Análisis Forense de una Obra de Arte

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Análisis Forense de una Obra de Arte

Se puede autenticar con exactitud una pintura utilizando un análisis estilístico y forense (análisis de Morelli).

Se han editado varios volúmenes sobre los vericuetos del análisis forense de pinturas, por la tanto esta parte ofrece sólo un resumen de las destacadas herramientas científicas disponibles y las formas en que se pueden combinar con las disciplinas morelianas para autenticar pinturas.

La ciencia forense estudia las anomalías en la composición física y química de una pintura. Examina los ingredientes de la pintura, la composición química de la tela o del panel sobre el que se pinta, y las marcas que quedan debajo de la superficie de la pintura. Analizar tales elementos es un acto decisivo para lograr conocer la composición, el origen y la antigüedad de la pintura.

La ciencia se acerca al estudio del arte de manera opuesta a cómo lo haría el conocedor. Mientras que éste generalmente trata de expandir el opus de la pieza de arte, la ciencia forense busca excluir las falsificaciones. La ciencia forense parte de la proposición “culpable hasta que se demuestre lo contrario”, por lo que no considera auténtica una obra sino hasta que sus atributos conformen las normas usuales.

La ciencia forense puede examinar todo el contenido de una pintura, incluyendo su composición química y la antigüedad de la tela o panel, la estructura química de la pintura utilizada, y los ingredientes utilizados para unir la pintura. Por ejemplo, un científico puede develar un falso Tiziano del sigo XVI si el mismo tiene blanco de zinc, pintura que no se utilizó sino hasta el año 1780.

En general, hay dos tipos de análisis forense. El primero incluye técnicas fotográficas que utilizan rayos X e infrarrojos y luz ultravioleta. Ésta es la forma más común de la prueba científica, aunque su mayor debilidad radica en el hecho de no utilizar muestras extraídas de la pintura.

La reflectografía infrarroja identifica marcas o trazos que están debajo de la superficie de pintura. En los viejos maestros, los dibujos subyacentes fueron trazados a menudo directamente sobre la tela como un boceto de la pintura. El examen de estos dibujos ayuda a establecer la autenticidad de una pintura, y compararla con el estilo del artista. La radiación infrarroja también puede detectar las firmas auténticas que no distingue el ojo humano, o puede revelar firmas falsas que se agregaron años después de terminar una pintura falsa.

La fotografía con rayos X utiliza la radiación de onda corta para detectar alteraciones en una pintura. También puede indicar los tipos de pintura que contiene. Los rayos X identificarán zonas de la pintura que han sido reparadas o cambiadas. Por ejemplo, los rayos X podrían revelar una firma falsa agregada después de terminar la pintura inicial Este método también identifica ciertos tipos de rayos X que absorben pigmentos, incluyendo el blanco de plomo y el amarillo estañado.

Como los historiadores han determinado cuándo comenzaron a utilizarse estas pinturas, su presencia puede echar luz sobre el momento de ejecución de la pintura. Estas técnicas pueden sumarse al análisis con luz ultravioleta para revelar áreas de retoques que a veces pueden ayudar en la identificación de pigmentos.

Así como la fotografía con rayos X, infrarrojos o ultravioletas es una herramienta de investigación, se debe utilizar en forma conjunta con pruebas adicionales para poder evaluar adecuadamente una obra. Por ejemplo la fotografía con rayos X, si bien puede detectar pinturas con componente de plomo, no puede cuantificar el contenido preciso de plomo en las mismas. Además, estas tecnologías no pueden analizar materiales orgánicos –como medios orgánicos utilizados en la composición de las pinturas.

Investigar una pintura sólo por medio del examen fotográfico –sin combinarlo con otras pruebas forenses y la prueba de Morelli- puede resultar muy decepcionante. Un analista puede manifestar que la fotografía de rayos X prueba la existencia de blanco de plomo y que, por lo tanto, la pintura es una obra del Renacimiento veneciano. Tal evaluación ignoraría el hecho de que la fotografía no puede determinar si el contenido de plomo es consistente con el período en que se llevó a cabo el trabajo. Un examen forense apropiado debe incluir el estudio de muestras de pintura de la obra.

La segunda categoría y la más efectiva de las pruebas científicas se refiere a la extracción y análisis de muestras de pintura. El método más avanzado es la espectrometría fluorescente por reflexión de rayos X (TXRF) que utiliza los rayos X para examinar pigmentos tomados de la pintura. El proceso de extracción de una micro muestra se realiza cepillando la superficie de la pintura con un hisopo de algodón, sin causar daño a la obra. La muestra se coloca entonces en una plaquita de vidrio y se somete a la radiación de rayos X de alta intensidad. Ésto estimula los componentes químicos de la muestra y les hace liberar indicios secundarios de rayos X. Cada elemento de la muestra emite una marca única de rayos X, permitiendo que se pueda determinar de manera precisa el contenido de la muestra.

Según el científico R.Klockenkamper y otros, “una determinada característica de los pigmentos puede ayudar en la asignación de una fecha probable… a la pintura”. Esto es porque cada tipo de pintura tiene una composición química única que es rastreable hasta el momento en que comenzó a utilizarse, por ejemplo, el azul de Prusia cuya composición química es Fe4(Fe(CN)6)3, no fue usado por los artistas sino a partir de 1725. Por lo tanto, si una pintura atribuida a Rembrandt contiene azul de Prusia, puede ser rechazada de inmediato como una falsificación.

El examen TXRF difiere del de una simple fotografía hecha con rayos X, infrarrojos o ultravioletas porque implica el análisis de muestras de la pintura utilizada en la obra y no de fotografías no invasivas. Por lo tanto puede proporcionar un informe químico forense detallado de una pintura, que va más allá de lo que se logra con la fotografía.

Hay otras técnicas invasivas de análisis forense que requieren muestras de pintura (i.e. pequeñas virutas de pintura). Estos métodos son muy efectivos, pero son consideradas inaceptables para muchas galerías porque producen un pequeño daño a la obra. Una prueba de este tipo es la espectrometría de absorción atómica (AAS) y la espectrometría de plasma por inducción (ICPS). Se utilizan para detectar anomalías químicas en una pintura y/o materiales que no se ajustan a las normas de los que se usaban en el momento y el lugar en que se hizo la obra. Los métodos AAS e ICPS rastrean componentes de la pintura y pueden determinar si la pintura fue producida después de haber sido terminada la obra.

Otras pruebas incluyen el estudio de los aglutinantes en base a carbono, tales como aceite y cola utilizados como medios en las pinturas, cuya antigüedad puede detectarse a través de su contenido de carbono 14, muy utilizado en otros campos como la arqueología. Los científicos también han desarrollado un nuevo método capaz de determinar con exactitud la edad de la misma película de pintura. Antes era imposible hacerlo mediante el método habitual del carbono, debido a las muchas impurezas en la pintura.

Otro importante método, aunque invasivo, es el llamado “Interpretación de la Edad con el Radiocarbono” que vá más allá del breve lapso de 250 años que se logra con la prueba de isótopos de plomo. La técnica puede datar pictografías hechas con pinturas que contienen una amplia gama de medios orgánicos; sangre, orina, miel, y muchas otras sustancias naturales utilizadas…. para unir los pigmentos. La nueva técnica…. separa el componente orgánico de la pintura de los contaminantes inorgánicos que distorsionan la lectura de la edad. Para aislar el medio orgánico del carbono, el científico trata el espécimen con plasma en base a oxígeno. Se combina sólo con el carbono orgánico de la pintura, dado que el carbono de la roca (inorgánico) ya está completamente oxidado y en un estado estable. La reacción del plasma y el carbono orgánico produce dióxido de carbono gaseoso, que se recoge como hielo seco, y cuya edad se registra por el método del espectrómetro de masa que compara la cantidad de isótopos de carbono con los isótopos estables de carbono de la muestra. En la primer prueba se encontraron fragmentos de pintura que tenían 3865 años (más o menos 100 años).”

Los científicos pueden comparar estas pruebas con el análisis de ADN de materia orgánica utilizada en la obra, como aceite de nuez, pelos de pinceles, fibras de lienzos y clara de huevo --- rastreando estos componentes hasta su lugar de origen. La dendrocronología, la ciencia que estudia la datación por medio de anillos en troncos de árboles la antigüedad de la madera, puede determinar la edad de los soportes.

Existen muchas más pruebas científicas disponibles que no se han mencionado aquí. Una descripción más detallada de estas técnicas se puede ver en “ Detección Científica de Falsificaciones” (1975) por S.J.Fleming.

ANALISIS DE MORELLI

Para poder llevar a cabo un análisis completo de una obra, el examen forense debe acompañarse con un estudio estilístico utilizando las téncnicas de Morelli. El morelismo es un método empírico para identificar trabajos de arte falsos y originales, utilizado por el médico y coleccionista de arte Giovanni Morelli a finales del siglo XIX El método Morelli de atribución busca distinguir a los artistas individuales y a los talleres por idiosincrasias o detalles estilísticos repetidos que aparecen en sus obras.

Morelli reconoció que un artista, después de llegar a un cierto nivel de competencia, desarrolla fórmulas en la creación de figuras, que mantienen consistencia y se sostienen a través de su vida, aún si su estilo evoluciona. A través de un estudio cuidadoso de estos detalles repetidos, se identifican las fórmulas que permiten al observador identificar rápidamente la evidencia de la mano de un pintor determinado, como un detective que verifica las huellas digitales. La evidencia está en el trazo de las pinceladas largas y cortas, en cómo aplica la pintura para crear rasgos como los ojos, cuellos o plantas. Las características de la pintura se comparan con las fórmulas únicas por las que es identificado el pintor. El análisis de Morelli puede ser comparado con el análisis de la escritura, que es aceptado como evidencia en una corte.

Aunque a veces se reconoce al morelismo como una técnica científica, también es cierto que hasta cierto punto se apoya en la experiencia del analista.

Combinando las pruebas científicas antes descriptas con el análisis de Morelli, se puede lograr una evaluación bastante exacta de la autenticidad de la pintura. Con la investigación forense se puede determinar la edad, el origen y la composición y materiales de una obra. Este análisis puede determinar de qué región es la pintura utilizada, el estudio dónde se realizó la obra, y cualquier alteración ocurrida después que se terminó la obra. Un avezado moreliano (o mejor, un grupo de morelianos) pueden evaluar los detalles estilísticos de una pintura y a qué taller se le puede atribuir.

Quizás la implementación más exitosa de los análisis científicos y del de Morelli se llevó a cabo con el Proyecto de Investigación de Rembrandt (RRP). Es necesario dar algunos antecedentes sobre este grupo de trabajo innovador.

El RRP fue propuesto por primera vez por el historiador de arte Bob Haak, que se comprometió a preparar la exhibición Rembrandt de 1956 en el Rijksmuseum de Holanda para conmemorar el 350 cumpleaños del artista. Haak se vió en problemas por la cantidad de obras atribuidas a Rembrandt y se enfrentó a la tremenda dificultad de ordenarlas cronológicamente. Su conclusión fue que muchas de estas supuestas obras eran una imitación.

El historiador de arte Gary Schwartz cita a Haak diciendo “Un hombre no pudo haber creado tantas imágenes tan diferentes al mismo tiempo” Haak se reunió con otros cuatro historiadores en el comité dirigido por Joos Bruyn, un profesor de Historia del Arte de la Universidad de Ámsterdam. El RRP intentó revisar de manera independiente los citados Rembrandt, utilizando fondos provistos por el gobierno holandés en el año 1968.

El alcance de la investigación del RRP ha sido inmenso. Desde su inicio el Comité ha editado tres volúmenes documentando 17 años de la carrera de Rembrandt y unas 900 obras de Rembrandt que hay en todo el mundo. Hasta el momento, los esfuerzos del Comité han reatribuído 600 Rembrandts. Uno de los más famosos: “El Hombre del Casco Dorado” del museo de Berlin, fue declarado una falsificación después realizarle un análisis forense y la prueba de Morelli. La pintura es tal vez una de las más reproducidas en los últimos doscientos años. Después que el Comité Rembrandt evaluó esta pintura, se la declaró como una imitación hecha en el siglo XVIII.

También se aislaron “El Caballero Polaco” de la Colección Frick, “El Hombre con el Bonete Rojo” del Museo de Rotterdam, “El retrato de Cornelio Pronk” del Museo del Louvre, y “El Buen Samaritano” de la Colección Wallace de Londres. Asimismo, aunque con cierta incomodidad (por su importante origen), se señaló como falso el “Retrato de la Madre de Rembrandt” de la Colección de la Reina Madre de Inglaterra.

Sin verificación moreliana o forense, una pintura no puede ser considerada auténtica.

Fuente: http://www.artexpertswebsite.com/pages/spanish/analysis.php

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