaleado.

Aún hoy en momentos en que la práctica de la necropsia es obligada y cuando existen gran cantidad de pericias sofisticadas que utilizan técnicas de laboratorio de gran complejidad, sigue siendo imprescindible un trabajo cuidadoso, eficaz y rápido del lugar del hecho; fijándose y obteniéndose indicios que pueden desaparecer por la acción de las mismas personas que investigan el delito o por el simple transcurso del tiempo.

Para  Lacassagne: "El levantamiento de cadáver es la operación consistente en examinar un cadáver a fin de declarar si la muerte es el resultado de un suicidio o un crimen, permitiendo así que sea retirado por la autoridad pública del lugar en que aquel se hallaba".

Para Castro Bachiller: "Siempre que un individuo sucumbe inesperadamente o bruscamente, de manera violenta o que se supone de tal, sin asistencia médica, se llama a un médico para que examine al cadáver y expida a las autoridades competentes un informe donde consten las observaciones efectuadas para que el cadáver pueda ser retirado por la autoridad pública del lugar en que se encuentra; esta diligencia se practica por el médico y lleva el nombre de levantamiento del cadáver. En el cuerpo del cadáver no deben efectuarse incisiones ni operación alguna".

Lugar de los hechos: "En la investigación en los casos de delitos, tal lugar no es otro que el real o supuesto de la comisión del acto sometido a indagación y donde suelen quedar los vestigios materiales más importantes de su comisión. Por ello el instructor debe proceder a la inspección del mismo siempre que quepa recoger pruebas o indicios en el lugar si la visita de este permite reconstruir mejor el posible curso de los hechos...." (1).

Como inspección del lugar del suceso entendemos: "Es la diligencia de instrucción que consiste en el examen del lugar donde se cometió el hecho delictivo, por parte del instructor, mediante la observación y fijación directa, con el objetivo de hallar las huellas del delito y otras pruebas materiales, el esclarecimiento del ambiente del suceso y de otras circunstancias que tengan relación con el caso" (2).

Los dos conceptos anteriores pueden interpretarse como sinónimos, a diferencias estos del lugar del hallazgo, entendiéndose por tal el sitio donde es encontrado un cadáver después de ser trasladado desde el lugar de la comisión del delito. A diferencia de los anteriores pueden ser múltiples hallazgos para un mismo hecho delictivo (en casos de más de una víctima, de mutilaciones del cadáver y de trucidación o descuartizamiento) y puede considerarse como tal, también para pruebas ajenas al cadáver mismo (vestuario de los comisores, armas empleadas, etc.).

1- Cabanellas G. Diccionario enciclopédico de  derecho usual. Ed. Heliasta S.R.L. Buenos Aires. 1979.p:236.
2- Vasiliev A. Criminalística. UPM 9565 F.A.R. Ciudad de La Habana.1981.

A los efectos del presente trabajo, consideramos conveniente emprender el estudio del lugar del hecho fraccionándolo en los siguientes acápites:
• El lugar del hecho propiamente dicho.
• La información verbal que se obtiene inicialmente.
• El estudio del cadáver:
o Examen del vestuario.
o Identificación del cadáver.
o Establecimiento de la data de la muerte.
o Estudio de las violencias que se encuentran en el cadáver.

EL ESTUDIO DEL LUGAR DE LOS HECHOS

La explicación más utilizada para justificar el incumplimiento de acciones y para explicar el fracaso de la obtención de una información confiable, es escudarse en la falta de condiciones para realizar el trabajo en el lugar del suceso; con relación a este planteamiento, no queremos comenzar el presente acápite sin afirmar que lo más frecuente en el lugar donde se descubre la ocurrencia de un hecho criminal contra la vida, es que no se encuentren condiciones ideales de trabajo. Tanto el forense,  como los demás peritos, instructores policiales y oficiales operativos, tienen que incorporar la premisa de que el trabajo del lugar del hecho debe realizarse con premura de tiempo, bajo presión de los superiores, con curiosos civiles que entorpecen las acciones, colegas que no tienen nada que hacer que no sea estorbar, con poca iluminación, en lugares de difícil acceso y además no se puede descuidar el trabajo que realizan otras personas y que pueden no tener la pericia y la experiencia requerida para cumplir sus funciones sin entorpecer el trabajo de los demás.
Para que el lugar de los hechos pueda ser considerado como tal, a los efectos medicolegales, es una condición  indispensable que este haya sido preservado y a los efectos puramente aplicativos del presente trabajo, consideramos que esto ha ocurrido, siempre y cuando se hayan practicado en el las acciones mínimas necesarias para confirmar la existencia de un cadáver y no un ciudadano vivo herido o con algún grado de afectación de la consciencia.

Hablamos solamente de la confirmación de la existencia de un cadáver y no de las acciones necesarias para comprobar que la muerte de la persona de que se trate haya sido producto de un delito, pues incluso al final de todas las acciones que se decidan practicar es posible que no se aclare este supuesto, por tanto no tiene sentido permanecer en un lugar del hecho para buscar evidencias de criminalidad, ni de la identificación de la víctima, esas serán acciones que serán emprendidas, en su momento por personal especializado.

Queremos recalcar que si se comienza a trabajar un supuesto lugar del hecho de un homicidio o un asesinato, sin estar seguro de que estos hayan ocurrido, la pérdida es mucho menor de que si se alteran condiciones indispensables de preservación por buscar una certeza que tal vez no se obtenga nunca, a pesar del mayor esfuerzo y la mejor pericia. También queremos señalar que si un supuesto lugar del hecho no ha sido preservado, o si se trata de un lugar de un hallazgo, esto no cambia para nada la forma en que se debe desarrollar el trabajo; la diferencia entre el levantamiento de cadáver y el reconocimiento del cadáver en el lugar del suceso, es solamente formal pues metodologicamente nada cambia en las acciones a emprender ni en el cuidado que debe ponerse en la ejecución de las mismas.

EXTENSIÓN A PRESERVAR EN EL LUGAR DEL HECHO
La preservación del lugar de ocurrencia de un hecho como el que nos ocupa es responsabilidad de los miembros de la Policía Nacional Revolucionaria, inicialmente del funcionario de seguridad pública que corresponda y en un segundo tiempo del instructor policial con el personal de que se apoye para el trabajo, quienes establecerán barreras que delimiten la zona de interés y cuidarán de que se respeten las mismas.

Es imposible hablar de preservación sin delimitar hasta donde debe aceptarse la misma, espacial y temporalmente hablando y en este sentido existen múltiples criterios; en el presente nos adscribimos al criterio de la particularidad, no creemos que existan reglas en este sentido atendiendo a lo específico de cada caso. Está bien preservar una habitación, mejor preservar el apartamento completo, más aún preservar el edificio y así sucesivamente hasta la imposibilidad de seguir preservando.

Un homicidio con un vehículo de trayecto obligado se puede preservar muy poco tiempo, atendiendo a los horarios en que es utilizada una misma vía por otros vehículos, pero también una escalera o un pasillo que sean el único acceso para todos los habitantes de un edificio se podrá preservar por un tiempo limitado. Pero de cualquier forma existe un mínimo que es indispensable respetar y pensamos que la cota a este mínimo, la ponen todos los indicios que aparezcan y que se pretenden llevar a la categoría de prueba, durante el tiempo mínimo indispensable como para que este indicio sea debidamente fijado y analizado por el especialista facultado para hacerlo y permitiendo la opción de crear vías de acceso debidamente delimitadas en lugares en los que es "racionalmente previsible" que no se encontrarán indicios. Para ejemplificar podemos exponer el caso de un homicidio con arma blanca en la vía pública, en el cual se preservó una distancia de 10 metros cuadrados alrededor de las primeras manchas hemáticas aparecidas, toda la calle hasta el cadáver y 10 metros cuadrados más allá del mismo, pero se permitió el paso de peatones por una acera, con un cruce limitado en un sitio intermedio, hasta que se terminó el trabajo.

Atendiendo a un proceso por fases, donde es necesario darle prioridad a los peritos que mayor premura tienen y que necesitan menos manipulación del lugar, es posible considerar el caso de que se requiera movilizar el cadáver antes de entrar a trabajar el médico (por ejemplo una huella olorosa en una atadura, un objeto parcialmente cubierto, etc.), en este caso debe avisarse al forense, permitirle observar todos los particulares que él considere, fijar fotograficamente el cadáver y solo entonces realizar la movilización mínima necesaria mientras el médico espera su turno de trabajar.

Como resumen queremos decir que debe comprenderse que el lugar del hecho debe ser trabajado en equipo, por fases y que el médico puede ser el último perito en realizar su trabajo, pero nada justifica que se movilice al cadáver sin avisar antes, aspecto este que debe ser cuidado por todos, pero particularmente por el médico mismo. La autoridad que estipula la Ley (instructores policiales, fiscales) tienen competencia para designar al perito médico y para decirle en que momento particular desarrollará su pericia, pero no para indicar como debe hacerla, aspecto este que solo decide el forense.

QUE NO DEBE HACERSE EN EL LUGAR DEL HECHO
• Romper la preservación pasando o permaneciendo en la zona restringida sin una razón impostergable y debidamente autorizado.
• Si se está trabajando en la zona delimitada: No fumar, no peinarse, no escupir, conversar el mínimo indispensable.
• Actuar expontaneamente sin haber sido requerido o en un momento en que no se le haya indicado.
• Hacer comentarios sobre el trabajo que se realiza y que pueden ser escuchados por personas presentes ajenas al equipo de trabajo o que adelanten conclusiones de las que no se tenga certeza.

LA INFORMACIÓN VERBAL QUE SE OBTIENE INICIALMENTE
Siempre que se comienza a trabajar un caso de homicidio o asesinato existen muchos curiosos, no falta quién esté dispuesto a brindar información, pero sobre todas las cosas, todos quieren obtener información. Esto nos obliga a pensar en que tenemos muchos voluntarios aparentes para colaborar pero lejos de estar dispuestos a brindar información lo que buscan es un intercambio de esta, malintencionado o simplemente por curiosidad morbosa para luego sentirse importante divulgando lo que conoce. Si el lector no tiene la experiencia, puede realizar el experimento de pasar a un curioso a alguna zona restringida del lugar del hecho para interrogarlo, verá que su interrogado tendrá la atención tan dispersa en todo lo que lo rodea que le cuesta trabajo concentrarse en las preguntas que se le hacen.

Si a lo expuesto en el párrafo anterior, añadimos que la ocurrencia de un hecho como el que nos ocupa es el producto de una relación interpersonal previa, se comprende el hecho frecuente de que el autor o a alguno de los implicados en el hecho se encuentre entre los curiosos que invaden el lugar del suceso, llegando incluso a ocurrir que se instale un puesto de mando en la casa del comisor del delito.

El médico forense durante su trabajo puede tropezar con interrogantes propias de su especialidad que no pueden ser esclarecidas por las autoridades policiacas que brindan los antecedentes por que sencillamente no se les puede ocurrir indagar al respecto, pero los médicos no tienen la formación profesional necesaria para manejar entrevistas del tipo que se requiere y que no se parecen para nada a la relación normal médico-paciente.

Por otra parte, desde el mismo momento en que se tiene conocimiento de un caso de homicidio o asesinato, se desencadenan una serie de acciones policiales que incluyen entrevistas a testigos, caracterización de personas, trabajos de penetración y otros de probada eficacia para la obtención de información y verificación de la misma.

De lo dicho hasta el momento se comprende que el médico tenga preguntas que hacer durante el primer ataque en el lugar de los hechos, pero esta necesidad lleva el peligro implícito de que con las mejores intenciones del perito, transmita sus dudas a una persona muy receptiva y no bien intencionada; por lo que afirmamos que lo ideal es que el médico evacue sus dudas primero con el instructor policial y el oficial operativo y excepcionalmente entreviste personas por cuenta propia, pero si va a hacerlo, debe realizar preguntas con astucia, preferentemente dentro de otras sin interés y que desvíen la atención del  entrevistado hacia aspectos banales y nunca sin contar antes con el resto de los colegas que si tienen formación académica y/o experiencia empírica en técnicas de interrogatorio.

Ni decir que es un error craso hacer empatía con el interrogado y pretender un rapport basado en el intercambio de información entre iguales o de forma interactiva.

ASPECTOS MÍNIMOS INDISPENSABLES QUE DEBE ESCLARECERSE EL MÉDICO ANTES O DURANTE EL LEVANTAMIENTO DEL CADÁVER
• Si está detenido el autor y si ha sido interrogado.
• Enfermedades padecidas por el que resultó occiso.
• Tratamientos médicos recibidos.
• Síntomas aquejados en los últimos tiempos.
• Cambios en sus conductas habituales.
• Cuando fue visto por última vez.
• Últimas acciones realizadas por la víctima.
• Conviventes y familiares allegados.
• Modo y nivel de vida.
• Aspectos muy generales sobre su vida sexual.
• Actividad económica lícita e ilícita de la víctima.
• Toxicomanías y dependencias.
• Círculo de amistades y papel que desempeñaba dentro del mismo.

ASPECTOS QUE VICIAN LA INFORMACIÓN Y NO TIENEN PRIORIDAD PARA EL MÉDICO FORENSE
• Dudas sobre una evolución clínica o diagnóstico de enfermedad.
• Suspicacias infundadas sobre enfermos a los que la familia no brinda la atención esperada.
• Otros derivados de intereses ajenos a los problemas judiciales.

EL ESTUDIO DEL CADÁVER: EXAMEN DEL VESTUARIO
El examen del vestuario de una víctima de homicidio o asesinato no es incumbencia exclusiva del médico, existen indicios en la ropa que le interesan además a otros peritos ajenos a la medicina. Si bien en el estudio del lugar de los hechos, el forense debe velar por que los demás peritos hagan su trabajo sin modificarle el cadáver, con el vestuario por el contrario, el médico es el primero en manipularlo y deberá tener el cuidado de no entorpecer otras pericias que se realicen posteriormente.
El examen médico del vestuario en el lugar de los hechos no será conclusivo, pues se tendrá la oportunidad de un mayor detalle cuando se llegue al salón de necropsias, por lo que es importante obtener información cuidando de otros aspectos como el pudor de las personas presentes y observando respeto al que fue persona y no retirar las prendas, describir la extensión y localización de máculas y desgarros, cuidando no añadir otros durante la manipulación y traslado del cadáver, Observar y describir alteraciones de la ropa y su relación con violencias en el cadáver que puedan perderse con el cambio de posición del mismo.
Observar las tallas de las prendas de ropa puede resultar importante después de haber comenzado la fase enfisematosa de la putrefacción, pues puede brindar información sobre la complexión de la víctima, la que se pierde por el aumento de tamaño que provocan los gases putrefactivos en los tejidos blandos.

QUE NO SE DEBE HACER CON RELACIÓN AL VESTUARIO
• Dejar de revisar y vaciar bolsillos, dobleces, falsos y costuras.
• Añadir desgarros para facilitar el acceso a partes del cadáver.
• Añadir máculas por depositar las prendas de ropa en superficies sucias o al superponer porciones limpias a manchas húmedas.
• Describir solamente el tipo de prenda y su color.
• Permitir que se le retire al cadáver alguna prenda del vestuario para trasladarlo al laboratorio antes de concluir la necropsia.

IDENTIFICACIÓN
Una vez ya examinando el cadáver, lo primero que tiene que hacer el médico es establecer la individualidad de los restos que estudia, siempre expresarse sobre características generales como edad, sexo y raza y si es posible sobre características individuales como tatuajes, cicatrices, nevos o defectos físicos.
Como en el lugar de los hechos no se deben realizar “incisiones u operaciones sobre el cadáver” todas las informaciones que se manejen deben ser consideradas “a priori” y no conclusivas y deben ser basadas solamente en apreciación de elementos somatoscópicos u osteoscópicos en casos de reducción esquelética.

DETERMINACIÓN DEL SEXO
La determinación de género debe realizarse solamente observando los genitales externos y los caracteres sexuales secundarios; en casos de restos óseos no es recomendable pronunciarse categoricamente en el lugar, hasta tanto no se practiquen técnicas osteométricas, aún cuando el perito tenga amplia experiencia en antropología forense y considerando que deben tenerse en cuenta varios indicadores que pueden cambiar con la raza, el biotipo o la edad.
No siempre puede hacerse la determinación en el lugar del suceso y no tiene rigor científico una determinación del sexo basada en el vestuario u otras consideraciones ajenas a lo dicho hasta el momento.

DETERMINACIÓN DE LA RAZA
El tema de las razas humanas ha sido tan polémico y tan manipulado, tanto por criterios pseudo científicos y supremacistas como por las posiciones reactivas y contrarias, que aun contando con toda la información que pueda obtenerse sobre un sujeto determinado, resulta difícil clasificarlo atendiendo a los muchos criterios existentes y al mestizaje que se observa en casi todas las poblaciones. Queriendo aclarar por nuestra parte que vemos las clasificaciones de raza más como ideales que como reales.

No obstante lo dicho, puede plantearse que hay al menos, tres grupos generales de razas humanas los europoides, los negroides, y los mongoloides y que en el mestizaje  entre ellos, predomina en una persona en particular, los rasgos somatoscópicos más frecuentes de uno de los grupos sobre los restantes. Por lo que en términos generales consideramos acertado plantear, que se puede decir que un cadáver perteneció a un individuo de alguno de los tres grupos raciales o que en él se aprecia un mestizaje entre determinados grupos y que este mestizaje se puede describir nombrando primero al grupo que predomine y después al o los secundarios

Las características generales de los tres grupos y siguiendo los criterios de Nesturj (1) son los siguientes:

Raza negroide: Color oscuro de la piel, del cabello y del iris de los ojos, cabello ensortijado u ondulado; el vello del cuerpo y de la cara por lo común muy débil, poca anchura cigomática de la cara; nariz pequeña y de anchas alas, con posición más o menos transversal de las ventanas de la nariz; prognatismo, labios gruesos el superior algo prominente, boca ancha, extremidades inferiores largas.

Raza europoide: Color de piel claro, cabello lacio de color rubio a negro, vello del cuerpo y de la cara espeso; frente ancha o ligeramente deprimida, cara ortognata, pómulos poco salientes, ojos horizontales, nariz estrecha, de raíz alta; labios delgados, ventanas de la nariz con los orificios nasales hacia abajo, mentón delgado o pronunciado.

Raza mongoloide: Tez clara o bronceada con matiz amarillo o amarillo-pardo; cabello recto y rígido de color negro, vello de la cara escaso y tardío y del cuerpo casi nulo, cara grande medianamente prognata, pómulos pronunciados, abertura parpebral estrecha con el ángulo externo más alto que el interno, pliegue del párpado superior muy desarrollado; presencia de epicanto (el pliegue superior cubre la glándula lagrimal), nariz de anchura mediana, poco saliente y de dorso alto, alas de la nariz de posición media.

1- Nesturj M.F. Las razas humanas. Ed. Progreso. Moscú. P:18-29.

DETERMINACIÓN DE LA EDAD
Para la determinación de la edad y siguiendo el principio de que hacer y que no, en el trabajo en el lugar de los hechos, es indispensable pronunciarse con relación a un rango, ya que resulta muy difícil establecer la edad exacta que tiene una persona en particular y con los recursos de que se dispone durante un levantamiento de cadáver, esta dificultad se  crece.

En el presente acápite nos proponemos brindar el mínimo de los elementos que se deben tener en cuenta para establecer estos rangos.

En fetos y recién nacidos: Con relación a estos, creemos prudente en el lugar de los hechos, referirnos solamente al grado de madurez fetal, pudiéndose solo afirmar si se trata de un producto de la concepción a término o no y no si trata de un feto o un recién nacido, hasta tanto se practiquen las docimasias fetales y se exploren los puntos de osificación, considerando como signos de madurez: El color rosa pálido de la piel con un panículo adiposo abundantemente desarrollado, sin presencia de arrugas en la cara, piel recubierta por unto sebáceo, cráneo recubierto de cabellos gruesos, de por lo menos 2 cm. de longitud; glándulas sebáceas ocluidas persistiendo solo en la piel del dorso de la nariz; los cartílagos nasales y auriculares forman un armazón sólido; las uñas son duras y las de las manos rebasan el borde de los dedos; el anillo umbilical se encuentra en el centro del cuerpo o ligeramente por debajo del mismo. En los varones los escrotos aparecen rojos y arrugados y se palpan los testículos en su interior y en las hembras los labios mayores cubren los menores y el clítoris.

Las fontanelas en el producto a término, están abiertas en el caso de la anterior (2,5 cm. en ambos sentidos),la posterior muy estrecha y cerradas las laterales.

En niños y adolescentes: El desarrollo dentario del niño es un indicador confiable para determinar la edad, pero esta afirmación se hace más útil si consideramos que durante el levantamiento de cadáver estamos privados de un análisis pondoestatural ni radiográfico.

La dentición temporal comienza alrededor de los 6 meses de vida, con la aparición de los incisivos centrales inferiores, al año los niños tienen 6 piezas dentárias, a los 2 años tienen 18. La fórmula de 24 piezas se observa en el niño entre los 6 y los 12 años, la de 28 entre los 12 y 18 años y al encontrar la fórmula adulta de 32 piezas, se puede afirmar que el cadáver en cuestión tiene más de 18 años.

Otro indicador a tener en cuenta son los criterios de Tanner (1) para el desarrollo genital en los varones:

1- Tipo prepuberal con genitales de aspecto infantil: Hasta los 12 años.
2- Aumento de tamaño de los testículos y el escroto, con poco desarrollo del pene; la piel del escroto forma pliegues: 12-14 años.
3- Aumento de tamaño de escroto y testículos con elongación del pene: 14-15 años.
4- Se oscurece la piel del escroto. Los genitales parecen grandes en comparación con otras partes corporales: 15-17 años.
5- Aspecto adulto: Más de 17 años.

Para las hembras se pueden tener en cuenta los criterios de Stratz (2) para el desarrollo mamario

1- La areola se encuentra al nivel de la piel y solo el pezón está elevado: 10-12 años.
2- El pezón y la areola están elevados: 11-12 años.
3- Mama primaria (la areola hace relieve sobre la mama): 12-15 años.
4- Mama secundaria (areola marcada solo por pigmentación, solo el pezón hace relieve): Más de 15 años.

1- Pospisil M. Manual de prácticas de Antropología física. Ed. Nac. de Cuba. C. de la Habana. 1965. P: 186.
2- Op.Cit. p: 160.

Determinación de edad en adultos: Esta determinación debe hacerse sin seguir un solo carácter y considerando al mismo tiempo, variedad de indicadores, de los que pasamos a enunciar los más simples y que pueden apreciarse sin ninguna manipulación excepcional del cadáver.

Desgaste de la superficie oclusal de los dientes: A pesar de que existen tablas para determinar la edad atendiendo a los cambios fisiológicos que sufre la dentición con el transcurso de los años, de forma muy general puede decirse que antes de los 30 años la superficie oclusal del diente es del mismo color que el resto de la pieza, de 30 a 40 años, el desgaste del esmalte aporta un color amarillo, entre 40 y 50 el desgaste llega a la dentina dando un color carmelita y después de los 60 se ve el color negro de la pulpa.

Trastornos de la córnea: Si tenemos en cuenta que la deshidratación de la córnea le confiere un color opaco en cadáveres con los ojos abiertos y en corrientes de aire, en los casos en que la cornea aún se mantenga transparente se puede apreciar el arco senil que aparece alrededor de los 60 años.

Arrugas de la cara: Las arrugas aparecen más rápido en la piel seca y se retardan en los cutis grasos, aparece primero la arruga pre-auricular a los 30 años y en el ángulo externo de los ojos a los 35.

La aparición de la canicie comienza por los temporales después de los 35 años y después de los 60 aparecen en el pubis y las piernas.

Los trastornos tróficos de la piel hacen aparecer manchas hipercrómicas en el dorso de las manos después de los 60 años.

Después de los 45 años se desarrolla un ramillete de pelos en la porción interna del trago.

DETERMINACIÓN DE LA DATA DE LA MUERTE
La determinación de la data de la muerte en el lugar de los hechos no debe darse como conclusiva sino solamente como un dato preliminar. Téngase en cuenta que con una sola evaluación se hará una apreciación transversal de un proceso que está constituido por aspectos multifactoriales, los cuales a su vez pueden ser modificados por múltiples variables difíciles de cuantificar (estado nutricional de la víctima, esfuerzos físicos realizados, temperatura, humedad, etc.) y si se tiene en cuenta que durante el acto de la necropsia se podrá repetir la evaluación, se podrán superponer entonces los dos rangos calculados (el primero durante el levantamiento y el segundo durante la necropsia, la que se realiza habitualmente, al menos una hora después) y así obtener un rango de cálculo para la data de la muerte más estrecho.

Equivalente a lo dicho para el cálculo de la edad, en la determinación de la data de la muerte deben explorarse varios indicadores y hacerse un criterio basado en la totalidad de la información no dejándose llevar por la constatación de un solo signo.

Seguidamente expondremos el mínimo de los elementos a tener en cuenta para establecer un rango de ocurrencia en la determinación de la hora en la que ocurrió la defunción.

Muerte reciente (menos de 24 horas):

Enfriamiento cadavérico: Este ocurre al extinguirse los procesos exotérmicos del organismo, inicialmente se demora en hacerse evidente por que al enfriarse primero las porciones más superficiales del cuerpo, la pérdida de calor es compensada por las porciones subyacentes y solo se percibe cuando esta pérdida llega el eje central del cuerpo del cadáver.

El enfriamiento cadavérico se retarda por aumento de la temperatura ambiental y viceversa y es inversamente proporcional al diámetro del cuerpo (ocurre primero en los delgados que en los gruesos). El enfriamiento del cadáver se acelera también proporcionalmente a la humedad y a la ventilación.

Aparece inicialmente en las porciones distales (manos y pies) por lo general alrededor de las 2 horas, se hace evidente entre las 8 y las 12 horas y se terminan de igualar la temperatura corporal y la ambiental a las 24 horas.

No recomendamos la toma de la temperatura en el lugar de los hechos por que el trabajo y la pérdida de tiempo que implica, no se ve recompensado por el resultado; existiendo en la actualidad otras pericias médicas de mayor confiabilidad que podrán emprenderse posteriormente si así se requiriera.

Livideces cadavéricas: Aparecen al cesar la circulación cardiaca y la sangre llenar los capilares por efecto de la gravedad.

Se inician como pequeñas manchas en la región posterior del cuello (cuando el cadáver está en decúbito supino) entre los 20 y los 40 minutos de ocurrida la muerte y empiezan o confluir alrededor de las 2 horas; en el resto del cadáver aparecen entre las 3 y las 5 horas y se hacen fijas a las 12 horas (no desaparecen al ser comprimidas con el dedo).

Antes de hacerse fijas las livideces, pueden cambiar si se cambian los planos declive,pero una vez impregnados los tejidos por la extravasación de los pigmentos, si se cambia al cadáver aparecen livideces nuevas sin desaparecer las antiguas (entre las 10 y 12 horas, hasta las 24).

Lo dicho obliga a observar las livideces en el lugar de los hechos comparándolas con los planos declive; pero obliga también a fijar su localización aunque sea descriptivamente por que pueden cambiar durante la movilización y transporte del cadáver.

Rigidez cadavérica: Aparece por cambios bioquímicos ocurridos a los músculos del cadáver y a los efectos de su constatación se divide en tres fases:

• Instauración: Puede vencerse la rigidez, al manipularlo el músculo se pone flácido y después nuevamente se contrae (esta fase comienza alrededor de las 3 horas).
• Estado: La rigidez es invencible y solo se cambia la posición del cadáver por desgarros y fracturas.
• Resolución: La rigidez se vence pero después el músculo no la recupera (esta fase desaparece con la putrefacción).

En los niños, ancianos y desnutridos la rigidez es precoz, débil y de poca duración, en cadáveres de sujetos atléticos es tardía, intensa y prolongada.

Respuesta supravital a la estimulación mecánica de los músculos: Es un fenómeno vital que se va perdiendo una vez ocurrida la muerte, desaparece a las 6-8 horas de su ocurrencia.

Muerte tardía (más de 24 horas):

La muerte tardía está marcada por el comienzo de la putrefacción y esta ocurre por el efecto destructivo de las bacterias que existen en el organismo y las que van apareciendo al modificarse el medio interno del cadáver; se divide en cuatro periodos bien diferenciados, que van apareciendo con superposición de elementos constitutivos (no tiene que desaparecer un periodo para aparecer el otro).

• Periodo cromático: Coloración verde a pardo-negruzca que comienza en la fosa ilíaca a las 24 horas y se va extendiendo a todo el cadáver, en ahogados y recién nacidos comienza rodeando la boca.

• Periodo enfisematoso: Acúmulo de gases que invade todos los tejidos (protusión de los ojos, proyección de la lengua, distensión del tórax y el abdomen, aumento de tamaño de los testículos y red venosa superficial visible); alcanza su expresión máxima a las 72 horas, puede comenzar a las 24-48 horas en dependencia de las condiciones del lugar.

• Periodo colicuativo: Aparecen las flictenas putrefactivas con desprendimiento de la epidermis y las uñas, los gases se van escapando y el cadáver pierde el aspecto macrosómico, se hunden los ojos y se aplastan las alas de la nariz, todos los órganos reblandecidos dejan escapar una serosidad sucia. Aparece alrededor del 10mo día, pero en cadáveres en el agua, el desprendimiento epidérmico ocurre el 4to día.

• Periodo de reducción esquelética: Comienza alrededor de los 8-10 meses, se pierden las partes blandas y se desinsertan los huesos, dura hasta los 2-3 años.

PROCESOS CONSERVADORES DEL CADÁVER
Momificación: Se debe a una deshidratación rápida de los tejidos que impide la acción putrefactiva de las bacterias, ocurre en un periodo de entre 1 y 12 meses, se conserva más la morfología externa que la interna, lo que permite estudiar violencias externas pero no un diagnóstico visceral.
Momias pesadas: Siempre van a pesar menos que el cadáver original, pero no han perdido aún todo el líquido que deben. Ocurrencia de la muerte en menos de 1 año.

Momias ligeras: Cadáveres con una data de varios años.

Saponificación: Ocurre por la permanencia del cadáver en lugares fangosos, con agua estancada, los tejidos se transforman en un material con aspecto de entre cera y grasa, comienza en las partes del cuerpo que tienen más grasa (nalgas, mejillas), comienza a la 6ta semana, se hace evidente a los 3-4 meses y no se termina hasta el año de la muerte. Conserva el exterior del cadáver pero no las vísceras.

Corificación: Se describió en cadáveres conservados en cajas de zinc soldadas, muy parecido a la momificación pero la piel es más suave y tiene aspecto de cuero recién curtido, se hace evidente entre 1 y 2 años.

ESTUDIO DE LAS VIOLENCIAS QUE SE ENCUENTRAN EN EL CADÁVER

La observación y descripción de las violencias que se aprecian en el fallecido en el lugar de los hechos, no necesariamente serán conclusivas para la investigación. Precisamente teniendo en cuenta las condiciones adversas para el trabajo pericial durante el levantamiento del cadáver y comparándolas con las condiciones relativamente ideales de un salón de necropsia, es preferible no modificar las características que se aprecien en los signos de violencia y cuando explorar estas violencias implica la modificación de las mismas, se debe optar por una exploración que pueda parecer superficial en un segundo momento del trabajo pericial y no incapacitar acciones posteriores de mayor confiabilidad y certeza.

El objetivo de la observación de las lesiones que se aprecien desde el lugar del suceso, no es otro que verlas en función de los objetos que aquí aparezcan y correlacionarlas, con lo que se pueda interpretar como la dinámica de ocurrencia del hecho delictivo, que puede deducirse de la posición que ocupa el cadáver, de los trazos y manchas que aparezcan, así como de todas las informaciones que puedan resultar contextuales.

El estudio en esta fase de la pericia médica es más descriptivo que analítico y no está tanto en función de una correlación con las causas del fallecimiento, como si con las circunstancias que puedan modificarse con el transcurso del tiempo y la movilización del cuerpo, aspectos estos que necesitarán ser tenidos en cuenta en la medida en que vallan apareciendo nuevos elementos durante la práctica de la necropsia.

El examen del cadáver debe hacerse con un mínimo de iluminación, no importa de que tipo de luz (focos sostenidos manualmente, luces de automóviles, lámparas de kerosene, etc.), pero la inspección visual es indispensable y no debe ser entorpecida por la sombra que otros participantes o que el mismo médico proyecte. Debe tenerse en cuenta también que el perito debe ser asistido por un ayudante, esto permite una manipulación más suave del cadáver y su vestuario, no tirando de la ropa y si facilitando acomodar antes las extremidades cuando se realice la rotación del cuerpo, para evitar torpezas por tropiezos o salpicaduras innecesarias.

El examen del cadáver debe hacerse de forma organizada, inspeccionando y palpando en un orden lógico descendente (desde la cabeza), primero en el plano que el occiso brinda al explorador y después volteándolo y repitiendo el procedimiento, se debe prestar una atención particular a los ojos, orificios naturales, cuello, axilas y pliegues mamarios, genitales externos y manos. Debe palparse la integridad del cráneo, jaula torácica,  pelvis y huesos largos de las extremidades.
Particularmente al examinar las manos se debe ser cuidadoso de preservarlas cuando se sospeche que se puedan encontrar en ellas rastros de pólvora, microfibras, sangre u otros materiales y de ser necesario cubrirlas con un material impermeable (a defecto de algún material mejor se pueden utilizar los guantes quirúrgicos que utiliza el perito).

Siempre movilizar el cadáver teniendo en cuenta que puede ocultar indicios importantes que se encuentren bajo él y muchas veces disimulados por coágulos sanguíneos o fragmentos corporales; estamos hablando de proyectiles, vainas vacías y otros objetos pequeños que pueden pasar inadvertidos inicialmente.

Existen lugares en los que es necesario movilizar el cadáver antes de que el médico pueda examinarlo ya sea por seguridad del perito o por razones obvias de espacio (Ahogados que permanezcan bajo el agua, víctimas de derrumbes, cadáveres en pozos y cuevas, etc.), en estos casos debemos considerar que lo ideal sería contar con médicos entrenados en técnicas de buceo, de escalamiento y otras, pero lo indispensable es que cualquier maniobra que se realice sea bajo la supervisión del forense y que este observe todo el procedimiento, después de aclararle al personal que lo auxilie  de cuales son sus intereses fundamentales.

QUE NO DEBE HACERSE DURANTE EL EXAMEN DEL CADÁVER:
• Pronunciarse con relación a que se trate de un feto o un recién nacido.
• Aceptar una identificación hecha por el vestuario, joyas u otros objetos personales.
• Determinar la raza ni la edad de un cadáver putrefacto en el lugar de los hechos.
• Brindar elementos identificativos en restos óseos.
• Explorar trayectos de heridas o utilizar reactivos sobre el cuerpo del occiso.
• Permitir que el cadáver sea movilizado sin supervisar directamente y bajo observación todos los procedimientos.
• Permitir que el cadáver sea examinado por un ayudante.
• Brindar conclusiones sobre aspectos que serán evaluados con mayor grado de certeza durante la práctica de la necropsia.

LA DESCRIPCIÓN DEL LUGAR DEL HECHO
Para la descripción del levantamiento de cadáver en nuestro medio existe un modelo tipo planilla que debe ser llenado por el médico que lo realiza y en el que se plasma primeramente la fecha y la hora así como el nombre del médico y la institución donde labora, posteriomente ubica el lugar donde se encuentra al momento de realizar la diligencia (calle, entrecalles, etc. en el caso urbano; finca, kilómetro, etc. en el rural), de seguido recoge la información sobre la identificación del occiso, la data de la defunción y el tipo de muerte de que parezca tratarse, ya sea natural o violenta y culmina con los signos de violencia que se aprecian en el fallecido.

Posteriormente por el reverso del modelo se describen libremente los antecedentes y todos los particulares de interés del lugar y el cadáver, aquí se permite libertad de redacción por parte del perito; no obstante y para evitar desconcierto ante la cantidad de objetos, características del inmueble y otros datos, quién realiza un levantamiento de cadáver debe utilizar una de las tres técnicas descriptivas que se recomiendan en adelante.

Las dos primeras técnicas consideran el cadáver como centro de la escena y difieren en cuanto se comience a describir de la periferia al centro o viceversa, resultando en el primer caso una descripción centrípeta y en el segundo centrífuga (haciendo similitud a las fuerzas que aparecen al girar un cuerpo sobre un centro).

La tercera técnica supone al perito parado en un extremo de la escena que avanza describiendo todo lo que va encontrando a su paso.

Cualquier técnica puede ser correcta según el caso de que se trate y aunque existen otras (punto a punto, por franjas, por cuadrículas, etc.),(1). Nosotros en particular preferimos las 3 primeras expuestas, por parecernos que brindan al lector más facilidades para hacerse una correcta composición del lugar.

ESQUEMAS
Recomendadas:
Otras posibles a utilizar:

1- Badilla J.  Curso de administración y procesamiento de la escena del crimen. Dep. Publ. Impresos.
2- Poder Judicial. San José.1999.

OTRAS TÉCNICAS DE FIJACIÓN
Elaboración de croquis y planos: Aunque no se puede exigir al perito médico, que tenga las habilidades necesarias para hacer un levantamiento planimétrico de la escena del crimen, que sea a la vez modelo de exquisiteces técnicas y artísticas, si resulta útil (y para el consumo propio), hacer un dibujo del lugar que ayude a ir organizando los elementos de la descripción escrita y aunque pueda parecer que este croquis resulte una pérdida de tiempo, es muy sencillo hacer un dibujo con palotes y figuras geométricas, que solo comprenda el autor, para luego sentarse a conformar un texto organizado y coherente, siendo posible que la memoria gráfica de los símbolos del dibujo, brinde mejores resultados que la memoria de cada detalle.

¿Quién no sería capaz de comprender en segundos los fundamentales descriptivos de esta escena?. Más cuando se vio originalmente lo representado o si se completa con una leyenda mínima del dibujo.

Fijación fotográfica: No pensamos que sea necesario exponer en detalles las bondades de la fotografía para fijar lo encontrado en el lugar de los hechos pero existen recomendaciones muy generales que pensamos que se deben tener en cuenta. Ante todo lo ideal es poder utilizar cámaras fotográficas manuales, auxiliándose de un fotómetro y si hiciera falta un suplemento de luz, utilizar el electrónico que recomienda el fabricante para ese equipo en particular, utilizando también negativos lentos (no más de 100 asa) y papel sin brillo para las impresiones. De no ser esto posible y contarse con una cámara automática, recordar que estas varían la imagen cambiando los parámetros de ajuste y al existir poca iluminación en el lugar pueden resultar fotografías con muy pobre resolución. Lo dicho avala la importancia de una buena fuente de luz en el lugar, pero a deficiencia de ella y cuando haya que recurrir a varias fuentes distintas de menor potencia, debe considerarse que si se varía la temperatura en la iluminación, aparecerán en la instantánea colores que pueden no ser los reales (este efecto indeseable puede ocurrir también por realizar exposiciones “a contra luz”, cuando el objeto queda entre la fuente de luz y la cámara).

Cuando se puedan cumplir los ideales que se exponen en el párrafo anterior, se puede utilizar otro foco de luz ajeno al electrónico de la cámara para enfocar y encuadrar, pero debe tenerse el cuidado de apagarlo antes de la exposición para no variar la temperatura del color ni provocar sombras indeseables.

Recientemente han aparecido en nuestro medio cámaras digitalizadas que resultan muy útiles por lo barato de su utilización  y por brindar la posibilidad de conservar y reproducir sin pérdidas de calidad en la imagen, pero deben ser utilizadas con las reservas que se señalaron para los equipos automáticos.

No queremos finalizar sin exponer antes la necesidad de utilizar escalas centimetradas que queden en el encuadre del objeto que se pretende fijar y lo más cercano a este que sea posible, primero por la razón obvia de conocer el tamaño del objeto, pero también ante el peligro de que durante el proceso de ampliar en el laboratorio, ocurra alguna distorsión y en este caso la escala se distorsionará en la misma medida que el objeto en cuestión.

Fijación filmográfica: Este método añade a los beneficios del anterior, la ventaja incuestionable de poder realizar una descripción verbal en la misma medida en que se va fijando la imagen.

Solo queremos señalar para estas técnicas el peligro que representa la utilización abusiva del zoom y del macro, pues si bien estos dispositivos nos permiten un nivel de detalle muy bueno, tienen el inconveniente de mostrar el contexto muy fraccionado y no es raro que se elaboren videos  que abusan tanto de ambos dispositivos, que el espectador no logra hacerse una idea general de la localización de las partes que se le están exponiendo; por lo que recomendamos comenzar cada material realizando tomas generales, con un ángulo ancho y haciendo “paneos” que brinden una visión completa, la que posteriormente se podrá fraccionar haciendo la correspondiente explicación por el que actúe como locutor (que puede no ser otro que el mismo camarógrafo).

Con la utilización de cámaras de vídeo se incrementa la necesidad de poseer buenas fuentes de luz con una misma temperatura y no debe descuidarse el ajuste manual al blanco antes de comenzar cada filmación, no confiando en el ajuste automático de la cámara, para esta operación el médico posee un recurso insuperable: “Su propia bata sanitaria” la que puede iluminar con la fuente de luz que posea.

Técnicas de computación: Las técnicas que suponen la utilización de la computadora, además de la ventaja de que conservan las imágenes sin alteraciones y de que se pueden reproducir estas imágenes innumerables veces con la misma calidad, permiten también que se puedan realizar modificaciones con efectos didácticos e ilustrativos. Pero tienen la desventaja de que salvo con la utilización de scanner tridimensionales (caros y para objetos de tamaño limitado), en el resto de los casos no son fijaciones propiamente dichas, sino reproducciones que serán tan fieles como hábil y paciente sea el operador del equipo. Por tanto la construcción virtual de un lugar del hecho puede resultar muy ilustrativa, pero en última instancia no es más que una maqueta que no tiene obligatoriamente que reproducir el original en todos sus detalles.

La combinación de los tres últimos métodos descritos puede resultar de gran utilidad, fundamentalmente para almacenar imágenes fijas o en movimiento, con la desventaja de que requiere de máquinas caras con gran capacidad de almacenar en memoria y con procesadores de alta velocidad, dificultades estas que van disminuyendo rapidamente con la aparición de equipos cada vez más potentes y formas más reducidas de guardar imágenes de alta resolución.    

PARTICULARIDADES DE LOS LEVANTAMIENTOS DE CADÁVER

Hasta esta altura del material hemos pretendido brindar elementos muy generales que sean aplicables a todos los casos en los que un perito médico se enfrente a un lugar donde se sospeche que se haha llevado a cabo un delito de homicidio o asesinato, pero las situaciones particulares en las que puede aparecer la ocurrencia de estos hechos son tan variadas que cada caso entraña siempre un reto a la diversidad, no obstante se puede decir que existen generalidades en algunas formas de ocurrencia de la muerte de la víctima y es por eso que pretendemos en lo adelante hacer una exposición global de algunas de estas particularidades.

Como el presente no tiene otro objeto que no sea la pretensión de llenar un espacio aportando experiencias y recomendaciones, vamos a resistir a la tentación de referirnos a lugares donde han ocurrido desastres de cualquier tipo pues este tema ha sido tratado ampliamente y con mucho éxito por el equipo de trabajo que encabeza el Dr. Jorge González Pérez, razón por la que remitimos a estas investigaciones a quienes tengan la necesidad de conocer sobre el particular.

1- En hechos vinculados al tránsito de vehículos por la vía pública:
Los homicidios en ocasión del tránsito tienen características particulares que justifican que se tengan en cuenta de forma diferenciada. Por concepto ocurren en la vía pública, lo que implica gran cantidad de curiosos, premura por restablecer la circulación de vehículos, así como incomodidades para el trabajo. Pero a la misma vez, el polimorfismo lesional que aparece y el dinamismo y rapidez en la ocurrencia de los hechos, obliga a un trabajo     cuidadoso y metódico.

Con relación al lugar del hecho: En el  estudio del lugar que realiza el perito médico, no puede dejar de fijarse en las características de la vía para el momento en que ocurre el supuesto delito, en particular considerar la densidad del tránsito, tramos rectos y curvos y su extensión, dirección de circulación de los vehículos implicados, características de iluminación para esa hora del día (efecto de deslumbramiento por salir de una sombra, posición frontal al sol, etc.), otros factores que entorpezcan la visibilidad (niebla o vegetación en el borde de la vía), estado de ese tramo de la carretera así como la aparición de trazos, tanto por recapación como por decapación, manchas de lubricantes, combustibles o lodo, presencia de animales cercanos a la vía y que puedan efectuar cruces sobre ella; se debe percatar de la presencia de separadores u otros obstáculos fijos y no debe olvidar buscar en la vía fragmentos de cristales, de plásticos de focos y otros aditamentos.

Con relación al vehículo: Si el o los cadáveres se encuentran en el salón del vehículo no dejar de revisar la pizarra delantera (abolladuras, máculas, pelos), el volante, existencia de dispositivos de seguridad y su uso por la víctima (cinturón, cabezales de los asientos delanteros), posibles máculas o fragmentos de tejidos en la tapicería del techo y las puertas, fracturas de los cristales y  máculas y pelos en el borde de las fracturas, estado de los respaldos de los asientos delanteros; Presencia de frascos y su contenido en el salón así como derrames de sustancias alcohólicas, tapicería y alfombras en general.

En casos de atropellos revisar los salientes del vehículo y buscar abolladuras en la carrocería, revisar todo el frente y los salientes de la parte inferior buscando tejido humano, sangre, pelos, o fragmentos del vestuario, revisar el dibujo de la banda de rodamiento de los neumáticos y las bóvedas de los guardafangos por dentro.

Con relación al cadáver: En los hechos de tránsito, sino la mayoría por lo menos las lesiones más importantes son en el polo cefálico, por lo que debe palparse cuidadosamente el cráneo buscando fracturas y movilizar el cuello buscando fracturas y luxaciones, debe comprobarse también la integridad de la jaula torácica, la pelvis y los miembros.

Prestar particular interés a heridas contusas y equimosis que puedan “dibujar “ partes salientes del vehículo o el relieve de la banda de rodamiento de los neumáticos.  

2- En casos de caidas o precipitaciones:
Con relación al lugar del hecho: En estos casos  el perito debe considerar como tal, el plano donde está el cadáver, pero fundamentalmente el plano desde el que cae y todos los obstáculos intermedios entre ambos, que en alguna medida pueden provocar heridas, contusiones y desviar la parábola de caída. Pensar que si bien en el plano inferior, hacia el que cae el cuerpo, está la consecuencia del hecho que investiga, en el plano superior estará la causa y es aquí donde debe buscársela.

En las precipitaciones a gran altura y contra superficies duras, debe tenerse en cuenta que después de un primer impacto, el cuerpo puede volverse a elevar y cambiar la posición (verdadero efecto de rebote) lo que también puede distorsionar la parábola que trazó el cuerpo en su recorrido o parecer que el cadáver fue movilizado.

Con relación al cadáver: Lo más frecuente es que las lesiones internas sean mucho más graves de lo que pueda parecer por la inspección del exterior, deberá palparse el cráneo buscando fracturas (saco de nueces en la variedad cefálica), así como la pelvis y miembros inferiores (fracturas cuádruples de la variedad podálica).

3- En disparos por armas de fuego:
Con relación al lugar del hecho: En estos debe prestarse particular interés a trazos y desconchados de las paredes, pisos, bordes de puertas y ventanas, buscar salpicaduras de sangre por proyecciones, escurrimientos y otros, deben buscarse las vainas vacías (utilización de pistolas), en caso de proyectiles incrustados en paredes y muebles, el médico debe solicitar observarlos después de su extracción para hacer posteriores comparaciones.

Con relación al cadáver: Prestar particular atención al vestuario, múltiples orificios pueden ser la expresión de pliegues de la ropa en el trayecto del proyectil, retirarse la ropa es característico de los suicidas, la aparición de varios disparos puede ser también posible en un suicida si este utiliza un arma automática. De hacerse evidente el trayecto, ya este de por sí solo puede  demostrar un homicidio o asesinato si ocurriera que estos fueran imposibles al alcance de las manos de la víctima, buscar en las manos de los suicidas las salpicaduras de las proyecciones de sangre.

En los casos de muertes ocurridas por armas de fuego no siempre se puede afirmar que por cada disparo existe un orificio de entrada y uno de salida y es bastante frecuente la atipicidad de los orificios, pudiendo ocurrir heridas con aspecto de haber sido provocadas por un arma blanca y existiendo orificios de salida con características de orificio de entrada (piel contundida desde adentro al estar la piel contra una superficie dura).

En estos casos  no son frecuentes las lesiones por defensa, pues la agresión ocurre desde una distancia segura para el autor, pueden aparecer lesiones en la mano contraria a la que empuña el arma, en suicidios en los que se guía el cañón durante el disparo.

Se debe pensar en que pueden existir orificios de entrada en los orificios naturales.

4- En muertes por heridas de armas blancas:

Existe mucha información que el perito puede obtener durante el levantamiento de cadáver en agresiones mortales por armas blancas, pero no debe dejarse entusiasmar por esto y conservar un margen de suposiciones que no deberá dar por certeras hasta tanto se practique la necropsia.

Con relación al lugar del hecho: Aquí debe hacerse un cuidadoso estudio de las manchas hemáticas, si se hace una buena observación de las manchas por proyección se puede hacer también la determinación tridimensional del punto sangrante y de su movimiento por la escena del crimen, considerando que a diferencia de las armas de fuego, en las armas blancas si es frecuente la lucha y ocurre mayor acercamiento entre víctima y victimario, siendo frecuente las lesiones de defensa.

En suicidas buscar siempre las máculas que muestran una posición ante el espejo.

Con relación al cadáver: Revisar minuciosamente el vestuario, teniendo en cuenta que el suicida se retira las prendas de ropa que cubren la zona sobre la que se va a agredir y en el homicidio hay una correspondencia entre las heridas y los desgarros de la ropa que las cubre; se debe tener en cuenta que la perforación de n pliegue provoca 3 desgarros similares para una sola herida en la piel.

La observación de las heridas permite establecer algunas características del arma que la produjo (acción de punta de filo o de peso combinado a las anteriores), incluso existen casos en los que se puede hablar de la forma de la hoja y esta información se puede manejar desde el principio, pero  nunca la longitud. Esto es válido y más importante cuando se utilizan como armas, objetos improvisados como destornilladores u otros de acción puntiforme y forma característica.

Se deben examinar con cuidado las manos y antebrazos buscando heridas de defensa, tener en cuenta que la accesibilidad del sitio y su localización pueden diferenciar a un suicidio de un homicidio.


En algunas ocasiones desde el lugar del hecho es posible diferenciar entre varias heridas provocadas por diferentes armas y en ocasiones también es posible determinar el orden de ocurrencia de heridas superpuestas.

5- En muertes producidas por la acción de objetos contundentes:

Generalmente cuando se emplea este método, es utilizando armas improvisadas y sin hacer conclusiones precipitadas, se puede suponer la poca preparación del hecho delictivo, esto sin embargo no debe plantearse como regla, pues existen delincuentes que premeditan objetos precisamente seleccionados por no parecer un arma y poder utilizarlos sin avisar a la víctima del peligro.

Con relación al lugar del hecho: Lo general en estos casos es que en la escena haya ocurrido una lucha y en una víctima avisada es muy difícil que el primer golpe sea mortal, por lo que será útil el estudio de las manchas hemáticas. Si durante el examen del cadáver se observa alguna lesión figurada se podrá buscar el objeto que la provocó y si no, se debe tener en cuenta que en estos casos siempre quedan restos de tejidos, pelos o sangre de la víctima en la superficie del arma empleada.

Con relación al cadáver:  Se debe tener en cuenta que no siempre que aparezca una contusión ocurrió un golpe, lo mismo un solo golpe con un objeto cilíndrico crea dos equimosis, que varios golpes en un mismo lugar crean una sola.

Particular cuidado debe tenerse en la utilización de las armas naturales por victimarios conocedores de técnicas de artes marciales, en estos casos los traumatismos no son evidentes, siempre asientan sobre zonas electivas, con una secuencia lógica de ocurrencia e interesando zonas reflexógenas.

6- En muertes ocurridas por quemaduras:

Si bien en la bibliografía revisada se cita que esta forma de encontrar la muerte es generalmente en accidentes, se debe tener en cuenta que en Cuba esta generalidad no se cumple, pues el fuego es un medio que se utiliza tanto por suicidas como por homicidas, sobre todo cuando el victimario es una mujer.

Con relación al lugar del hecho: Generalmente en el lugar y aunque se haya propagado el incendio, es detectable la maniobra de preparación, existiendo los recipientes que se utilizan para preparar el inflamable (lo más usual es que se trate de una mezcla, se utiliza mucho la de alcohol y kerosene por la rapidez de combustión del primero y la durabilidad de la llama del segundo después de calentado), cuando la víctima huye después de infamada, va dejando a su paso, por la escena, restos del líquido y quemando alfombras, cortinas y otros.

Con relación al cadáver: En casos en que ha ocurrido la carbonización (los que no logran conseguir auxilio pues de ser así generalmente no fallecen en el lugar), se debe tener en cuenta que bajo estas condiciones pueden ocurrir soluciones de continuidad de la piel, fracturas y hasta mutilaciones por efecto del calor que no deben confundirse con otros traumatismos provocados por otros agentes, ocurriendo también  disminución del volumen corporal total por la pérdida de líquidos, quemadura de los pelos y contracción de la piel que dificultan o imposibilitan la identificación de la víctima.

Finalmente queremos hacer mención de la existencia de los indicadores de Paez para la determinación de la etiología medicolegal, pero no nos detenemos en ellos por pensar que corresponden mejor a cadáveres de víctimas que han logrado alguna supervivencia posterior al hecho.

6- En muertes ocurridas por sofocación:

Este medio de provocar la defunción de una persona, requiere de alguna manera  lograr la indefensión de la víctima, atendiendo a la razón obvia de es indispensable que esta no se  pueda retirar el objeto que obstruye u ocluye los orificios respiratorios, es por esto que se ve más frecuente en recién nacidos y cuando se ve en adultos siempre va acompañada de otras violencias.

La etiología en estos casos es frecuentemente accidental hacia los extremos de la vida (accidentes en la cuna y deglución de trozos de alimentos respectivamente) y homicida para los adultos.

Con relación al lugar del hecho: En recién nacidos y lactantes, si se ha preservado el lugar de los hechos, se encuentra en la cuna la causa que provocó la defunción, presencia de almohadas grandes, bolsones entre el colchón y la baranda u otros y no es infrecuente que neonatos mueran accidentalmente por compartir el lecho con la madre que  puede comprimirlos durante el sueño.

En adultos sanos es excepcional una etiología diferente al homicidio y entonces es de esperar que haya ocurrido una lucha, en nuestro país las asfixias en general son un medio utilizado por los homosexuales masculinos y casi siempre ocurre en lugares privados o cuando tiene lugar en un sitio público este será apartado, o la ocurrencia será en horarios en los que no es concurrido.
Con relación al cadáver: En recién nacidos y lactantes se debe descartar siempre el homicidio, por lo que se impone buscar contusiones y estigmas ungueales y digitales peribucales y del cuello.

Cuando ocurre en un adulto por etiología accidental (epilépticos) siempre se encuentra la condición que la provoca durante el levantamiento.

Puede darse el caso de que una muerte ocurra sin ser prevista por el victimario, al introducir en la boca mordazas con violencia, acción que desplaza hacia atrás la base de la lengua contra la pared posterior de la faringe, en estos casos  se aprecia el cuerpo extraño dentro de la boca con una ligadura que lo comprime, así como inmovilización de los miembros superiores.

Pensar que una bolsa de nylon sobre la cara no deja violencias locales en el exterior del cadáver.

8- En muertes por ahorcamiento:

Esta forma de morir es muy utilizada en nuestro país por suicidas masculinos.

Con relación al lugar del hecho:  Provocar un ahorcamiento vital en un sujeto consciente es practicamente imposible sin reducir a la víctima, por lo que deben buscarse signos de lucha, debe revisarse siempre el soporte del punto fijo de la cuerda u otro material del que penda el cadáver buscando trazos de deslizamiento o de bamboleo así como la posibilidad, del que fue cadáver de preparar por si mismo el escenario (conocemos la experiencia de un homicidio de una mujer por su esposo que se hizo evidente desde el mismo lugar al quedar demostrada la imposibilidad de la víctima de alcanzar al lazo dada su estatura).

Deben revisarse todos los objetos duros que rodeen al cadáver y que puedan golpearlo durante las convulsiones asfícticas.

Con relación al cadáver: Se impone la revisión del cuello y la constatación de un surco vital que además se corresponda con el material del lazo empleado. Tener en cuenta que dos circulares de un mismo lazo pueden provocar dos surcos, uno de ellos horizontal, pero para que no se trate de un estrangulado que tratan de que simule un ahorcado,  ambos surcos deben dejar marcado el lugar de la intersección de las cuerdas formando un dibujo continuo.

Nunca se debe dar por vital un ahorcamiento solo atendiendo a la localización de las livideces, pues estas aparecen también en cadáveres recientes que resulten colgados. Se debe considerar también que en el borde superior al surco ocurre una coloración violácea por un mecanismo local semejante al de las livideces y que no se trata de un fenómeno vital.

Ante la gran variedad de circunstancias que se aprecian en los ahorcados, se debe tener en cuenta que la atipicidad apunta hacia el suicidio, habiéndose visto casos en los que el suicida, incluso se ata las manos para que no le falle el valor en el momento decisivo.

En las asfixias en general hay que tener en cuenta que la sensación placentera que provoca la hipoxia, es utilizada en prácticas autoeróticas que pueden devenir en accidente.

9- En muertes por estrangulación:

Habitualmente se trata de homicidios, para que sea por un suicidio, debe tratarse de un método que garantice la constricción del cuello después de haber perdido la consciencia la víctima; la accidentalidad se hace evidente al persistir en el cadáver la situación determinada que le provocó el exitus.

Con relación al lugar del hecho: Se deben buscar signos de lucha, deposiciones de materia orgánica por relajación de esfínteres, en caso de pasarse la cuerda por el cuello de la víctima desde su espalda, es mínima la lucha por la aparición rápida de la inconsciencia.

Con relación al cadáver: Siempre se deben buscar violencias que sean suficientes como para reducir a la víctima. Saber que ligaduras blandas y anchas pueden dejar la piel intacta y solo lesiones profundas, por el contrario en las estrangulaciones a mano siempre hay violencias visibles en la piel y destrucción del esqueleto cartilaginoso de la laringe.

10- En muertes por sumersión:

Este tipo de defunciones es frecuente en nuestro país por razones geográficas evidentes, generalmente se trata de una etiología accidental y lo más habitual es que ocurra por imprudencia de personas que saben nadar, muchas veces asociadas a la ingestión de bebidas alcohólicas.

Con relación al lugar del hecho: El medio líquido en que ocurren las sumersiones es el ejemplo más cambiante que puede ocurrir de un lugar del suceso, a lo sumo se podrá estudiar, si llega a conocerse, el lugar desde ocurre la caída al agua, que puede distar muchos metros o kilómetros del lugar del hallazgo (en dependencia de la velocidad de las corrientes, la profundidad del lugar, la temperatura del agua , presencia de depredadores, etc.).

Puede ocurrir que el cadáver sea hallado por rastreo con buzos, en cuyo caso es posible que se encuentren indicios en el fondo, pero de cualquier manera se trata del mayor reto que pueda existir para el estudio de un lugar.

Con relación al cadáver: El examen de la víctima también es un reto, por una parte se debe considerar que un leve empujón con la punta de los dedos es suficiente para provocar un homicidio, por otra parte es posible que ni la sumersión pueda plantearse en el lugar si ha desaparecido el hongo de espuma de los orificios respiratórios.

11- En muertes por inhalación de gas:

Las defunciones por inhalación de gas (propano) son frecuentes tanto por accidentes domésticos como por suicidios. En ocasiones la atmósfera saturada de gas se inflama al ponerse en funcionamiento algún dispositivo eléctrico automático, como una máquina de refrigeración, ocurriendo explosiones importantes de alto poder destructivo.

Con relación al lugar del hecho: Los levantamientos de cadáver en estos casos son particularmente peligrosos, debe tenerse en cuenta airear el lugar, evitar chispas eléctricas (encender luces, tocar timbres, incluso desconectar la electricidad, para no activar mecanismos de seguridad), existe el peligro hasta de utilizar suelas claveteadas por la posibilidad de que ocurran chispas contra el piso.
Siempre es detectable el escape de gas,  en los accidentes se trata de salideros lentos, a los que la víctima no les atribuye importancia y que se demoran en alcanzar niveles mortales en la atmósfera hasta provocar la somnolencia de la hipoxemia, cuando los que la respiran se han habituado al olor.
En los suicidios están abiertas todas las llaves de la cocina y cerradas las entradas de aire.

De ocurrir explosión del local predominan los daños provocados por la onda expansiva y la temperatura sube de forma muy brusca pero con muy corta duración sin que lleguen a combustionar  bien los textiles ni maderas, siendo los indicios del incendio secundarios.

Con relación al cadáver: La coloración rojo intensa de las livideces es evidente desde un primer momento, en casos de explosiones las quemaduras son de casi la totalidad de la superficie corporal pero superficiales.

En los accidentes la muerte sobreviene al sueño nocturno o las siestas, por lo que generalmente el cadáver aparece en la cama.

12- En muertes por efecto de la corriente eléctrica:

La corriente eléctrica puede causar la muerte y de hecho así lo hace en muchos casos de accidentes domésticos y laborales, no hemos visto casos de las otras dos etiologías.

El paso de la electricidad por el cuerpo provoca alteraciones que pueden resultar mortales o no en dependencia de la intensidad y el voltaje, así como del trayecto que sigue en el cuerpo y de la resistencia que le muestren  la piel y el vestuario de la víctima.

Con relación al lugar del hecho: Generalmente se hace evidente la existencia de un conductor sin protección aislante o la manipulación de algún aparato eléctrico.

Debe tenerse presente que el agua favorece el paso de la corriente eléctrica por disminución de la resistencia y por aumento de la superficie de contacto, por lo que resulta acertado buscar charcos en el lugar así como mojado el vestuario y el calzado.

Pueden resultar mortales, voltajes más bajos que los existentes en las redes domésticas (60 voltios pueden provocar alteraciones de conducción en corazón y pulmones).

No se debe confiar en la protección que supuestamente brindan los automóviles, conociéndose casos de electrocutados manipulando grúas en los que se formaron verdaderos arcos eléctricos entre las llantas y el piso, saltando sobre los neumáticos y al tocar el brazo del equipo un cable de alta tensión.

Nunca manipular un cadáver sin cerciorarse antes de que se han desconectado todos los interruptores y que hay seguridad para el perito.

Con relación al cadáver: Las quemaduras típicas de la electrocución ocurren por aumento de la resistencia de la piel al paso de la electricidad, con relación al conductor que la contacte (efecto Joule), pero no son obligatorias al hacerse un contacto amplio, por lo que pueden faltar en el cuerpo del occiso.

Las metalizaciones pueden no ser evidentes a simple vista y no se puede confiar tampoco en que el cadáver vista calzado de goma, pues muchas veces al revisarlo se encuentran orificios donde el borde aparece quemado y subyacente orificios chamuscados en el vestuario con quemadura de la piel.

ASPECTOS ÉTICOS DEL TRABAJO PERICIAL EN EL LUGAR DEL HECHO

Resultaría incompleto el presente trabajo si no existiera un pequeño acápite dirigido al aspecto humanístico del desempeño del médico en el lugar de los hechos, que nos brinde recursos que trasciendan los aspectos técnicos, tanto propios, como jurídicos o policiológicos (por mencionar algunos de los conocimientos que el perito debe integrar al enfrentar sus funciones desde un inicio).

Para enfrentar esta tarea nos proponemos ir desarrollando algunas ideas  desde el contexto macrosocial donde el médico existe, de aquí trasladarnos a una segunda esfera que abarque principios morales que tradicionalmente han sido tenidos en cuenta por los galenos, más especificamente incursionar en consideraciones éticas del médico al ser requerido como auxiliar de la administración de justicia y por último terminar en que debe hacer esta persona cuando se encuentra en el lugar de ocurrencia de un suceso criminal.

Esta secuencia nos parece ineludible para ir transcurriendo hasta nuestros intereses y para evitar llegar a situaciones muy puntuales y obviar un contexto, que sin dudas existe  y que es tenido en cuenta por muchos profesionales de forma cotidiana, aunque a veces esto ocurra de forma implícita y poco divulgada.

Los tiempos que vamos viviendo con el nuevo siglo traen nuevas formas de pensamiento, con una acumulación de pensamientos modernos, que filosóficamente hablando van trascendiendo la propia modernidad. Mundialmente se van generalizando nuevas posiciones éticas, algunas de las cuales se incluyen  en lo que Potter definió como Bioética  y que pueden o no ser aceptadas pero de ninguna manera ignoradas en los análisis que se hagan sobre el tema.

Es por lo dicho que queremos comenzar por comentar como vemos los principios bioéticos fundamentales en relación con el trabajo medicolegal.

La medicina legal vista como especialidad médica resulta difícil de asociar con el principio de beneficencia, ni viendo las pericias aisladas, ni tan siquiera considerando la acción sobre la sociedad en general; los forenses no se trazan el objetivo de provocar bienestar, como otros médicos que si tienen la función de promover o recuperar en sus pacientes su bien más preciado: su salud.

Sin embargo el médico perito, si debe ser un observador escrupuloso del principio de la no maleficencia y son muchas las formas en que puede provocar daños a sus peritados o a los familiares de estos, fundamentalmente en el momento de actuar discreto y al emitir criterios con el suficiente basamento científico.

Existen situaciones en las que desde el mismo lugar del hecho ya se van evidenciando circunstancias, que si bien son ajenas al esclarecimiento del caso, se debe guardar discreción sobre las mismas por que su divulgación no ayuda a nadie en nada y si puede provocar malestar a terceras personas, estamos pensando en delitos que al investigarlos aparecen relaciones adulteras u homosexuales de la víctima  con personas que no tienen nada que ver con la autoría del hecho y que pueden resultar afectada al realizarse expresiones indiscretas o inadecuadas; pudiendo existir otros muchos ejemplos de aspectos de la vida de la víctima que él mantenía ocultos y que el perito no debe divulgar si no quiere dañar innecesariamente a personas que pueden resultar afectadas moralmente.

Hay otras investigaciones en el lugar del suceso en las que un perito puede actuar con poco rigor científico y ocurrir lo que en la jerga policiaca se conoce como “fabricar un caso”. Los casos así “fabricados” serían muertes naturales o muertes ocurridas por la propia acción de la víctima y sin participación de otros, que se interpreten como homicidios o asesinatos.

El menor daño que ocurre ante un caso así fabricado, sería la gran cantidad de recursos que invierte la sociedad en la búsqueda de un autor que realmente no existe   y el daño más terrible sería cuando se le imputa la autoría a alguien y esta persona sufre una pena que no merece.

Con relación al principio de justicia, el perito está obligado a mantener su imparcialidad y no dejar que su criterio se incline por consideraciones afectivas o de cualquier otro tipo.

En nuestro sistema judicial y en cualquier otro existente, está bien delimitado a quién corresponde la toma de cada decisión en cada etapa y al médico solo le toca ilustrar con sus conocimientos técnicos.

Si actuar con justicia es dar a cada cual lo que le corresponda, afortunadamente el perito no tiene que emitir sentencia alguna y solo un dictamen que aporte a instructores, fiscales, jueces y abogados los elementos que ellos requieran. De manera que un actuar ético impone que el médico no manipule con las pericias que hace; si bien está claro que no existen las pruebas tasadas y que los tribunales deciden libremente, también es cierto que los juristas deben confiar en criterios científicos sobre temas de los que no pueden tener conocimientos con la suficiente profundidad y el médico debe enfrentar estas realidades con seriedad profesional.

Con relación al principio de autonomía, el perito le debe respeto  a cualquier persona con independencia a la situación en que esta se encuentre y debe respetar algunos criterios que podría tener su peritado en vida o sus familiares y allegados.

No resulta infrecuente al trabajar con cadáveres en el lugar de los hechos, que estos hayan tenido creencias religiosas que requieran ceremoniales que no entorpezcan la práctica de la pericia y en estos casos se impone ser respetuoso de estos criterios.

Iguales cuidados se imponen al considerar la autonomía de reclusos y detenidos, los cuales participan de la pericia de forma voluntaria, deben ser informados de los procederes a que se someterán y en que medida estos pueden cambiar su situación, con independencia de no violar las obligaciones que se deriven de observar el secreto de la información que se maneja en la fase sumarial de las investigaciones, por lo que informar del objeto de la pericia no obliga a informar del resultado de la misma.  Somos de la opinión de que los temas del consentimiento informado y el consentimiento subrogado en la práctica medicolegal, se merecen mucho más espacio del que lamentablemente podemos otorgarle en el presente trabajo sin alejarnos de su objetivo fundamental.

Por otra parte y en el mismo tópico, también encontramos como un proceder ético que el perito defienda y conserve su propia autonomía y emita sus criterios científicos libremente de los intereses de las partes.

Estrechando ahora más nuestros intereses y cambiando la temática, nos dirigimos hacia una ética médica más aplicativa y queremos referirnos a un tema muy debatido y ampliamente tratado en la bibliografía y es relacionado con el secreto profesional; todas las organizaciones médicas que conocemos tienen sus reglas deontológicas con relación a la inviolabilidad y la relatividad del secreto médico.

Nuestra opinión sobre el secreto que debe guardar un forense debe ser ponderado con criterios sociales, es relativo en el sentido de que puede relevar intenciones que no solo implican la violación de una normativa jurídica, si no también y de forma más importante, una alta peligrosidad social y es por esto que someterse a  la pericia médica es opcional en algunos casos (no en cadáveres) pero el resultado del peritaje debe ser brindado libremente por el médico a la autoridad que se lo solicite.
Las obligaciones que se le imponen al médico incluyen como ya habíamos dicho, cuidar del secreto sumarial, pero más allá de esta obligación el médico debe guardar secreto sobre casos inclusos juzgados y con relación a aspectos que no estén vinculados con la investigación judicial, pero además debe tener en cuenta que el secreto médico debe ser respetado sobre elementos que no esté obligado a develar por las características de su acción

Y además no puede tampoco divulgar su pericia a personas distintas a las autoridades que particularmente sean designadas para cada caso en cuestión.

Concretando ahora en el actuar específico en la escena del crimen, existen particularidades que nos vemos en la obligación de abordar y que expondremos sucesivamente.

Resulta muy importante referirnos al porte y aspecto del médico perito, si bien hay que tener en cuenta que algunos lugares requieren, indispensablemente de un vestuario apropiado y que no es práctico exigir  el uso de la conocida bata sanitaria, también hay que tener en cuenta una apariencia de sobriedad y buen aspecto en cualquier circunstancia, debiendo observarse que el vestuario utilizado sea el acorde a cada situación; debiendo entonces existir limitaciones para utilizar prendas informales en situaciones en que no se requiera y solo llevarlas en los momentos en que sea absolutamente indispensables (por ejemplo utilizar la ropa propia del salón de necropsias fuera del mismo).

El comportamiento del médico hacia la instrucción y la policía en general, debe estar guiado por el respeto mutuo; es obligación del médico que se persona en un lugar de del suceso presentarse ante el instructor, escuchar los antecedentes que este haya recogido y esperar disciplinadamente a que se le indique realizar su pericia.

En el caso de que el médico arribe antes que el instructor, debe presentarse ante la autoridad de mayor jerarquía  que se encuentre en el lugar y colaborar con la preservación de la escena (en cuanto a no alterar elementos), haciendo a esta persona las sugerencias  que entienda, velando por la disciplina y respetando la cadena de mando, pues la preservación es responsabilidad de los órganos de la policía y si se toman decisiones erradas  el médico solo responderá por alertar que se practica un desacierto, pero no deberá responder de él.

Una vez que el instructor decida que se realizará la pericia médica, entonces si será el médico el que organice el trabajo de su equipo, de forma que el instructor decide cuando se realizará la pericia pero no de que manera.

Durante su trabajo el médico realizará los comentarios mínimos indispensables y posteriormente puede intercambiar opiniones en privado con el instructor, con el oficial operativo y con otros peritos, siendo cauteloso,  manejando datos solo preliminares y no información conclusiva.

Hacia los demás peritos que actúen en la escena también se deberá respeto y colaboración, delimitando las funciones de cada quién y no provocando ni permitiendo el intrusismo en otras profesiones, facilitar un flujo ágil del trabajo y un encadenamiento lógico de las acciones de forma que cada cual no entorpezca el trabajo de los demás.

Hacia los familiares de la víctima y hacia el cadáver mismo se debe mostrar sensibilidad al dolor y la pérdida sufrida, cuidar del pudor de las personas presentes, tratando de lograr durante el examen el máximo de privacidad y no  permitir expresiones desagradables ni las exhibiciones de  mal gusto que buscan los curiosos que rodean la escena.

Al dirigirse a los familiares del fallecido se debe mostrar formalidad y comprensión hacia el dolor ante la pérdida que puedan mostrar, pero fundamentalmente discreción y no es posible brindar información que no haya sido consultada antes con el instructor y con el oficial operativo.

Es frecuente que el médico  se persone en el lugar de los hechos mucho antes de comenzar su pericia y en este caso, mientras espera será foco de atención de los presentes, cuidará entonces de su comportamiento, pues todos estarán atentos a sus actos y de la imagen que el proyecte dependerá cuanto sea respetado y tenido en cuenta por todos, estas afirmaciones incluyen también al resto del equipo que se le subordina, que deberá cuidar de su comportamiento y no mostrar curiosidad ante el hecho, limitándose a permanecer en el cumplimiento de sus funciones y atento a los señalamientos que el forense le haga.

Por último no queremos terminar el presente sin hacer notar que siempre que un médico forense hace actuaciones en el lugar de ocurrencia de cualquier hecho criminal, este hecho trajo un motivo de pesar al menos a una familia (aunque generalmente también a los familiares y allegados al autor) y que se debe actuar de forma consecuente con este pesar, tratando de desmentir en alguna medida, la idea popular de la falta de sensibilidad de los profesionales de nuestra especialidad y no provocando más dimensión a la tragedia ya existente.

A FORMA DE RESUMEN
Una vez terminado el trabajo en la escena de un crimen y antes de retirarse de la misma, el perito médico no puede emitir conclusiones de ningún tipo, pero si para organizar su pensamiento deberá repasar para su uso propio, un resumen de su actuación que le permita saber si realmente agotó todas las posibilidades a su alcance. Esto al margen de que después de terminada la necropsia, descubra elementos nuevos que le impongan una reinspección del lugar.

Ante todo se deben revisar todos los argumentos existentes para tratar de conocer si estamos ante una muerte natural o violenta y por muy evidente que parezca, sopesar todos los pro y los contra de cada modalidad.

Segundo debe considerar si realmente pudo establecer la data de la muerte, no solo limitarse a hacer un inventario de los signos tanatológicos , sino ir más allá y fijarse en las condiciones climatológicas y la ventilación; si la data establecida se corresponde con otras informaciones que brinda el lugar, como por ejemplo el estar encendidas las luces y los aparatos de radio y televisión, estar agotada la cuerda de relojes despertadores mecánicos, acción del rocío o de la lluvia  en el vestuario o bajo el cadáver, la existencia de animales salvajes o comedores de carroña. En fin evaluar todas las circunstancias que le permitan un juicio crítico sobre los elementos puramente teóricos del tanatocronodiagnóstico.

El  médico forense no debe tampoco abandonar el lugar del hecho si no tiene ya una idea del tipo de muerte violenta de que se trate, de manera general debe saber si se trata de una asfixia, de una herida por arma de fuego, etc. y en cada caso haber buscado conscientemente el arma vulnerante.
Consolidando todo lo anterior, debe preguntarse si está en posición de identificar la etiología medicolegal y hacerlo sin ligerezas pero también sin inseguridades estériles, o al menos planteándose la pregunta de que elementos le faltan por explorar y que información le podrían brindar al respecto las pericias que aún no ha agotado.

Por último, al retirarse del lugar, debe cuidar de que no queden abandonadas partes cadavéricas, que al retirar y transportar el fallecido, esto se haga con el cuerpo cubierto a la vista indiscreta de los curiosos y que no queden tampoco abandonadas prendas u otras pertenencias que pueden no tener valor científico ni monetario, pero tal vez si un valor afectivo para los familiares del que resultó occiso.

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Dr. Aquilino Santiago Garrido.
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Fuente: http://www.monografias.com/trabajos34/lugar-del-hecho/lugar-del-hecho.shtml?monosearch

 

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