Energía del cuerpo humano: una clave forense

Publicado en Medicina Forense

Energía del cuerpo humano: una clave forense

Según la tradición mitológica griega sólo las tres parcas que habitaban el infierno conocían con exactitud el instante preciso de la muerte. Átropos era la encargada de cortar el hilo de la vida del hombre, lo que señalaba el momento justo de su fallecimiento.
Es claro que para esta divinidad no existen los complejos problemas que hoy se presentan en la investigación forense mundial y que al decir del físico David Miranda, profesor de la Escuela de Física de la Universidad Industrial de Santander (UIS), se centran justamente en la dificultad para determinar con precisión el tiempo de muerte de un ser humano, lo que se conoce técnicamente como tanatocronodiagnóstico.

Así lo corrobora el médico Fernando Verdú Pascual en su libro Qué dice el forense, al expresar que uno de los grandes retos que se le presenta al profesional de la medicina legal y forense es establecer con exactitud el momento de la muerte de una persona.

Para esta labor el médico puede servirse de dos grandes grupos de signos, según Verdú: “En uno de ellos, primero en el tiempo, se reúnen los que derivan directamente del cese de las funciones vitales. El otro gran grupo está constituido por los llamados fenómenos cadavéricos, producidos por variables del medio ambiente alrededor del cuerpo que generan deshidratación y lividez cadavérica, entre otros”.

Como explicó el profesor Miranda, actualmente el tanatocronodiagnóstico se realiza mediante la evaluación de signos de muerte como la lividez, el enfriamiento, la rigidez o la relajación de los esfínteres “los cuáles dependen de diferentes variables físicas y químicas que no pueden ser controladas. Además, en este tipo de diagnóstico se requiere que haya transcurrido un cierto tiempo, que la muerte se produzca en determinadas circunstancias y se necesita personal especializado”.

Por estas razones, en el Grupo CIMBIOS (Ciencia de Materiales Biológicos y Semiconductores) de la UIS, surgió la idea de “instrumentar un método que, por un lado, permita determinar el tiempo de muerte en humanos y, por el otro, se realice en forma rápida con bajos costos y pueda ser utilizado por personal no especializado”, de acuerdo con Miranda. A lo anterior se suman las implicaciones jurídicas que se presentan en casos de muertes violentas o por inatención médica, pues según Verdú, “el conocimiento del momento preciso de la muerte va a permitir que se establezca un punto de partida en las investigaciones judiciales”, en consecuencia, el método sería de gran utilidad para peritos judiciales y médicos forenses.


Resistencia eléctrica VS flujo de vida

La premisa científica de la que partió el estudio dirigido por el profesor Miranda es que las propiedades eléctricas de cualquier tejido “cambian cuando éste muere, y estos cambios pueden ser medidos mediante una técnica conocida como espectroscopia de impedancia eléctrica”, anotó el docente.

Y es que como observó el médico Jorge Echeverri, coautor de la investigación, un claro ejemplo es la isquemia (proceso de muerte celular provocado por la obstrucción de flujo sanguíneo y suministro de oxígeno a un tejido) que conduce a cambios bioquímicos que varían las características eléctricas del tejido que no se manifiestan inmediatamente en éste. Sin embargo, estos cambios se pueden cuantificar con mediciones de resistividad eléctrica compleja.

Así, con la aplicación de la técnica de espectroscopia aludido y el desarrollo de un equipo diseñado por el Grupo CIMBIOS, se estudió el parámetro de resistividad eléctrica compleja, el cual está relacionado con el estado del tejido y la fisiología del mismo, informó Miranda. Cabe anotar, de acuerdo con el investigador, que la resistividad eléctrica compleja es una propiedad de la naturaleza que mide la oposición al flujo de corriente eléctrica por un determinado medio.

En otras palabras, según explicó a NOTICyT el profesor Miranda, “es como tener una tubería que se hace más angosta en una parte, entonces el flujo de agua se hace más difícil en esa parte del tubo y por supuesto el líquido disminuye, es decir, la tubería se resiste al flujo de agua. Esa oposición a la corriente del líquido se podría asociar con la resistividad y como se puede apreciar en esta analogía, la resistividad mide la oposición al flujo de una sustancia”.

La caracterización eléctrica producto del estudio de este parámetro se efectuó en tejido epitelial pos mortem de cuatro regiones: mucosa oral, mucosa ocular, región toráxico anterior y región inguinal.

Según los resultados obtenidos tras la medición, Miranda comentó que se pudo constatar que la parte real de la resistividad eléctrica disminuye a medida que aumenta el tiempo de muerte, “esto sugiere que medidas eléctricas en la mucosa ocular podrían utilizarse para la determinación de la hora de muerte en tiempos cortos desde el deceso”.

Así mismo, es de destacar que en el grupo de investigación se han adelantado otros trabajos con miras a la detección temprana del cáncer de cuello uterino, basada en la misma espectroscopia de impedancia eléctrica.

De esta forma, mediante la medida y caracterización de las propiedades naturales del cuerpo humano, en ese caso las eléctricas, es posible determinar con mayor precisión su propia muerte y, en otros casos, la detección de enfermedades para prolongar la vida.

Origen de nota:  
http://tux.uis.edu.co/cimbios/

Fuente:
http://www.universia.net.co/investigacion/destacado/energia-del-cuerpo-humano-una-clave-forense/resistencia-electrica-vs-flujo-de.html

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