Restos óseos humanos o animales?

Publicado en Antropología Forense

Restos  óseos humanos o animales?

La antropología forense estudia cuerpos esqueletizados o en camino de esqueletización con el objeto de establecer la causa de muerte y lograr su identificación.

Clásicamente la investigación antropológica forense consta de tres etapas relacionadas entre sí que son: la investigación preliminar, la exhumación y por último el análisis en el laboratorio.

En esta última instancia es que se nos plantea la necesidad de establecer si los restos óseos remitidos son de origen humano.

En los casos en que se cuenta con un esqueleto completo el examen macroscópico es suficiente para responder al interrogante.

El problema surge entonces, frente al hallazgo de restos óseos fragmentados e incompletos los cuales pueden haber sufrido transformaciones producto del tiempo trascurrido desde la muerte hasta su hallazgo, de las condiciones de inhumación o como consecuencia de hechos intencionales.

La identificación macroscópica de fragmentos óseos aislados es dificultosa aún para especialistas. Es por ello necesario contar con sistemática de estudio que permita arribar a un diagnóstico de certeza, tal como lo requiere una pericia judicial.

A tal fin se pueden establecer niveles crecientes de complejidad con la finalidad de diferenciar entre restos óseos humanos y animales, tal como se detallan a continuación:

1. Evaluación macroscópica: como señalamos anteriormente es en este momento de la investigación, donde la mayoría de los casos se resuelven dadas las diferencias estructurales y de tamaño que existen entre los huesos humanos y los no humanos.

La regla básica para esta diferenciación es un adecuado y detallado conocimiento de la anatomía humana. Asimismo el conocimiento de los esqueletos de los animales más frecuentes en la zona del hallazgo contribuye a una identificación positiva de los mismos.

Sin embargo, existen fragmentos óseos de difícil diferenciación como pueden ser las manos de los osos o de los monos superiores, como es de suponer estos hechos en nuestro medio, revisten el carácter de excepcionales aún en yacimientos arqueológicos.

Como ejemplo de la complejidad que implica el diagnóstico diferencial macroscópico de fragmentos óseos, Brothwell, en su libro "Diggins up bones" (Desenterrando Huesos) comenta que a mediados del siglo pasado se descubrió en Java lo que parecía ser el fragmento de nuevo cráneo de homínido primitivo y que estudios posteriores determinaron que el mismo correspondía al extremo proximal de un húmero de elefante joven fosilizado.

Un capítulo aparte merecen los huesos infantiles los cuales por no haber alcanzado su madurez biológica no son de fácil reconocimiento, dada la diferente morfología anatómica que presentan en relación con los huesos del adulto.

El esqueleto infantil se encuentra conformado por un número mayor de elementos óseos que los que encontramos en el adulto, los cuales obviamente son más pequeños y delicados.
Los fragmentos óseos infantiles son frecuentemente confundidos con costillas de aves o pequeños animales domésticos.

Cuando la fragmentación ósea es de tal magnitud, que no hay rasgos anatómicos destacables, se debe necesariamente emplear otros métodos de investigación que permitan establecer si los mismos son humanos o no.

2. Morfometría: en caso de tener que diferenciar si se trata de un hueso humano o no en un fragmento óseo diafisario se puede obtener el índice medular.

El índice medular es la relación entre el diámetro del canal medular medido en el tercio medio de la diáfisis y el diámetro diafisario externo medido a igual nivel. Cuando el valor obtenido se encuentra entre 0.45 y 0.48 el mismo se corresponde con un fragmento óseo humano cuando supera los 0.50 es animal.

Esta regla tiene sus excepciones dado que al estudiar fragmentos óseos de subadultos estos presentan cifras ligeramente inferiores, compatibles con el índice de las aves.

3. Análisis bioquímicos: determinación de proteínas humanas en el material óseo dubitado. Este paso requiere la infraestructura básica de un laboratorio de análisis clínicos y da resultados con gran rapidez dado que se trata de reacciones de inmuno respuesta.

Asimismo existen anti sueros específicos para diferentes especies que permiten establecer con certeza el origen del material bajo estudio.

Las limitaciones del método están dadas:

a) Por la antigüedad del fragmento óseo, dado que a mayor tiempo de la muerte, el grado de conservación de las proteínas es menor; los mejores resultados se obtienen a menos de 10 años de la misma.
b) En los huesos quemados por las alteraciones de la matriz proteica secundarias a la exposición al fuego.

4. Evaluación microscópica: a diferencia de las etapas anteriores, en esta se requiere de un grado de infraestructura y conocimiento que a veces no se encuentra al alcance del investigador.
Los preparados histológicos de tejido óseo permiten determinar las características morfológicas y así poder establecer el diagnóstico diferencial

5. Estudio radiológico: la observación de la trama ósea de los huesos largos mediante la radiografía y la microrradiografía permiten la diferenciación entre hueso humano y animal dado la diferente densidad de los mismos.

6. Determinación de especie por medio de ADN: en la actualidad se puede realizar la determinación de especie mediante la extracción de ADN mitocondrial de hueso. Es requisito indispensable que el fragmento óseo no esté contaminado.
Si bien se trata de un método de probada eficacia, su costo y la infraestructura necesaria para su realización lo hacen un recurso de excepción.

7. Misceláneas: están descriptos otros medios de diferenciación como el sonido y el peso relativo. Como expresáramos anteriormente el hueso animal es más compacto lo que determina que en igual volumen el peso sea mayor y la percusión del mismo determine diferentes sonidos. Dada la carencia de especificidad y subjetividad esta metodología de diagnóstico debe ser descartada al momento de realizar una pericia.

Conclusiones
Si bien la diferenciación entre restos óseos animales y humanos resulta un diagnóstico sencillo cuando nos encontramos con esqueletos de adultos completos, no ocurre lo mismo con los mismos se encuentran fragmentados, quemados o son de subadultos.

Es por ello que la aplicación de una adecuada metodología de estudio como la presentada precedentemente permite establecer el diagnóstico de certeza que una pericia judicial requiere.

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Fuente de nota:

http://www.csjn.gov.ar/cmf/cuadernos/2_1_39.htm