Simulacion en psiquiatria forense

Publicado en Psicología y Psiquiatría

Simulacion en psiquiatria forense

I) Introducción
El presente trabajo pretende clarificar un aspecto importante de la psiquiatría forense, la "SIMULACIÓN".

No es infrecuente que los señores magistrados, y desde ya los psiquiatras forenses se enfrenten con la duda que pueda transmitir la conducta, sea a través de gestos y/o expresiones verbales, de una persona cuyos intereses se encuentran judicialmente cuestionados, ello en la búsqueda, conciente o inconsciente, de evitar el perjuicio, apelando a través de esa conducta al engaño. Y ello sin saber muchas veces que su estado psíquico de por sí tiene un carácter mórbido.

La simulación, como expresión psicosocial de la naturaleza humana en su contexto médico legal, es una de las tantas alternativas periciales que por su complejidad diagnóstica obliga al experto, no solo a implementar con habilidad los conocimientos e instrumentos técnicos afines a su disciplina, sino también a internarse en una peculiar relación interraccional, donde el examinado intentará emplear todos los recursos psicológicos a su disposición para engañar a su interlocutor y obtener así los mayores beneficios legales posibles.

Enunciaremos en el desarrollo del tema: cómo definimos este proceso, abordando luego su etiología, sus modalidades, sintomatología y formas de presentación, el diagnóstico, conclusiones, y para finalizar exponemos ejemplos prácticos de las distintas modalidades de simulación, según nuestra experiencia.

II) Definición
Podemos concebirla como la actitud psíquica consciente y voluntaria donde se representa plásticamente un determinado evento mórbido con la intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar a un tercero.

Los rasgos distintivos señalados en la definición se pueden sintetizar de la siguiente manera, a saber:
a) Actitud psíquica: se caracteriza por una activa disposición mental cuya motivación radica en obtener un beneficio secundario a través del engaño.
b) Conciente y voluntaria: vale decir la capacidad psíquica para discernir y ejecutar un acto previamente elaborado y planificado.
c) Representación plástica: consiste en hacer presente por medio de la expresión psicomotriz el evento mórbido que se utiliza para el engaño.
d) Evento mórbido: es decir la patología que se desea representar.
e) Intencionalidad y finalidad utilitaria de engañar: es la actitud utilizada por el simulador para obtener un beneficio legal vinculado a su situación jurídica.

La diferencia con la mentira o mendacidad utilitaria consiste en que en ésta falta la representación plástica, engañando a un tercero utilizando como único instrumento el lenguaje verbal.
En el vocabulario cotidiano generalmente se homologa sin distinciones a la simulación con el fingimiento, lo que obliga a establecer sus diferencias.

Si bien parecieran contener el mismo sentido, fingir implicaría la ejecución de un acto consciente y voluntario, a igual que en la simulación, pero no con la intención de engañar a un tercero, sino en representar un rol ya estipulado, donde el engaño no se utiliza con fines utilitarios. Lo dicho lo ejemplifican magníficamente José Sanchez y Pedreño Martinez , quienes comparan aquel que finge con un actor, señalando que aquel que representa una obra de teatro, finge pero no simula, puesto que su intención es dar vida a las ficciones creadas por el autor, sin pretender el engaño con fines utilitarios.

III) Etiología
La simulación no es competencia solo del enfermo mental o de aquel que tiene una cierta predisposición natural para expresarla, cualquier persona mientras existan intereses en juego puede convertirse en simulador.

En el terreno psiquiátrico forense la idea puede surgir en un sujeto mentalmente enfermo para así simular un falso bienestar para con ello lograr su pronta alta médica o en un sujeto sano para obtener un beneficio indemnizatorio o para eludir la responsabilidad penal de su conducta.

IV) Modalidades de simulación
Dentro de los objetivos a establecer en el desarrollo del tema, podemos nominar las siguientes modalidades de simulación.
Son aquellas que se llevan a cabo por una persona con la finalidad de obtener un beneficio secundario relacionado al proceso judicial en curso.

Disimulación
Es aquella donde el enfermo oculta la patología que padece con el fin de obtener cierto beneficio personal o de convalidar futuros actos jurídicos. Surge con mayor asiduidad en pacientes internados y que desean lograr el alta médica
Parasimulación ( Para: junto o al lado)

Esta modalidad se da cuando el individuo representa un evento mórbido distinto al que ya padece. Sobre este punto cabe señalar que se utiliza el término ¨parasimulación¨ para diferenciarlo de la sobresimulación, entendiendo que esta última es una variante de aquella .

Esta modalidad, de relativa relevancia médico legal, suele verse en pacientes internados y que desean obtener beneficios secundarios por medio de simular síntomas ya padecidos o vistos en terceras personas.

Ejemplo de ello podemos encontrarlo en aquellos pacientes que además de padecer su cuadro psícotico, simulan síntomas extrapiramidales con la intencionalidad de obtener algún beneficio asistencial, generalmente para que le retiren o cambien la medicación.

Sobresimulación ( Sobre: además de o encima de)
Como se ha dicho, es una variante de la anterior donde se exagera o sobreactúa la sintomatología de un evento mórbido que padece o que está simulando.

Es posible detectarla en la población carcelaria que desea ser trasladada al Hospital o a la U 20 con el fin de mejorar sus condiciones de reclusión o en aquellos internos que intentan modificar su calificación penal y ser declarados inimputables en instrucción o durante el juicio oral.

Metasimulación ( Meta: más allá o después)
Se caracteriza por la actitud psíquica voluntaria e intencional de sostener en el tiempo la sintomatología del cuadro psiquiátrico ya desaparecido.

Se observa con mayor frecuencia en el Fuero Civil cuando debe determinarse el porcentaje de incapacidad

Presimulación ( pre: antelación o prioridad)
Consiste en simular una enfermedad antes de la comisión de un acto antijurídico con el fin de poder liberarse de la responsabilidad legal que en tal sentido le cabe. Si bien no es frecuente se puede llegar a advertirse en causas penales.

V) Síntomas y sus formas de presentación
Los síntomas simulados según los intereses jurídicos en juego pueden ser representados de múltiples formas, pero en general se tienden a manifestarlos como síntomas aislados o agrupados en síndromes psiquiátricos..

Entre los primeros, encontramos aquellos que por su supuesta simpleza escenográfica para llevarlos a cabo se realizan sin un mayor conocimiento ni preparación previa, por fuera de todo contexto patogénico y sin entidad psiquiátrica que los avale; recreando por ello síntomas poco creíbles y muchas veces risibles.

Por la creencia de su fácil reproducción se tiende a elegir alteraciones que toman funciones cognoscitivas aisladas, tales como amnesias parciales o globales, alucinaciones preferentemente auditivas o visuales, ideas delirantes de persecución o fantásticas, mutismo, desorientación temporo espacial, robo y sonorización del pensamiento, sin dejar de lado, aunque en menor medida, trastornos de la esfera afectiva y volitiva, como compulsiones, impulsividad e indiferencia afectiva.

Entre los segundos, se sitúan aquellos síndromes que el futuro simulador ha observado en otros o se ha informado por terceros o por medio de la lectura para su representación, intentando llevarlos a cabo mediante cierta elaboración y planificación previa.

Aunque se utilicen los mejores recursos teatrales, lo que mayormente se obtiene son burdas copias de enfermedades mentales que por su complejidad y heterogeneidad son difícilmente simulables, más aún para aquel que jamás la ha padecido. Entre los más habituales se ubican los episodios de excitación psicomotriz, de confusión mental, brotes esquizofrénicos, de episodios delirantes, depresiones, insuficiencia mental y crisis convulsivas.

Vale recordar que la sintomatología utilizada se encuentra generalmente relacionada al perfil caracterológico del simulador, conformando en su psicodinamia con el medio diferentes formas clínicas de presentación, tal cual señalan algunos autores , a saber:

1 ) Formas Clínicas pasivas
Dominan en ellas todos aquellos procesos psicopatológicos que implican inhibición psicomotriz, predominando el mutismo y los fenómenos psíquicos relacionados a la depresión.
2) Formas clínicas activas
Predominan en ellas los cuadros de excitación psicomotriz que no guardan correlación con ningún tipo de nosología que las sustenten, como la verborragia, manía, brote psicótico y sintomatología de intoxicación.
3) Formas clínicas estuporosas
Consideradas por su rareza menos frecuentes y que serían una variante de las primeras.

VI) Diagnótico psiquiátrico de simulación
Por la particularidad interaccional y los intereses puestos en juego, en la práctica pericial la franqueza y la confianza, indispensable en todo vínculo asistencial, no deben tomarse como supuestas; es más, ante la posibilidad del engaño, el experto debe obligarse a alcanzar la verdad diagnóstica-pericial y, por ende, facilitar la adecuada ponderación del caso conforme al proceso judicial en curso.

Para tal fin, el perito deberá contar con afianzados conocimientos de la especialidad psiquiátrica y también vasta experiencia asistencial y médico legal, teniendo en cuenta, además, que tendrá que actuar sin apartarse de los principios éticos-metodológicos inherentes a la práctica médica-pericial

Resulta importante señalar que el marco donde se desarrolle el examen debe ser el adecuado a la relevancia del estudio, es decir, fuera del ámbito presidiario y domiciliario, contando el mismo con los dispositivos técnicos apropiados para arribar al diagnóstico semiológico de simulación, evitando con ello innecesarias demoras procesales. No obstante, en algunas ocasiones, ante lo persistente y complejo del cuadro psicopatológico que se presume simulado, consideramos conveniente utilizar la observación continua del sujeto en instituciones asistenciales preparadas para tal fin.

Para el adecuado estudio del caso, creemos valioso tomar conocimiento de las circunstancias de las causa que fueron colectados en autos. En lo penal habrá que tener especialmente en cuenta lo referente a la criminogénesis y criminodinamia delictiva; en lo civil a los certificados médicos y los pedidos de las partes que puedan definir las características del accionar del sujeto; y en lo laboral las pruebas documentales registradas en las causas.

Para un acertado diagnóstico de simulación, tal cual hemos señalado, el perito debe contar con amplios conocimientos de la especialidad y honestidad personal y profesional suficientes para admitir las dudas y solicitar la intervención de otras disciplinas, y en su interdisciplinariedad alcanzar la verdad médico legal.

En este contexto, consideramos indispensable que el experto se interiorice de los pormenores de la causa y de los eventuales intereses jurídicos puestos en marcha a partir de la demanda, donde en muchos casos, el examen pericial, como último eslabón de la cadena jurídica, podría perjudicar o beneficiar al examinado ya sea con la pérdida u obtención de la libertad o con el logro de beneficios indemnizatorios o jubilatorios.

En efecto, el perito tendrá que realizar una detallada y metodológica lectura de las circunstancias obrantes en la causa, donde no solo se evaluarán las declaraciones de los testigos o las del propio actor, sino también todas aquellas pruebas documentales que junto a otros datos de interés permitirán arribar a un diagnóstico retrospectivo de la enfermedad que se refiere padecer.

Una vez concluido con tal procedimiento, se ingresará al terreno de la diagnósis presencial; es decir, habrá que realizar el examen actual de las facultades mentales con el fin, no solo de comprobar la existencia de alguna enfermedad mental en curso, sino también de establecer la correlatividad entre el diagnóstico actual y la afección registrada en autos (en su patogenia, sintomatología y secuelas), o con la referida por el interesado durante el proceso judicial.

Consideramos de rigor médico legal acompañar al examen psiquiátrico con los estudios complementarios que se consideren indispensables para esclarecer el cuadro supuestamente representado, más aun cuando el mismo se ha caracterizado por su complejidad y dificultad diagnóstica.

Existen y existirán sujetos, que, pese a la experiencia clinica-psiquiátrica del experto, pondrán en duda sus conocimientos, engañándolo o al menos haciéndolo dudar pese a los adecuados procedimientos semiológicos utilizados para su cometido.

Formas defensivas de engaño
Bajo la premisa de que la "simulación no se adivina sino que se diagnóstica" ( Lopez Gomez), cuando se examina a un presunto simulador hay que tener en cuenta las diversas formas defensivas de engaño que surgen en la dinámica interaccional y que pueda adoptar ante el entrevistador, las que podríamos señalar, a saber:

1) Cuando representa síntomas aislados, estos carecen del contexto patogénico y sindromático que caracteriza a la enfermedad mental, no coincidiendo la conducta general con la esperable al síntoma simulado. Uno de los síntomas aislados que más se intenta simular es la falta de memoria ( amnesia ), para lo cual el simulador tiende a representarla sin darse cuenta que conforma parte de un conjunto de signos y síntomas procedentes de una afección mucho más compleja, recreando una forma de conducirse totalmente paradojal y absurda. Tal es así que el simulador pese a no recordar ni siquiera su propia identidad, se ubica temporalmente sin ningun tipo de inconveniente, se orienta adecudamente en el ambiente en que se encuentra, responde a las consignas, etc, mostrando con su actitud lo inverosimil y engañoso de su conducta.

2) Cuando se intenta simular sindromes mentales, de por sí pocos frecuentes, su heterogeneidad sintomatológica y sus complicaciones evolutivas, tal cual hemos señalado en párrafos anteriores, hacen que sea muy dificultosa su representación plástica, mostrando al entrevistador un conducta grotesca y por momento payasesca. Aquí el perito no debe caer en la suficiencia médica de creer que todo persona anormal demasiado afectada o incongruente en su decir y accionar sea por ello un simulador.

Se sospecha simulación, cuando:
a) se detectan numerosas pararrespuestas fuera de todo contexto psicopatológico que las avalen.
b) no se comprueba una etiología ni patogenia acorde a la enfermedad representada.
c) se pone demasiado énfasis en resaltar síntomas de enfermedad mental
d) existe profusión de respuestas evasivas ante la eventualidad de ser descubierto en su farsa.
e) la teatralidad y aparatosidad de la conducta no coinciden con la esperable a la patología mental.
f) se presentan cuadros psiquiátricos sin la correspendiente respuesta vivencial
g) se dan respuestas tendientes a resaltar sintomatología multisindromática.
h) no existe correlatividad entre la sintomatología psiquiátrica y le expresión somática del trastorno.
El simulador tiende a no tomar en cuenta los trastornos somáticos que acompañan a las afecciones psiquiátricas, olvidándose de su representación corporal. Ejemplo de ello, entre otros cuadros, tenemos la depresión profunda, la cual se intenta representar síntomas afectivos conservando un estado corporal sin los signos somáticos propios de dicha afección (adelagazamiento, hipotonía muscular, avejentamiento, etc)
i) pese a su adecuada implementación subsiste refractariedad a los diferentes tratamientos instituidos, faltando en muchas oportunidades la espontánea remisión evolutiva que se observa en muchos cuadros psiquiátricos.
j) la enfermedad se muestra únicamente durante los vaivenes e intereses inherentes al proceso judicial.
k) la actividad gestual no corresponde a la enfermedad que se intenta simular
l) las posibilidades del beneficio jurídico disminuyen, la simulación suele desaparecer.

Ante la duda diagnóstica consideramos prudente entrevistar al presunto enfermo mental todas la veces que sea necesario, buscando con ello, no solo confirmar la existencia de la etiología, patologenia y semiología que categoriza a la afección, sino también corroborar la permanencia, coherencia y estabilidad de la fenomenología psíquica a través del tiempo.

La ausencia de esta cadencia fenomenológica y evolutiva apoya aun más el diagnóstico de simulación.

El antecedente de una personalidad premorbida tendiente a la mendacidad (de tipo sociopática, límite o necesitada de estima) podría evaluarse como un indicador más de diagnóstico de simulación. En este caso, vale advertir que el perito no debe tentarse a utilizar solamente el hallazgo de la personalidad premorbida como único instrumento diagnóstico, ya que por un lado se correría el riesgo de estigmatizar a todos sus portadores y, por otro, vale recalcarlo, se omitirían aquellos elementos semiológicos recogidos durante las entrevistas y que conforman el cuerpo diagnóstico principal de las diferentes formas de simulación.

En imposible predecir con rigor médico legal cuanto tiempo va a durar la conducta simuladora. En general es muy variable, va a depender de las características inherentes a la personalidad del actor y de los intereses jurídicos existentes, y, desde luego, del tiempo en que el perito demore en descubrir el engaño.

Nuestra experiencia indica que la mayoría de las simulaciones son episodios que duran días o semanas, siendo raros aquellos intentos que perduran meses.

VII) Conclusiones
Cuando el hombre de derecho solicita el asesoramiento especializado y se sospeche simulación, el perito, basado en sus conocimientos médicos y jurídicos, debe realizar un exhaustivo examen que involucre no solo el estado de las facultades mentales del peritado, sino también a todos aquellos elementos registrados en la causa que formen parte de los intereses puestos en marcha por la demanda judicial. Para luego, evaluando los datos aportados durante las diferentes etapas del proceso pericial, efectuar el diagnóstico de simulación en sus diferentes modalidades, recordando que por su complejidad no debe desecharse la interconsulta y todos aquellos estudios complementarios que apoyen el diagnóstico clínico de simulación.

VIII) Ejemplos prácticos de las distintas modalidades de simulación

a) Simulación propiamente dicha

J.C.CH, argentino, de 48 años de edad, soltero, ingresa a la U. 20 del S.P.F el 7/7/76, proveniente del cárcel de Villa Devoto, detenido por robo y secuestro, cuya víctima sin su intervención, es ultimado. El no quiso recibir, por tal motivo ningún dinero, repitiendo que los autores de dicho episodio lo obligaron a destruir el arma homicida. con una ¨lanza térmica¨, momento en que se encontraba, según sus dichos, afectado por alucinaciones del oído.

En oportunidad de su ingreso a la U 20 refiere que ha sido trasladado por "problemas psiquátricos¨, señalados como dificultad en el pensar, dolor de cabeza, como si tuviera varias ideas al mismo tiempo, oyendo voces de mujeres que le hablan ( en la historia clínica el entrevistador anota que todo lo referido por el interno es dicho sin convicción). Se le solicita E.EG y test de personalidad, medicándolo con Neuleptil y Artane. En fechas posteriores consta en la Historia Clínica de la U 20 que ¨presenta una evolución estacionaria, sin trastornos sensoperceptivos¨, para luego de sucesivos exámenes y estudios complementarios diagnosticársele ¨personalidad psicopática esquizoide sin componentes psicóticos¨.

Tres juntas médicas participaron del examen de J.C.Ch, elevando sendos informes, donde el primero de ellos con fecha del 16/12/76 se informa que el interno es ¨ un alienado mental, demente en el sentido jurídico bajo la forma clínica de síndrome esquizofrénico¨

La segunda de ellas, con fecha del 16/5/77, los expertos establecen que ¨el estado de las faculatdes mentales son normales y al momento del hecho ha podido apreciar el disvalor de sus actos y dirigir sus acciones¨. Más tarde, con fecha del 30/8/78 se menciona en la Historia clínica del U.20 del S.P.F que ¨de los exámenes practicados se puede arribar al diagnóstico de simulación¨

En la actuación pericial de la tercera junta médica del 4/4/79, luego de un exaustivo examen se constata un funcionalismo psíquico donde existe, entre otras características: una meticulosa elaboración de sus respuestas, narrativa calculada y ausencia absoluta de sintomatología delirante, la existencia de fonemas auditivos ( alucinaciones), de por sí erráticos y manipulados, con ausencia de la tríada psicopatológica que las acompaña, (estesia, espacialidad y temporalidad), permaneciendo conservada la capacidad judicativa.

Los últimos profesionales intervinientes descartan el cuadro de psicosis esquizofrénica, avalándose el de ¨personalidad psicopatíca esquizoide¨, cuadro que no implica estado de alienación mental.
Lo expuesto nos permite establecer que los síntomas que surgen de sus manifestaciones clínicas, especialmente aquellos relacionados a los trastornos sensopercepetivos relatados por el interno, fueron la expresión de un acto consciente y voluntario de representar una alteración mórbida con la intención de obtener ventajas en su proceso penal.. Como colofón, vale recordarlo, el actor fue condenado y trasladado a una prisión bajo régimen común.

b) Disimulación

E.M. de 57 años de edad, casado, padre de tres hijos, todos ellos mayores e independientes, ingresa a la clínica privada por amenazas de muerte en la figura de su esposa A.B de 45 años de edad, totalmente convencido de la infidelidad de aquella, siendo su diagnóstico presuntivo de ingreso el de ¨Delirio Crónico Celotípico¨, con severos indicadores de peligrosidad fundamentalmente para terceros. Internado por el Art 482 del C.C

Durante su internación a través de sucesivos exámenes se corrobora el cuadro psicopatológico de ingreso, infiriéndose por la fijación e irreductibilidad delirante que lo afecta un mal pronóstico evolutivo, sumándo a ello los factores mesológicos intervinientes en la amenaza de muerte ( conflictiva relación con su esposa, incomprensión, miedo y rechazo familiar)
Pese al tratamiento realizado persiste la sintomatología celotípica con evidente refractariedad a la terapeútica instituida hasta ese momento.

Inesperadamente, sin que hubiere una vinculación directa con el tratamiento psicofarmacológico indicado, el paciente modifica su actitud interaccional, se muestra amable, colaborador, dispuesto al diálogo, rectificando inesperadamente la temática celotípica, aceptando el hecho de estar enfermo y de la necesidad de estar internado Tal suficiencia en su conducta hace dudar a los médicos sobre la veracidad del diagnóstico de ingreso o que realmente el cuadro hubiere remitido
Por dichos motivos se profundiza el estudio semiológico, mediante el cual se manifiesta la persistencia de interpretaciones delirantes relacionadas a su esposa, que para aquella época se le había permitido la visita, demostrando mantener vigencia la patología de base, más allá que reiteradamente la intentara minimizar .

La subsistencia del delirio, pese a pretender disimularlo, se evidencia aun más, con toda su anómala convicción "tal cual articulo de fe", cuando se niega rotundamente a rubricar un escrito donde se le otorga el alta médica si acepta la fidelidad de su mujer y que el engañó conyugal era solo producto de su imaginación o de su enfermedad.. De más está decir que a partir de allí se mantiene la internación y se le ajusta la medicación con el fin de disociar el núcleo ideo-afectivo que alimentaba al sistema delirate interpretativo.

c) Sobresimulación

M.N.J cuenta con 34 años de edad, de nacionalidad argentina soltero, quien se encuentra detenido en las Unidad 2 del SPF por robo reiterado, previo paso por la U 20 del S.P.F.

El magistrado solicita examen de las facultades mentales y que se responda sobre las causales previstas en el Art 34 inciso 1ero del C.P., teniendo en cuenta los antecedentes de traumatismos de cráneo con pérdida de conocimiento padecidos por el actor antes del hecho y por el marcado déficit psíquico que muestra en su lugar de detención, especialmente la pronunciada amnesia que lo afecta..

Al examinar las circunstancias obrantes en autos surge que la conducta del imputado no refleja patología psiquiátrica ni alteraciones cognoscitivas que interfieran con su capacidad de comprensión y voluntariedad.

Los antecedentes registrados en la Historia Clínica indican que el actor fue internado unos meses antes del hecho por traumatismo craneoencefálico con pérdida de conocimiento con fractura y hundimiento óseo en región occipital, con intervención posterior y extracción de un hematoma extra y subdural, con buena evolución post quirúrgica

Reinternado en el mismo nosocomio, también antes del hecho, por politraumatismo en riña con pérdida de conocimiento y consumo de cocaína, Rohypnol y alcohol. En esa oportunidad se lo encuentra con fractura bilateral de maxilar inferior, moderadamente confuso, con una buena evolución posterior, sin secuelas cognoscitivas. Se le efectúa tomografía de cerebro para control, siendo normal, al igual que el examen neurológico.

Al ser examinado en el CMF llama notablemente la atención los trastornos mnésicos referidos por el imputado, los que por su extensión, profundidad y ausencia de patogenia que los sustenten, se interpretan como un fenómeno psiquico simulado o sobresimulado, adaptado a las circunstancias y conveniencias procesales

Durante las numerosas entrevistas realizadas el actor muestra una amnesia absoluta, no recordando su edad ni fecha de nacimiento, el año en que vive, ni el lugar donde residía, así como su estado civil, no evocando en que unidad se encuentra detenido, borrándose de su memoria la mayor parte de sus antecedentes histobiográficos, tanto de su pasado como de su presente, hasta alcanzar a su propia identidad yoica ( quien es y su conexión con el mundo), aunque más de una vez se contradecía y recordaba con detalles hechos de su historia vital que en otras oportunidades las negaba o refería no poder evocar, acompañando sus dichos con expresiones gestuales que imitaban una torpe perplejidad mental.

Es decir, por la magnitud y profundidad de la amnesia, tal cual la exhibía el imputado, la misma se asimilaría nosograficamente a un severo cuadro de confusión mental, homologable desde el Art 34 inc 1ero del C.P. como estados de inconsciencia de probable etiología psicoorgánica postraumática

Lo llamativo de dicho estado surgía en advertir que la sintomatología esperable para los estado de confusión mental no se evidenciaba en el imputado.Es decir, solo surgía la amnesia pero como síntoma aislado, sin detectarse aquellos otros signos y sintomas, principales y secundarios, que invariable y ostensiblemente acompañan y la identifican como tal.

Ante los profesionales el actor se encuentra vigil, lúcido, deambulando con buena estabilidad y coordinación motora, no mostrando desorientación temporo espacial, ubicándo y dirigiéndose a los profesionales con respeto y atención, reconociéndolos como tales, sin mostrar su conducta signos de alucinaciones, delirios, perplejidad psíquica ni interferencias en su actividad motriz. Solamente surge la amnesia, como único síntoma, sin estar acompañado por el resto de la sintomatología esperable para dicha afección. Los estudios complementarios han sido normales, tanto el neurológico,como el Electroencefalograma, la tomografía computada, surgiendo leve deterioro en el psicodiagnóstico

Es decir, los exámenes realizados no han revelado lesiones encefálicas ni sintomatología clínica neurológica que fundamenten el severo cuadro de amnesia que refiere el encausado; pudiéndose interpretar que la misma se generaría como una actitud voluntaria, consciente y actuada de engañar con la finalidad de obtener algún tipo de beneficio secundario, no encontrándose explicación científica a la amnesia, salvo que el actor, tal cual se presume, la simule, y, en el supuesto de que existiera algún síntoma de etiología psicoorgánica, aunque mínimo, lo esté sobresimulando

El cuadro psíquico que ha mostrado el imputado, conforme a los estudios realizados, no se consagra con patología psiquiátrica que científicamente la avale tanto en su calidad como en su intensidad, por lo que se infieren como utilitarias.

d) Metasimulación

CMW, se trata de un adulto de 34 años de edad, argentino, casado, quien refiere haber padecido un accidente de tránsito con traumatismo de cráneo y pérdida de conocimiento, fobia posterior, depresión y ansiedad que perdura hasta la actualidad, hecho ocurrido 4 años antes del examen pericial.

El magistrado del Fuero Civil solicita si el demandante padece de incapacidad laborativa causal o concausal al accidente invocado.

Como antecedentes de interés Médico Legal constan en autos certificados médicos de especialistas en neurología y psiquiatría donde dejan constancia para la época del infortunio de los síntomas aludidos por el actor, sin que surjan otras pruebas documentales que informen sobre la evolución ni tratamiento posterior de los trastornos mencionados.

Durante el examen presencial, el actor relata la permanencia del cuadro psiquiátrico registrado en autos, agregando, como causa del infortunio, la profunda depresión y fobia en la que se encuentra y la imposibilidad de realizar cualquier tipo de actividad laboral, no pudiendo asimismo desempeñarse como jefe de hogar, esposo y padre de sus hijos, circunstancias que lo atormentan aun más agravando su estado de ánimo.

Desde el punto de vista físico resalta la fractura del cúbito, sin secuelas en el funcionalismo del brazo ni complicaciones encefálicas producto del traumatismo del cráneo, siendo normales todos los exámenes complementarios realizados a tal efecto.

Durante el proceso diagnóstico no se evidencia signos y/o síntomas que revelen depresión ni fobias. Su actitud, más allá de mostrarse apesadumbrado y triste, es tranquila y colaboradora, sin compromiso depresivo en su discurso. No presenta ideación depresiva minusválida, autodespreciativa, de ruina moral ni autoagresiva, mostrando un pensamiento libre de patología psiquiatrica. La tristeza que refiere padecer es totalmente intelectualizada al igual que la angustia y fobia, sin que se acompañen de sentimientos de culpa, de conductas evitativas, dependencia fóbica y objetos contrafóbicos ni correlato neurovegetativo de especie alguna.

La esfera afectiva no denota sentimientos de culpa, pesadumbre y tristeza, como así tampoco disminución de la energía vital en la esfera voluntaria.

Niega alteraciones en el apetito, líbido sexual y sueño

El psicodiagnóstico no revela síntomas de la serie depresiva o fóbicas.

Como podrá observarse, la depresión severa y fobias no se comprueban durante el examen pericial, no presentando incapacidad en su vida de relación y en sus tareas cotidianas; interpretándose el caso como un acto voluntario de sostener en el tiempo síntomas que ya habían desaparecido con una finalidad utilitaria.

e) Presimulación

R.C.A se trata de un adulto de 21 años de edad, argentino, soltero, quien se encuentra detenido a disposición de la Justicia Penal por intento de robo a un almacén. Atento al cuadro de intoxicación etílica que refiere el encausado el magistrado solicita si se lo incluye en las causales previstas en el Art 34 del C.P inc. 1ero.

Como antecedentes de valor médico legal es dable señalar lo referido por sus familiares horas antes del hecho imputado, donde lo notan al actor en un estado de somnolencia, como si estuviera ebrio, confirmado por sus propios dichos al reconocer que había ingerido bebidas etílicas y se sentía descompuesto, muy mareado por lo cual saldría a dar una vuelta

En su declaración indagatoria, explica que al salir de su casa se sentía muy mal por el alcohol ingerido, no recordando más nada de los sucedido, desconociendo donde estuvo esa noche, despertándose en la comisaría sin entender por que lo detuvieron.

El testigo del hecho identifica al imputado como la persona que ingresa al almacén, luego de cerciorarse que nadie lo observara levanta la cortina y se introduce por un tiempo largo, para luego salir con una bolsa llena de objetos que presume repleta de artículos para hogar. Al ver que se acerca el móvil policial el sujeto emprende rápidamente la huida con los objetos en su poder, tratando de ocultarse agachándose detrás de los automóviles, hasta ser visto y detenido. Ninguno de los testigos luego de su detención como los policías intervinientes refieren la existencia de síntomas de ebriedad, como tampoco el médico legista que lo examina en la comisar dos horas después del hecho. En esa circunstancia el imputado se niega a la extracción de sangre y orina.

Durante el examen psiquiátrico no surgen elementos psicopatológicos de interés pericial, negando abuso de bebidas etílicas y consumo de estupefacientes, aunque reconoce que en algunas oportunidades se ha embriagado, reaccionando muy mal ante la bebida, de similar manera a la noche en que fue detenido Ante lo expuesto por el actor se infiere como hipótesis criminogenética la existencia de trastorno de la conciencia causado por un severo cuadro de intoxicación etílica, configurando la amnesia el eje de su relato.

Luego del análisis pormenorizado de las circunstancias obrantes en autos, se llega a la conclusión de que el estado de sus facultades mentales no se compadece con el cuadro de intoxicación etílica que refiere el imputado, no reflejando su conducta el grave trastorno de la conciencia que deja traslucir y que se esperaría encontrar en este caso, faltando en su psicodinamia el habitual complejo sindromático relativo a los estados de ebriedad Médico Legal, conformado, entre otros síntomas, por desorientación témporo espacial, amnesia, impulsividad, automatismos, incordinación motora, síntomas somáticos, etc.

Es decir, se presume que el actor habría intentado simular una intoxicación etílica antes del hecho con el fin de mejorar su situación legal en el caso de ser detenido, tal cual ocurrió.

A través de lo expuesto estimamos haber aportado con fines clarificadores, aquellos referentes que resultan necesario conocer para descartar situaciones de simulación que pueden desviar la adecuada aplicación de las normas legales.

Lecturas recomendadas

Bonnet, E. F. P., Psicopatología y Psiquiatría Forense. Lopez Libreros Editores S.R.L, Bs As 1983, Tomo II, Cap I.
Delgado Bueno, S. y otros, Psiquiatría Legal y Forense. Editorial Codex, Madrid 1994, Volumen I, Cap. 46, 47 y 48.
García Andrade, J. A., Psiquiatría Criminal y Forense. Editorial Centro de Estudios R. Avasos S. A., Madrid 1993, Cap III.
Gisbert Calabuig, J. A., Medicina Legal y Toxicología. Editorial Salvat, Madrid, 5º Edición 1998.
Ingenieros J., Simulación de la locura. Editorial Meridión, Bs As 1953.
Reichardt, M., Psiquiatría general Especial. Editorial Grados, Madrid 1958.
Sánchez, J. y Pedreiro Martínez, Problema de la Sinceridad y sus derivaciones, Psiquiatría y Derecho Penal. Editorial Tecnos, Madrid 1965.
Simonin, C., Medicina Legal Judicial. Editorial Jims, Barcelona 1962, Cap I.
Marcó Ribe, J.L. Martí Tusquets, R. Pons Bartrán, Psiquiatría Forense, Cap. 29. Editorial Salvat, Madrid 1990.

Fuente: http://www.csjn.gov.ar/cmf/cuadernos/1_2_81.html