Los avances de la ciencia forense están ayudando a la policía...
El miedo se había apoderado de la ciudad de Baton Rouge, Louisiana. Un monstruo andaba suelto, violando y matando a mujeres que vivían allí y en las poblaciones circunvecinas. Entre septiembre de 2001 y marzo de 2003, el asesino cobró al menos siete víctimas. Aterradas, las mujeres se encerraban de noche en sus casas; algunas incluso querían teñirse de rubio el cabello, ya que el llamado Carnicero de Louisiana parecía preferir a las morenas.
La policía estaba segura de que se trataba de un solo asesino porque había hallado muestras de tejido con idéntico ADN en los cuerpos de las víctimas, y un testigo había visto a una de éstas en compañía de un hombre blanco. Pero la búsqueda se había estancado por falta de pistas y sospechosos. Entonces los investigadores recurrieron a una nueva prueba de ADN que permite determinar el origen étnico de una persona. Con los análisis ordinarios de ADN se puede establecer el sexo de un sujeto, pero no revelan nada sobre su aspecto físico.
Pronto descubrieron que el asesino en realidad era un hombre negro. Al descartar a los sospechosos blancos, pudieron restringir la búsqueda. Combinando esta nueva técnica con el trabajo de investigación habitual, lograron arrestar a Derrick Lee, el cual se declaró inocente; el juicio está pendiente.
Hoy día, los agentes policiacos llevan consigo mucho más que una pistola y un garrote. La alta tecnología se ha vuelto parte tan vital de su trabajo, que ya no sorprende ver videocámaras en el tablero de los autos patrulla ni oír que los agentes utilizan luminol en aerosol, sustancia que hace brillar las manchas de sangre, aun cuando se hayan frotado para borrarlas.
Sin embargo, los científicos siguen probando armas para mantener a la policía un paso adelante de los malhechores. A continuación presentamos algunas innovaciones que permitirán copar y echar el guante a los delincuentes más buscados.
Análisis de ADN que arrojan más pistas
Los nuevos retratos hablados. Aunque los fiscales usan el ADN obtenido en escenarios de delitos para ayudar a enjuiciar a los maleantes, el análisis de genes no le sirve mucho a la policía para saber a quién buscar. Las pruebas que hoy día se usan revelan sólo el sexo de una persona; sin embargo, como demuestra el caso de Derrick Lee, esto está cambiando. Mediante el uso de una enorme base de datos genéticos de personas de todo el mundo, unos científicos de la Universidad Estatal de Pensilvania crearon una prueba que permite determinar el probable origen étnico de una persona; es decir, si es de raza blanca, negra, asiática, amerindia o mestiza.
Por su parte, unos investigadores británicos expertos en criminalística están trabajando en otra prueba de ADN que, según esperan, ayudará a identificar el color del pelo e incluso los rasgos faciales.
A la caza de genes. Unos científicos de la Universidad de Ottawa están probando una técnica para extraer ADN de los microscópicos restos de piel que la gente deja en los objetos al tocarlos. La técnica puede aplicarse en minutos en el lugar del crimen, y también funciona con sangre, pelo, saliva e incluso una escama de caspa.
Plantas y animales delatores. ¿Por qué limitarse al ADN humano? Los científicos también están perfeccionando técnicas para identificar ADN vegetal, el cual serviría, entre muchas otras cosas, para rastrear a los distribuidores de los cargamentos de drogas confiscados por la policía.
Los científicos forenses están desarrollando métodos para identificar ADN de animales. La razón es que millones de hogares tienen una fuente potencial de evidencia delictiva: perros y gatos. Como saben los amantes de las mascotas, el pelo de éstas se adhiere a la ropa. En un caso muy sonado, la policía de la isla canadiense Príncipe Eduardo encontró una chaqueta ensangrentada cerca del lugar de un crimen y relacionó unos pelos blancos adheridos a ella con el principal sospechoso: el dueño de un gato llamado "Bola de nieve".
Policías armados con computadoras
Reconstrucción de huellas. La policía de Kirkland, Washington, se sentía frustrada. Tenían al sospechoso del asesinato de una estudiante de 27 años --Eric Hayden, su vecino-- y una sábana con huellas de dedos ensangrentados. Pero como el dibujo de la tela impedía ver con claridad los rasgos de las huellas, no podían comparar éstas con los dedos de Hayden. Entonces entró en acción Erik Berg, supervisor del departamento de policía de la vecina ciudad de Tacoma. Con una cámara digital tomó fotos de las huellas, y luego usó un programa de computadora para "filtrar el ruido de fondo". Así logró obtener huellas claras que ayudaron a llevar a juicio a Hayden, quien ahora cumple una condena de 26 años en prisión.
La búsqueda de huellas dactilares sigue siendo parte esencial de la investigación de asesinatos; sin embargo, los criminales rara vez dejan huellas claras. La innovadora técnica de Berg, que ahora está a disposición de los departamentos de policía en forma de un programa llamado More Hits, permite leer huellas borrosas o incompletas. "Es como usar el ajuste fino de sintonía de un televisor", señala David Witzke, vicepresidente de PC Pros, la empresa que comercializa el programa de Berg.
Rastreo electrónico. En el año 2000, tras el asesinato de una mujer de 39 años en Kansas, los investigadores de la policía se sentían impotentes: el asesino había desnudado a la víctima, escondido la ropa y borrado otras pruebas incriminatorias. Sin embargo, lograron extraer restos de piel incrustados bajo las uñas de la mujer, quien al parecer había opuesto resistencia y rasguñado a su atacante. La información genética de los restos de piel se cotejó con la de una base de datos del FBI llamada Índice Combinado de ADN (CODIS, por sus siglas en inglés). Este sistema permite a los laboratorios criminalísticos de todo Estados Unidos intercambiar y comparar ADN por medios electrónicos. La policía de Kansas descubrió que el ADN de los restos de piel era idéntico al de Wayne DuMond, un violador de Arkansas que andaba libre bajo palabra. En enero de 2004, DuMond fue sentenciado a cadena perpetua.
"Y ahora, el pronóstico del crimen". En el futuro próximo, los cuerpos policiacos con poco personal podrán enviar a sus agentes a las zonas con mayor probabilidad de incidencia delictiva. Con ayuda de un programa de cómputo, unos científicos de la Universidad Carnegie Mellon, en Pittsburgh, llevaron registro de los delitos menores y graves cometidos durante un periodo de más de 10 años en dos ciudades: Rochester, Nueva York, y Pittsburgh, Pensilvania.
Tras efectuar rigurosos análisis estadísticos, descubrieron, por ejemplo, que un aumento en la incidencia de delitos menores como el vandalismo suele ser seguido, alrededor de un mes después, por un incremento de delitos más graves como el hurto y el robo con allanamiento.
Una vez que los investigadores refinaron el programa y lo probaron en Rochester y Pittsburgh, pudieron predecir delitos con una exactitud de al menos 80 por ciento. Además, delimitaron la zona donde podría perpetrarse cada delito: dentro de un área de 2.5 kilómetros cuadrados. A finales de este año, los investigadores esperan comenzar a distribuir el programa en distritos de todo el país.
Cerco y captura. Aunque a menudo parece que los maleantes operan al azar, los análisis estadísticos de la incidencia delictiva pueden revelar patrones y ayudar a la policía a atrapar a los malhechores que se especializan en algún delito, dice el ex policía Kim Rossmo, criminólogo de la Universidad Estatal de Texas y autor de un concepto llamado perfil geográfico. "Si logramos identificar esos patrones", explica, "podemos usar la información para localizar y cercar a los delincuentes".
Rossmo señala que éstos tienden a cometer sus fechorías cerca de donde viven, aunque no demasiado cerca, así que diseñó un programa de cómputo que analiza una zona donde han ocurrido delitos relacionados y luego aísla una pequeña sección donde es más probable que resida el maleante. Esto permite a la policía concentrarse en determinados sospechosos. En un caso, la policía de Midland, Canadá, utilizó el perfil geográfico para copar a un ladrón de casas muy activo: el programa casi encerró en un círculo la casa del delincuente.
Lucha tecnológica contra el delito
Un laboratorio portátil. Si bien el análisis de ADN es la herramienta más avanzada de la ciencia forense, muchos laboratorios de criminalística siguen usando un aparato tradicional: el cromatógrafo de gases con espectrómetro de masas (CG-EM). Este voluminoso instrumento permite identificar sustancias orgánicas; primero las vaporiza y luego analiza las moléculas de gas resultantes. Pero transportar las sustancias --por ejemplo, armas químicas, residuos de explosivos, aceleradores de fuego y drogas-- a los laboratorios lleva tiempo y puede ser peligroso.
"Sería de enorme ayuda poder contar con este aparato en el campo", dice Peter Nunes, analista del Centro de Ciencia Forense del Laboratorio Nacional Lawrence Livermoore, dependencia del Departamento de Energía de Estados Unidos. Como un CG-EM ordinario pesa entre 115 y 135 kilos, Nunes y sus colegas construyeron uno que pesa tan sólo 34 kilos, casi del tamaño de un frigorífico portátil. Este aparato ya se encuentra en el mercado, y uno de los primeros en usarlo es la Oficina del Alguacil del Condado de Los Ángeles.
Estas innovaciones tecnológicas han contribuido a reducir la incidencia delictiva en la última década, y se espera que el perfeccionamiento de otras herramientas de detección y predicción del delito la reduzcan aún más en los próximos años.
Fuente: http://www.selecciones.com.mx/content/21615/
Funte de imagen: http://www.flickr.com/photos/palomichu/2057021748/