Homoerotismo y discreción

Escrito por Administrador.

historias sociales de varones estilistas en el área metropolitana de Monterrey

Realizado por José Ángel Morales Rodríguez

 

 

Resumen: Este artículo sintetiza el trabajo de campo realizado con cinco varones estilistas del área metropolitana de Monterrey, intentando enfocar la investigación en los procesos de aceptación o rechazo por parte de sus familias en la elección de una profesión asignada tradicionalmente a mujeres, así como la vivencia cotidiana de prácticas y formación de identidades de una sexualidad no hegemónica.

 

 

 

 

Introducción

 

Los estudios sobre identidades sexuales de distintos colectivos —entendidos como grupos con características o intereses comunes— han recibido gran atención en épocas recientes en nuestro país. Desde la antropología se han hecho importantes estudios de campo sobre sexualidades disidentes en varones (González Pérez, 2003; Núñez Noriega, 1999 & 2009), pero podría parecer que acercarse a observar a los estilistas para estudiar a los varones homosexuales, daría como resultado un estudio estereotipado y que con él se estaría reforzando la creencia, ampliamente difundida por la televisión y otros medios, de que los homosexuales tienen un campo muy limitado en el que pueden desarrollarse profesionalmente: siempre cercanos a actividades artísticas, “frívolas”, y poco productivas. Sin embargo, el autor de este texto cree que si este estereotipo aún se construye de esa manera, es en parte porque el primer referente local que se tiene de una masculinidad no-hegemónica, el primero que las personas jóvenes tienen  al ir creciendo y observar que hay otros tipos de existencia sexual (Núñez Noriega, 1999), es el de aquel hombre que tiene su estética en la otra esquina de la calle. La peluquería está considerada como un espacio femenino, donde se permite y valora que las mujeres ocupen su inteligencia en atender  temas asignados a su condición de género según la cultura patriarcal, como saber vestirse, pintarse y decorarse (Moreno Segarra, 2012), y donde los hombres estilistas aparecerían desvalorizados, desde la masculinidad hegemónica, por entrar en estos escenarios.

En la revisión bibliográfica para este trabajo, se encontró que el tema de las relaciones entre homosexuales en las estéticas se abordaba desde un enfoque casi exclusivo de salud pública, considerando que en algunas estéticas se llevan a cabo actividades de prostitución masculina o transgénero. Si bien se trata de un tema en el que se deben generar respuestas, al tratarse en algunos establecimientos de un problema de salud que puede poner en riesgo a las personas que ejercen la prostitución y a quienes la consumen, es cierto que también se podría correr el riesgo de ejercer, desde la academia, una forma de discriminación al ver en los estilistas a personas de las que hay que protegerse o mantener bajo vigilancia epidemiológica.

Igualmente al buscar en el acervo de tesis de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), hubo escasa investigación del tema fuera de la Facultad de Psicología, donde no había trabajo etnográfico, sino muestras cuantitativas que todavía intentaban encontrar las variables concurrentes de la homosexualidad (Díaz Comelloso, 1980). Dicho enfoque, el de las “causas”, considera a la homosexualidad como una problemática exclusivamente de salud, porque si se buscan las causas, lo que el discurso dice es que también se está buscando cómo tratarla o prevenirla (Castañeda, 1999).

La orientación sexual y la identidad sexual son dos dimensiones que se encuentran presentes en la sexualidad humana; la primera es una dimensión que permanece oculta a la vista, por ser un sentimiento de atracción sexual y afectiva hacia las personas de uno u otro sexo. Por otra parte, la identidad sexual se refiere a la aceptación plena de la orientación sexual y la vivencia en concordancia a esta decisión; es una vivencia pública, social, y determinada históricamente (Castañeda, 1999). Éste es un estudio que trata sobre identidad sexual homosexual, pues en su elaboración se incluyeron preguntas que requieren que el sujeto tenga consciencia de las decisiones que ha tomado y su actuación con respecto a ellas.

La génesis de esta investigación ocurrió después de la lectura de un libro de Mario Bellatin (1999) y de haber visto una película de René Peñaloza Galván (2012). En ambos trabajos artísticos se ven dos miradas distintas a un mismo escenario, por lo que el autor creyó que sería interesante dirigir la mirada etnográfica a las estéticas, peluquerías o salones de belleza —todos estos nombres utilizados por los sujetos de estudio para nombrar sus establecimientos. También en la revisión bibliográfica, Marina Castañeda (1999) escribe que los estudios de género no se exportan con facilidad, pues al ser el género una variante que se configura de manera particular en las distintas sociedades, es necesario que se estudie dentro de un contexto amplio de relaciones sociales, en un momento histórico específico.

 

 

Descripción de la metodología

 

El trabajo de campo necesario para los propósitos de esta investigación, se llevó a cabo durante los meses de agosto a noviembre de 2012 en municipios del Área Metropolitana de Monterrey (AMM). Se llegó a los estilistas por medio de redes de amigos que sirvieron de porteros al autor de este artículo, quien presentó el trabajo como una serie de entrevistas con el objetivo de conocer el oficio de estilista cuando éste es ejercido por varones, así como las relaciones sociales con su comunidad. Se utilizaron las técnicas de entrevista a expertos, entrevista a profundidad y entrevista episódica, esta última dirigida al momento de su vida en que decidieron empezar con la profesión. Las técnicas para la preparación, realización y codificación de estas entrevistas se tomaron de U. Flick (2007).

En un primer momento, se había pensado en el método de la historia de vida, por no contar con investigaciones previas que sirvieran de base para pesquisas más puntuales (Núñez Noriega, 2009, p: 17), pero se decidió por el método de la historia episódica como un gesto de prudencia por parte del investigador al entrar a un campo que casi no ha sido trabajado. Y, al entender la entrevista episódica como una versión breve de la entrevista narrativa —o historia de vida— por centrarse en un momento específico de la vida del sujeto (Flick, 2007), se procedió a titular este artículo como «historias sociales», pues lo son en tanto que dan la oportunidad de «conocer las fuerzas familiares, comunitarias, regionales y nacionales que condicionan las vidas de los sujetos a entrevistar» (Núñez Noriega, 2009).

Las entrevistas realizadas tuvieron lugar en los establecimientos, en los casos en que los sujetos eran «sus propios jefes», y en lugares públicos para los casos en que los sujetos trabajaban para alguien más. Por petición de los estilistas que fueron entrevistados en sus establecimientos, las entrevistas se llevaron a cabo en horarios que no interfirieran con los de mayor afluencia de clientes, pero también se realizó observación participante cuando había clientes presentes, con la finalidad de descubrir la forma en la que interactuaban con su clientela. La recopilación de la información se llevó a cabo mediante notas de campo y grabadora, cuando fue posible. Las entrevistas tuvieron una duración de 3 horas como mínimo y 6 como máximo; también las pláticas informales fueron transcritas en el diario de campo, y posteriormente utilizadas para la elaboración de este reporte. A continuación se presenta una tabla en la que aparecerán los cinco perfiles de los sujetos entrevistados.

 

 

AliasEdadPerfil de ingreso a la profesión

Ulises50 añosTerminó su carrera profesional, pero no quiso viajar al estado al que le asignaban para trabajar, por lo que entró y terminó sus estudios en una academia de belleza.

Cris39 añosTerminó la secundaria, tuvo un año sabático, y entró a una academia de belleza que conoció por un volante que llegó a su casa.

Julio32 añosTerminó estudios en licenciatura y luego un curso de belleza, trabajó un par de años para una institución gubernamental en la que tuvo algunos problemas, por lo que regresó a trabajar de estilista.

Carlos25 añosEstudió una carrera técnica en el ramo de la salud, pero “no era lo suyo”, por lo que estudió un año en una escuela de belleza y empezó a trabajar para alguien hasta que juntó dinero para abrir su estética.

Pepe20 añosTerminó la preparatoria y tuvo diversos trabajos, hasta que pasó enfrente de una estética donde solicitaban un ayudante. Entró casi sin conocimientos previos y sin formación académica. Tiene un año en el mismo establecimiento.

 

 

Para la elección de los que serían los informantes, se buscó que éstos cubrieran un rango amplio de edades para abarcar una mayor diversidad en sus respuestas. Los cinco son solteros, de clase media baja, tienen como principal medio de sustento su trabajo en la estética, hicieron estudios relacionados a su trabajo (a excepción del más joven) y han tenido o tienen relaciones homoeróticas sexuales o afectivas.

Ya que la orientación sexual es una variable oculta, tuvo que realizarse en primer lugar un acercamiento a los sujetos para ofrecerles la entrevista y, una vez que, entrados en confianza, en medio de la plática surgía por ellos mismos un comentario sobre las personas que les atraían, esta información tenía que hacer referencia a prácticas sexuales homosexuales para que los sujetos pudieran seguir dentro de la investigación. Así, dos sujetos que no aparecen mencionados en este informe, quedaron descartados. Nunca se hizo la pregunta directa, por considerar que es una pregunta indiscreta y hasta discriminatoria. Sobre los dos sujetos descartados, la justificación está en que esta investigación trabajó con personas en las que el estereotipo de trabajo y orientación sexual fueran coincidentes, no para continuar con el estereotipo, sino para hacerlo a un lado y darles voz para que expongan por ellos mismos sus visiones de la vida. 

 

 

Exposición de resultados

 

Familia

Como para casi la totalidad de los hogares mexicanos, la familia es la institución que ejerce mayor influencia en la vida de los sujetos. Todos los entrevistados expresan tener buenas relaciones con su familia, a excepción del más joven, quien dejó su casa al terminar la preparatoria. Aunque es preferible hablar de relaciones cercanas, considerando la información con que se cuenta y para no emitir juicios de valor, las cuales se manifiestan por lo siguiente: el grupo de entrevistados realiza un aporte al gasto familiar, siendo en algunos casos el principal sustento de su familia o de alguno de sus miembros más jóvenes; sus negocios estuvieron o están ubicados en la parte frontal de sus domicilios familiares, de donde incluso los estilistas tomaron parte del mobiliario e inmobiliario de la casa cuando empezaron con sus trabajos (sillas, espejos, sillones, una habitación completa, etc.); en los casos en los que la estética estaba separada del domicilio, el establecimiento se ubicaba a máximo 100 metros del hogar de algún pariente consanguíneo, o se encontraba en un casa que había sido propiedad de alguno de los padres; la figuras de la madre y el padre fueron mencionadas abiertamente por los entrevistados en varios momentos.

A pesar de la cercanía y la confianza, y de que en toda la historia de México únicamente el Código Penal de Tamaulipas del año 1956 imponía una pena para las personas del mismo sexo que tuvieran «ayuntamiento carnal» (Romero Hernández, 1999), persiste una tendencia a relacionar las prácticas homoeróticas con una conducta delictiva, incluso dentro de la propia familia:

«Y le dije, es que así y asá, y me dice “es que tú eres mi hijo, así fueras un drogadicto o fueras un ratero yo te voy a querer”». (Cris narrando la conversación con su padre, cuando confesó a éste su preferencia sexual en su adolescencia)

 

Comunidad

Al ser la estética un lugar al que personas de cualquier sexo y edad pueden asistir, resulta interesante cómo ellos piensan que deben modificar su conducta para que su presencia no sea percibida como agresiva o transgresora. A pesar de los cambios que han tenido lugar en este país, se percibe a la homosexualidad como algo que transgrede la norma, y que por lo tanto debe tratarse con precaución para que no afecte la mente de las personas, sobre todo de la juventud. Esta medida precautoria es asumida por los mismos homosexuales, quienes intentan entrar en ella y juzgar a los que no la cumplen:

«Yo aquí me he ganado la confianza de todos mis vecinos porque saben que yo nunca he andado haciendo cosas que no debo, y mucho menos perjudicar ni inducir a, por decir a sus hijos, a hacer cosas malas». (Cris)

«Aparte pues tenía 17 años, pensaba diferente. Él era un chavo, mmm... grotesco. Porque yo también soy gay, pero él estaba chavo, traía otras ideas, que a lo mejor a la gente que viene no le va a parecer que esté alguien así». (Carlos, hablando sobre su ex-empleado)

En estas dos citas, Cris, quien tiene toda su vida viviendo en la misma colonia donde se ubica su estética, refiere que su comportamiento se amolda a lo que sus vecinas exigen de manera implícita o explícita, con la sanción moral, por lo que logró ajustar su conducta y recibe la aceptación de ellas, cosa que no logran otros estilistas de su misma colonia. También Carlos «se cuida» a sí mismo y a su establecimiento, pues cuenta que tuvo que despedir a uno de sus empleados, al que le daba oportunidad de entrar vestido como hombre y salir con ropa de mujer al terminar el turno, pues consideró que el joven daba una imagen que no era favorable para la estética, y tenía miedo que otras personas pensaran que «todos en esa estética son así» (Carlos).

 

Relación con el espacio

Esta relación es más cercana en los casos en los que la estética les pertenece, pues pueden tener un mayor control en lo que sucede en ella. En algunos casos, incluso se han practicado relaciones sexuales, mientras que en otros casos manifestaron la posibilidad de hacerlo si se presenta la oportunidad. No se ejerce la prostitución en los establecimientos visitados, por lo que las relaciones se tienen solamente con algunos clientes que se presentan y son del agrado de los estilistas y sin recibir remuneración.

Se observa entonces que la estética es como un escenario, una posibilidad de plasmar la personalidad del estilista, donde existe un cambio en el comportamiento de éste en la estética y lo que realiza con su familia. Comprado con otros empleos donde puede existir discriminación, en la estética pueden ser y comportarse como ellos desean, por lo que se vive una relación muy especial con el espacio:

«...yo llego a mi casa y como que se me desconecta el switch, como que se me apaga el switch, como que ya no hablo, no sé si me explique». (Carlos)

«A veces los domingos tengo cerrado y viene alguien y le corto el pelo, pero me quedó aquí porque yo digo que es como mi cueva, mi refugio». (Cris)

También en otra ocasión, se observó que Julio realiza los cortes haciendo pausas antes, durante y después de su trabajo. En una tarde, una cliente y amiga estuvo platicando media hora con él antes de solicitarle un trabajo, el cual era mínimo; durante el arreglo personal Julio contestaba el teléfono, mandaba mensajes, se quedaba viendo la tele, entre otras distracciones; al terminar, la cliente estuvo sentada, platicando sobre otros temas con Julio, quien sacó una cámara y estuvo tomándole fotos con una pared blanca de fondo de manera improvisada. La cliente duró fácilmente tres horas en la estética.

 

 

 

Tres estereotipos vividos sobre la homosexualidad

 

Estereotipo homosexual-promiscuidad

En las siguientes citas, se aprecia esta percepción que relaciona a la homosexualidad con la promiscuidad, la cual nunca se asume como característica constitutiva, sino que se dirige al otro o es ese otro el que la señala. Es posible que, como ninguna práctica sexual homosexual persigue fines reproductivos, la promiscuidad se sigue representando como característica de los homosexuales.

Cris nos menciona que ha dejado de ir a los antros porque otros homosexuales lo ven como una competencia, por lo que genera hostilidad con su sola presencia, lo que sirve para ver el vínculo que se hace entre homosexualidad y promiscuidad o también con prostitución:

«Siento el ambiente muy pesado, porque, hay muchos jotos de esos que andan drogados, y como se dedican a andar a la prostitución, y luego, ven gente que casi no va, y se la quieren hacer de pedo porque piensan que vas a quitarles los clientes». (Cris)

Y Julio menciona que tiene problemas con su actual pareja, 20 años menor que él, porque éste quiere irse a vivir cerca de él, pero tiene algunas dudas sobre tanta cercanía:

«No creas, le pienso en traérmelo a vivir acá, porque aquí en la colonia hay muchos jotillos y se los va a coger a todos». (Julio)

La última cita se trata del caso, que más adelante será detallado, en que Cris menciona un intento de abuso por parte de un vecino, hace algunos años. Es importante mencionarlo no como una curiosidad o hecho aislado, porque también Carlos tiene un vecino con el que suele lidiar, el cual acostumbra hacerle insinuaciones sexuales que Carlos rechaza, y que casi siempre se presenta en su estética en estado alcoholizado.

«Le dije: tú debes de respetar mi decisión.”No, es que tú para eso estás”, me dijo». (Cris)

 

 

Estereotipo trabajo-orientación sexual

Estos fragmentos de entrevista, giran en torno al estereotipo asumido por ellos mismos que relaciona a su profesión como siempre relacionada con prácticas homoeróticas. 

«Me hubiera gustado haber estudiado saliendo de la secundaria, yo creo, porque sí hubiera tenido más oportunidades. Pero, este trabajo era como que ya bien definido para las mujeres o para los chicos gays, jaja». (Julio)

«Mi mamá me decía “eso no es para ti, hijo; eso es sobre todo para la mujer, no para el hombre”. Ella creía que a lo mejor no la iba a hacer por eso, y quería que me metiera de contador o enfermero». (Cris)

Por eso, cuando se presenta un «caso atípico», propios y extraños parecen confundidos, pues para ellos el trabajo también conforma parte importante de la identidad sexual:

«Tenemos un conocido que está casado y por más trampas que le pusimos, nos dice “¡que no soy joto, entiendan!”. Porque si se les hace raro que un hombre heterosexual estudie eso». (Cris)

 

 

Dinámicas de aceptación y rechazo en temas de relevancia actual

 

Como ya se dijo, nunca existió una ley que prohibiera las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo; sin embargo, en Nuevo León la hostilidad por parte de la policía ha sido constantemente denunciada por parte de la comunidad LGBTTTI; tanto así que una institución policial, la policía municipal de Monterrey, recibió un «premio» por ser una institución homofóbica, al detener arbitrariamente a personas con “apariencia” de homosexuales (El Porvenir, 2012). Pero en este caso, el trato con la policía también puede tener matices, aunque sea en una escala muy pequeña, que aún no genera cambios reales en la situación de las personas con sexualidad divergente. Cris nos comenta el caso de un vecino, que estaba a unos días de casarse con una mujer, el cual intentó agredirla  después de que no aceptó tener relaciones sexuales. Al retirarse del lugar, Cris se topa con su amigo policía municipal y éste va a la casa del hombre agresor para decirle:

«“¿Pues no andabas ahorita muy verga? Y órale, súbase a la patrulla porque lo voy a llevar por andar acosando al joto, al cabo si ya sabe que es joto pero si no quiere, por qué a huevo”». (Policía municipal)

Otro de los informantes expresó su opinión sobre los matrimonios homoparentales, cuando en la plática entró el tema de la paternidad del cantante Ricky Martin. Manifestó así su rechazo a este tipo de uniones:

«No es lo mismo que digan "mi tío el joto", a que digan "mi papá el joto"». (Julio)

 

 

Relación del sujeto con su grupo de iguales y su grupo de vinculación erótica

 

«Bufar»: una práctica recurrente entre el grupo de iguales

Este verbo aparece en los diccionarios con otra acepción, pero entre el habla de ciertos grupos de homosexuales hace referencia a un intercambio de insultos o frases que menosprecian la apariencia física o el historial sexual (con datos reales o ficticios) de otra persona. Algunas veces va acompañado de movimientos del cuerpo, estereotipados y de confrontación, pero sin contacto. En González Pérez (2003) aparece una descripción de la misma práctica, pero con el nombre de «perrar», y dice que al ser usado tanto para interactuar con amigos como para amedrentar a enemigos, se considera que tiene una finalidad tanto lúdica como agresiva. Tal vez sea posible hacer una analogía de esta práctica con el intercambio de albures en la masculinidad tradicional mexicana. Aquí un breve ejemplo de cómo se presenta, aunque con las limitantes del texto, que no recoge las inflexiones de la voz:

—Sí, yo dije que te ves bien machín, que te ves bien fuerta, que pareces Konan Big.

—Qué mal amigo eres, sabes lo que yo me esfuerzo por parecer mujer. [Se trata de una mujer transgénero]

—Tú sabes que te lo digo jugando, ya no tienes 15 años, se te debería de resbalar todo lo que te diga yo o cualquier persona, por los dos años que anduviste de puta.

(Conversación entre Carlos y Anabel, narrada por Carlos)

«Así nos hablamos, yo le digo “feo” o "negro". El apodo se lo puso un amigo que está más feo y más negro, pero él sabe que no es de pleito, pues» (Cris)

 

El poder de la discreción con el grupo de vinculación erótica

Las siguientes tres citas nos muestran la forma en la que los informantes describen su relación con el grupo de personas con las que se relacionan de manera erótica. La categoría análitica se construye a partir de lo dicho por Carlos en una conversación: «estaba en una fiesta con mi grupo de amigos... y enfrente estaban los otros chavos, los que no son como yo». Ese grupo de sujetos son otros homosexuales, pero que con su apariencia, gestos y acciones no ponen en riesgo la identidad masculina que supuestamente debieran de tener todos los hombres por ser hombres. Este tipo de hombre, el que conserva sus atributos masculinos, fue el que se presentaba como más, o exclusivamente, atractivo para el grupo de sujetos estudiado. A continuación se expone la manera en que se viven estas relaciones afectivas:

«...yo lo veo que para ellos es como una fantasía que tienen, que también para ti puede ser, pero nomás eso, no como llevarlo a una relación, de alguien que vaya a estar contigo en tu casa, siempre que lo necesites». (Carlos, sobre las relaciones sexuales con ellos)

«...ay, ¿pero cómo crees que iba a andar contando eso [la relación afectiva entre ellos]. Yo no lo iba a quemar con la racilla, aunque bueno, ni modo que lo fueran a chingar al panteón. Pues ya para qué si ya estaba muerto». (Ulises, sobre su relación con un ex-amante asesinado por la delincuencia organizada)

«Y yo los chavos con los que he estado, que son de aquí de la colonia, me dicen: “ay es que me gusta que tú nunca andas contando nada”». (Cris)

Aquí se aprecia una gran valoración por el secreto, pues sus parejas sexuales suelen entrar en las categorías de bisexuales ocasionales, hombres que tienen sexo con hombres (HSH) o también homosexuales «de clóset», quienes no pocas veces acaban por formar una familia con una mujer. Los estilistas estudiados aquí aceptan que muchas de las relaciones con los varones de su colonia no van a extenderse en el tiempo, pero esto no se ve como algo trágico ni mucho menos.

 

 

 

 

 

Conclusiones o vetas de investigación

 

Ya que casi todos los entrevistados eran jefes y no empleados, puede verse cómo tienen la posibilidad de que la estética como establecimiento plasme la personalidad del estilista en el espacio; ellos pueden decidir el uso que le dan al local. Aun así, queda como peso sobre esta decisión lo que las y los vecinos puedan pensar, pues es un espacio abierto que sigue estando bajo una mirada que busca controlar los comportamientos sexuales que puedan presentar riesgos para el orden establecido. En realidad no genera gran problema pues dicha «expresión de la personalidad del estilista», está mediada por el interés económico, con lo que la sexualidad riesgosa para el sistema patriarcal se homeopatiza para entrar en lo permitido, funcionando como válvula de escape temporal a los varones que quieren experimentar una relación homosexual, ya sea como escarceo o más duradera.

Sobre los sujetos de estudio pesa con un poco más de fuerza el hecho de que hay cierta necesidad de retribuir económicamente a la familia, que se da en todos los casos, menos en el más joven, que ya no vive con sus padres, pero sustituyó a la figura materna con una tía, a la que visita muy seguido. Para que el grupo familiar gane cohesión, como una forma de distinguirse ante los demás vecinos, se presenta también un tipo de homofobia hacia otros sujetos homosexuales que distingue entre "yo" y "los otros" (los no productivos, los promiscuos). Ésta se configura en la creencia de que hay una manera aceptada de ser homosexual y otra que no lo es.

El grupo de varones estilistas que fue entrevistado, parece estar de acuerdo con el lugar que la sociedad les asigna. Lejos están, geográficamente, las luchas por los derechos de las minorías sexuales, considerando que el centro del país sigue siendo punto de referencia. No hay una sensación de aspiración a los beneficios que otros contingentes exigieron,  ni mucho interés por estos derechos —matrimonio igualitario y adopción— ni por los aspectos políticos de la lucha por la inclusión de temas de las minorías sexuales en las agendas de los partidos políticos. 

 

 

 

 

 

 

 

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